Ir de compras por estos días no sólo implica hacer cálculos angustiantes y elegir qué llevar y qué no. También, obliga a estar con todos los sentidos alerta para detectar cambios de precios repentinos y algo que es ilegal: valores en caja que no coinciden con los publicados en góndolas. Quien se topa con esto tiene la ley de su lado (al menos, por ahora): deben cobrarle el precio exhibido.
“Hay jurisprudencia sobre esto. Se toma el precio de la góndola, no el de la caja”, enfatizó Osvaldo Riopedre, abogado de la Asociación de Defensa de los Consumidores y Usuarios de Argentina (ADECUA). Y señaló que pese al impacto del mega-DNU de Javier Milei en casi todas las esferas, “no deroga la Ley de Defensa del Consumidor y Lealtad Comercial”.
En las últimas semanas, proliferaron en redes sociales los ejemplos de variación de precio entre góndola y caja. Siempre hacia arriba, por supuesto. “Estoy en el supermercado de la calle Plaza 1474, CABA. Y no me respetan el precio de los productos que quiero comprar. Pilas Alcalinas AAA que figuran en la góndola a $1.802, cuando llego a la caja me pretenden cobrar $3.155”, contó un usuario en X. Desde la cuenta oficial de la Dirección General de Defensa y Protección al Consumidor del Gobierno de la Ciudad le respondieron que reportara el caso, para solicitar una inspección en ese comercio.
Otro usuario se quejó porque en un supermercado de una de las grandes cadenas le cobraban una bebida enlatada “en góndola $454, en caja $850. Ojalá la Subsecretaría de Defensa del Consumidor actúe”. Desde el área, de hecho, le contestaron: “El precio de góndola debe coincidir con lo que se cobra en caja. De haber diferencias, prevalece el más favorable al consumidor”. Y le indicaron cómo formular el reclamo.
“El efecto jurídico es que estás haciendo un contrato. Te están ofreciendo ese producto a tal precio. Al tomarlo, aceptaste eso. No te lo pueden cambiar después”, explicó Riopedre.
Sin precios, con carteles
“Los precios de góndola pueden variar en línea de caja”, se leía entre las galletitas en un comercio por estos días. “Estimados clientes: los precios pueden variar en cualquier momento”, postulaba otro. En muchos casos, sin carteles de este tipo, lo que no figuraban eran los precios.
“Esos carteles que ponen son ilegales. No hay ninguna modificación a Ley del Consumidor y queda aplicada en forma directa la normativa que establece que en caso de haber diferencias entre góndola y caja, es a favor del consumidor”, resaltó Osvaldo Bassano, presidente de la Asociación de Defensa de Usuarios y Consumidores (ADDUC).
Ante este tipo de situaciones, Bassano planteó: “Lo que recomendamos es hacer la denuncia a órganos provinciales. Las provincias están trabajando en el tema. A nivel nacional, no tenemos respuesta. Este cambio tan profundo de políticas lo único que ha generado es quitar derechos, pero esto está en la Constitución, que no fue derogada”. Aludió específicamente al Artículo 42: “Los consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen derecho, en la relación de consumo, a la protección de su salud, seguridad e intereses económicos; a una información adecuada y veraz; a la libertad de elección, y a condiciones de trato equitativo y digno”.
Riopedre, desde ADECUA, apuntó no sólo a la variación de precios sino también a su no exhibición. “Con la dispersión de precios y aumentos hemos recibido denuncias de supermercados que no ponen precios y terminan cobrando en la caja. Porque tienen todo automatizado y cada una hora cambian el precio y para ellos es más fácil así. No dan tiempo a poner los cartelitos. A veces ponen un código QR y podés averiguar el precio entre las góndolas, pero cuando llegás a la caja ya cambió”.
El abogado insistió en que “hay obligación de que el precio esté exhibido en góndola, la Ley de Lealtad Comercial lo dice expresamente. En pesos y visible”.
Grandes y chicos
En una farmacia de Balvanera, un cliente preguntó el precio de un medicamento. La farmacéutica consultó en el sistema y se lo transmitió. Al momento de cobrarle en caja, pidió disculpas y señaló la pantalla: el laboratorio acababa de actualizar los costos.
“Es un problema sobre todo en los negocios chicos. En los grandes centros lo arreglan con la gerencia de caja. En los negocios chicos, donde reciben listados de precios constantemente, esto se ha agudizado muy fuerte”, indicó Bassano. Y agregó: “En los comercios chicos, de barrio, es poner a pobres contra pobres. Es una situación eterna de malos gobiernos”.
Días atrás, por caso, se viralizó el video de un kiosquero porteño que mostraba indignado las listas de aumentos de precios que le llegaban de las grandes compañías alimenticias.
La situación no sólo se da en CABA. “Cataratas de denuncias por falta de exhibición de precios y de correlato entre góndola y caja”, tituló el diario La Provincia de San Juan cinco días antes de Navidad. “Denuncias anónimas hemos recibido muchísimas”, dijo a ese medio Fabiana Carrizo, directora de Defensa del Consumidor local, y aseguró que se preparaban operativos desde esa entidad para “hacer respetar la Ley para el Consumidor, mucho más en estos momentos que ya no hay Precios Cuidados ni nada de eso».
Los ejemplos comenzaron a multiplicarse incluso en los días posteriores a las PASO, en agosto. El portal misionero Infober advertía por entonces que “algunos comercios en Misiones ya no ponen precios en góndola” y aparecían carteles como “consulte los precios en caja”. También el sitio Informate Salta daba cuenta de la colocación de carteles que avisaban que “los precios de góndola pueden variar en línea de caja”. Desde entonces, el panorama no hizo más que empeorar.