Emma tiene 16 y vive con su papá Marcos de 48 en una humilde casa en el Delta del Tigre. Su relación está marcada por la pérdida de su madre cuando era chiquita, lo que generó un compromiso vincular que el patriarcado lleva a límites extremos que arruinan vidas. En el colegio Emma ensaya una obra de Shakespeare, que despierta el sueño de viajar a Londres a representarla a partir de un intercambio cultural con Inglaterra. Padre e hija deberán separarse, aunque sea por un tiempo, un drama que la decisión desacertada puede convertir en tragedia. De ese periplo interno y emocional da cuenta El viaje de Emma, la película de Germán Vilche que en su elenco tiene a Luis Ziembrowski interpretando a Alfredo, especie de hermano mayor al que recurre Marcos en busca de la palabra indicada en el momento preciso.
“Lo primero que se me cruzó en la cabeza fue salir de la Capital para ir a filmar al Tigre: era la pandemia; irnos, irnos de los bichos -cuenta Luis Ziembrowski sobre lo primero que pensó cuando recibió la propuesta de participar en el film-. Segundo me gustó la idea de que ya había filmado en el Tigre alguna vez, una película muy intensa, Sudeste (2002). Pero la convivencia en el Tigre era muy interesante, estar ahí, filmar, vivir, estar rodeado de agua, de ese silencio, esa temperatura, esa humedad. Me gustaba mucho la idea. Y encima en una historia de iniciación en relación a la separación de una hija con un padre, y hacer un personaje un poco puente, contenedor, me atraía.”

Y eso en una película que pone como sueño, como objetivo de la protagonista y de los jóvenes en general, irse: el sueño de dejar el país aparece como el más preciado para los que llegaron a la Argentina más recientemente. “Cuando se pone peliagudo, sí. Emma vive en una especie de burbuja, el Tigre es una burbuja, es otro planeta: otras reglas, otro andar, calles, tiempo. Y como siempre pasa en pueblos chicos, querer levantar vuelo. Ahí también hay un trasfondo en la historia con el padre, y para ella es más difícil. Pero sí, la historia de este país se vuelve a repetir y esta vez con una velocidad, con un aceleracionismo al palo. Y en unos meses, antes del cierre de listas, es posible que la pongan presa a Cristina, así que todo puede pasar. La represión está al palo; todo está indicado para que los hijos se vayan a la mierda. Más que un sueño es salir de la pesadilla.”
En el caso de Ziembrowski por el momento esa situación no se da por dos motivos. “Ellos tienen sus estudios, tienen su vida, pero siempre está el fantasma. Y yo tengo problemas para sacar el pasaporte europeo y eso también los dificulta a ellos. Entonces también empiezan los vericuetos. Las colonias son así: estábamos en la mira del famoso patio trasero, Europa está olvidada, queriendo ningunearla, todo se está recomplejizando con un psicofascismo a ultranza.” La risa del periodista que felicita la calificación de psicofascismo lo lleva a agregar: “Es de mi amigo Gabriel Reches, mi colega y codirector de mi documental; amigo y poeta.” Y sigue y agrega para ilustrar el estado de situación del cine. “Ahora la Biblioteca Nacional inauguró una hermosa muestra de Literatura y Cine y hace dos semanas atrás se conmemoraron los 15 años del estreno de Aballay: todo estamos para atrás porque no tenemos cine para adelante; las plataformas de cine estatales se las conchabó este Adorni y seguramente las va a convertir en sociedades anónimas o no sé qué. Mientras tanto estamos esperando poné la fecha la puta que te parió, y cuándo salimos a resistir de posta. Los miércoles se está produciendo pero no sé se alcanza sin una conducción. Y la verdad es que ahí no se entiende lo que pasa. Estamos en ese plan de resistir pero ese plan va tan lento que van a vender cada pedazo de pasto que hay acá.

Pero mientras la del conjunto se arma, está la propia, ese rebusque que forma parte de esa resistencia general porque mantiene vital y en forma para cuando llegue el momento. “Estoy dando clases, cosa que no hacía desde hace 25 años y arranque el año pasado. También doy charlas sobre actuación en la provincia de Buenos Aires, armé una línea de tiempo de esta charla que llamé No hay lugar para la muerte; cosas que me hacen pensar, reflexionar, estudiar y eso me posibilita estar vital. Pero no tengo ningún berretín. Hay gente que conozco que hace muebles, o tiene la capacidad gastronómica como para poder sobrevivir ahora cocinando para fiestas en vez de ir a manejar un Uber. Esto está dando vuelta, tengo muchos colegas que están muy preocupados, muy en el borde, es un hecho.”
Como toda charla de hoy en día, eso que la ciencia social llama cosa pública -muy diferente a la exhibición mediática de la intimidad- se mete una y otra vez para advertir que mientras no se estabilice y tomo un rumbo más o menos certero la propia existencia no estará en paz. En el caso de la actuación, la fluctuación laboral inherente a la práctica dota de otra gimnasia, una habilidad particular que, sin embargo, no alcanza. “Hoy estamos en un momento de vacío que se produce cuando la falta de trabajo se extiende. Y estamos ahí porque hay muy poco audiovisual. Cine casi no hay, está prácticamente anulado sobre todo para la cantidad de actores y de técnicos que hay. Y se están haciendo muy pocas series. Hay una o dos que se arman y ahí en general son llamados los mismos que ya confirmaron. Esa cuestión ahora está más en el tapete pero la considero desde siempre. Hace muchos años en un librito sobre cine, la mujer de Godard (probablemente Anne Wiazemsky) decía que la actuación tiene algo prostibulario: el actor es llamado para hacer lo que ya confirmó que sabe hacer. Y eso está pasando mucho en relación a este momento, más que nada en las plataformas. Hay que ver cómo nos adecuamos o nos retiramos al Tigre, amigo, de vuelta (risas).” Y cierra recordando una escena en la que Vilche le pidió “estar en bolas, muy chiquito, lejos: ese segundo de volver a las fuentes, sólo la existencia y el planeta Tierra”.
-Existir en vez de funcionar.
-Exactamente. Ése es el título de la nota (nuevas risas).
El viaje de Emma
Dirección: Germán Vilche. Guión: Germán Vilche / Federico Arzeno / Adrián Caram. Con Luthien Ramos, Sebastián Arzeno, Luis Ziembrowski, Lautaro Murray, Lautaro Murray, Julia Azar. Estreno jueves 20.