Y en 10 días se viene Donald Trump

Y vociferando a los cuatro vientos, y por altoparlantes, dice que se quiere quedar con México, Canadá y recuperar el Canal de Panamá, el que se atrevió a devolver Jimmy Carter, un Presidente norteamericano peculiar, de otra época, que tuvo una Secretaria como Patrice Derián.  Lamentablemente para Donald, en México acaba de ganar las elecciones Claudia Scheinbaum, sucesora digna del gran AMLO. Una sucesión internamente poderosa políticamente.

No serán fáciles las próximas semanas para Latinoamérica. El gran sapo lenguaraz que asume en poco más de diez días el gobierno norteamericano necesita una gran fanfarria política y algún triunfo rimbombante para ponerle una pantalla engañosa a lo que se viene. Le guste o no a los yonies, Donald Trump viene a negociar la derrota de la OTAN (lease norteamericana) en Europa, y sobre todo en la disputa geopolítica por la hegemonía mundial, frente a la alianza ruso-china. No es casual que más de la mitad del mundo conocido corre a ponerse bajo el paraguas de los BRICS. Menos Milei, ya lo sé.

Una suerte de Yalta II se prefigura en el horizonte con la diferencia de que al terminar la II Guerra Mundial, EEUU consolidaba al capital imperialismo e iniciaba la más cruel pero formidable etapa de su historia. Hoy el capitalismo, tras la etapa de la globalización de cuño norteamericano, vive su fracaso y decadencia inexorablemente. La burbuja financiera se pinchó y ni siquiera funciona el parche bélico. El misil hipersónico ruso terminó de perforarla y sus esquinas son como abono para el crecimiento entusiasta de los BRICS.

Menos en Argentina gracias Milei. Ya lo sé.

Mientras no llegue nuestro momento y decidamos voltear a este, nuestro verdadero enano fascista, acomodémonos en la platea para ver los últimos rounds de esta sangrienta pelea. Trump tiene que disfrazar, encubrir, la verdadera esencia de su rol de firmante de los papeles  de la derrota, por el de héroe de la lucha por la paz y la producción norteamericana. Su verborragia bélica quedará solo al servicio de su papel de gendarme del patio trasero latinoamericano. Canadá, México y Panamá están verdaderamente amenazados y sus últimos disparates verbales parecieran indicar que allí estarán los límites de su retroceso. Un corralito americano. Doctrina Monroe 2 ya lo llaman algunos. Para los pueblos del mundo se perfila un buen momento pero no para los latinoamericanos que ahora estamos en un mal lugar. Y los argentinos encima aguantándonos a Milei. Ya lo sé.