Ante numerosas gobernantes y dirigentes del mundo, el nuevo presidente del Uruguay, Yamandú Orsi, juró ayer ante la Asamblea Legislativa junto con la vicepresidenta, Carolina Cosse, con la promesa de “construir un Uruguay mejor” y con un discurso que mantiene vivo el debate en la región y es la antítesis de las expresiones de extrema derecha que se imponen en parte del mundo y se potencian desde la actual Argentina. En su jura, Orsi, tercer presidente uruguayo del Frente Amplio, destacó el diálogo y condenó los “fundamentalismos” y la “antipolítica”. Dejó en claro que su intención es gobernar contra las desigualdades, a favor de la expansión del trabajo y la producción, el medioambiente, la ciencia y los acuerdos. Sobre esto último, dedicó varios tramos a destacar la capacidad de diálogo de la clase política uruguaya.

Adelantó que entre sus propuestas en materia de relaciones exteriores buscará avanzar en acciones y acuerdos en el Mercosur y trabajar por el reforzamiento de la Celac. Orsi dejó en claro que su agenda estará vinculada con la ampliación de derechos, la protección al pueblo trabajador, el cuidado del agua como recurso vital y codiciado, y la generación de políticas ante el cambio climático. Se pronunció a favor de “reconstruir la convivencia” y en ese sentido habló de combatir fuertemente el delito pero advirtió que para ello se deberá atacar “las múltiples causantes de la violencia”, entre las que destacó “el narcotráfico y el lavado de activos”. Para ello comprometió la colaboración de “los países hermanos”. Orsi afirmó que esta vuelta al gobierno de su espacio político, tras el período de cinco años del conservador Luis Lacalle Pou, no es “con la verdad revelada, ni tampoco con el afán de cobrar cuenta alguna”, pero sí, dijo “con la certeza de que las causas de un pueblo no admiten la menor demora”. En ese sentido destacó que una de las deudas sociales que enfrenta es la pobreza infantil, la que prometió combatir con especial énfasis, y aprovechó el contexto para criticar los actuales discursos de “libertad” que también circulan en el Uruguay. “¿Qué libertad puede ejercerse en medio de la desigualdad colectiva?”, se preguntó. “La buena salud de la democracia –aseguró– está asociada al logro de ciertos estándares de bienestar. Los gobernantes están para mejorar la vida de los orientales. La única ambición es la búsqueda de la pública felicidad”.

Foto: Presidencia República Oriental del Uruguay

Orsi, profesor de historia de 57 años, casado y con dos hijos adolescentes, fue gobernador durante diez años del departamento de Canelones y asumió la presidencia a 40 años del regreso de la democracia al Uruguay, tras la dictadura que se impuso entre 1973 y 1985. Fue una oportunidad para que Orsi abriera su discurso recordando que aquella época sangrienta y de “saqueo” produjo “secuelas que continúan hasta hoy”, por lo que se mantiene “intacto el compromiso con la libertad, la verdad y la justicia”. En otro tramo que fue muy aplaudido aseguró que la democracia plena se logrará “el día que todas las familias uruguayas sepan dónde están sus familiares desaparecidos”. En esa línea, el presidente se encontró en su trayecto desde el Palacio Legislativo hacia la Plaza Independencia con las organizaciones de familiares, momento en que rompió el protocolo para bajar del auto oficial junto con su compañera de fórmula para acercarse al grupo que portaba carteles e imágenes de los desaparecidos.

Fueron también muy aplaudidas sus referencias a los presidentes que gobernaron el Uruguay en estos 40 años ininterrumpidos de democracia, con especial agradecimiento a sus referentes partidarios, entre ellos el fallecido expresidente Tabaré Vázquez y José Mujica, presente en la ceremonia. Orsi destacó en ese sentido la capacidad de diálogo de la dirigencia de su país, en lo que llamó una “amalgama plural de convivencia que aún despierta asombro en el mundo”, y afirmó que Uruguay es “un país de alternancia en el poder, de acuerdos, en que la confianza sigue siendo una garantía para el funcionamiento”. Y reivindicó a los partidos políticos “en tiempos donde proliferan las expresiones de antipolítica, los fundamentalismos y los discursos excluyentes”, señaló.

Foto: Presidencia República Oriental del Uruguay

A tono con su impronta ambientalista, el presidente realizó los trayectos oficiales al Palacio Legislativo y luego hasta la Plaza Independencia para recibir la banda de manos del presidente saliente, a bordo de un auto completamente eléctrico, un Hyunday Unique 5, ante una multitud que se agolpó en la avenida Libertador, de Montevideo, pese al clima inestable y anuncios de lluvias. La cena de honor fue para los mandatarios visitantes. Entre ellos se encontraban los presidentes de Chile, Gabriel Boric; Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; Paraguay, Santiago Peña; Bolivia, Luis Arce, y Colombia, Gustavo Petro, que compartieron palco con el Rey Felipe VI de España y el secretario general de la OEA, el también uruguayo y excanciller Luis Almagro. Por Centroamérica y el Caribe, asistieron los presidentes de Honduras, Xiomara Castro; Panamá, José Raúl Mulino; Guatemala, Bernardo Arévalo, y República Dominicana, Luis Abinader. También estaban los mandatarios de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, y de Armenia, Vahagn Khachaturyan. El presidente argentino aprovechó la ocasión de su presentación ante la apertura de sesiones ordinarias del Congreso para no asistir a la asunción del presidente de izquierda. 

Principales medidas

Según los anuncios realizados y la plataforma electoral de su propuesta, el gobierno del tercer presidente frenteamplista del Uruguay buscará un «cambio seguro» que acelerará el crecimiento económico con «igualdad» y fortalecerá la protección social. Convocará a un «diálogo social» para debatir sobre el sistema de seguridad social, con el objetivo de establecer nuevamente una edad mínima de jubilación de 60 años, revirtiendo los 65 años establecidos por la reforma del gobierno saliente.

Desarrollará políticas sociales dirigidas a la primera infancia, la juventud y familias en situación de vulnerabilidad social, con el objetivo de «igualar oportunidades». Se prevén impactos directos en la reducción de la pobreza infantil y la mejora de las condiciones de vida de los sectores más vulnerables.

Orsi prometió luchar contra el narcotráfico, la delincuencia y la corrupción a través de la incorporación de 2000 nuevos efectivos policiales, elevar la cantidad de cámaras, instalar comisarías móviles y crear un Sistema Integral de Lucha Contra el Crimen Organizado y el Narcotráfico.

Se comprometió a no aumentar impuestos y plantea reformular los incentivos tributarios y proteger a la industria nacional a través de las compras públicas. También pretende que un hito de su gestión sea la modernización del sistema de transporte metropolitano (donde vive la mitad de la población uruguaya) que permita una reducción drástica de los tiempos. En materia de ciencias, creará la primera Secretaría de Ciencias que dependerá de la Presidencia, con la intención de convertir a su país en un “referente” en el área.