Luego de más de 100 años vuelve Nosferatu. El enfant terrible del cine de terror contemporáneo Robert Eggers reconstruye la trama del vampiro apócrifo con el que Friedrich Wilhelm Murnau, dicen varios de los que más saben, inauguró en el cine el género que más miedo da. Con su Nosferatu en 1922, Murnau despertó miedos, temores y hasta terrores que la audiencia suponía sólo reservados a su más profunda intimidad, esa que sólo conocía Dios, y a veces algún cura por alguna confesión.
Nosferatu en 1922
Inspirada en la novela Drácula, de Bram Stoker, la décima película del director alemán -que entonces tenía 34 años- no tuvo mucho éxito en sus días de estreno, y de inmediato quedó envuelta en la polémica por la denuncia de plagio por parte de los herederos de Stoker. La película enseguida fue prohibida y las copias confiscadas para su destrucción, pero algunas se salvaron y la persecución antes que sus cualidades (que las tenía y de sobra) la convirtieron en una película de culto.
Ahora, uno de los cineastas que ganó fama y prestigio en base renombrados títulos del terror y el fantástico (La bruja, El faro, El hombre del norte) se atreve a una versión que quienes tuvieron el gusto de verla señalan como la más fiel a la original en cuanto a la atmósfera de miedo y lúgubre desesperación.
Tampoco faltaron las críticas comparativas con el último gran Drácula que dio el cine, el de Francis Coppola. Pocas cosas tientan tanto a la comparación como el arte (sean obras del mismo autor o con otros), así que se dice que, como la novela original, ambas aparecieron en tiempos de incertidumbre y cambios de paradigma, pero mientras la primera hacía una apuesta al amor totalmente novedosa y llena de esperanza pese a su tragedia, esta es aciaga como la de Murnau, poniendo el acento en los prejuicios que distancian.
Con Bill Skarsgard, Lily-Rose Depp y Willem Dafoe en los papeles principales, el horror expresionista y también poético de Murnau tendrá una nueva versión desde la próxima Navidad, cuando se estrene en Estados Unidos. En Argentina, se la podrá ver desde el 2 de enero. A partir de ahí se verá cuánto tiene para decir de nosotros y nuestro tiempo.