El correntino Eduardo Vischi recibe presiones de la Casa Rosada y también de algunos gobernadores correligionarios. Es el titular del bloque de la UCR en el Senado y viene de un período de extraordinarias que lo dejó expuesto, cuando se negó a votar a favor del proyecto que había presentado para crear una Comisión Especial Investigadora de la criptoestafa. Junto al fueguino Pablo Blanco redactó la iniciativa, le puso el gancho y habilitó el debate. “Después reculó y votó en contra”, recordaron dentro del bloque que conduce y que por estas horas es parte de una nueva tormenta interna. El rol de la UCR será determinante en la Cámara Alta, porque el bloque de Unión por la Patria, junto a una larretista y algunos radicales libres se preparan para exigir una sesión y rechazar los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla.
La situación de ambos es muy distinta, pero la decisión presidencial de saltearse el trámite legislativo y apelar a un decreto, abrió un nuevo frente de tormenta que comenzará a cristalizarse desde este lunes. A diferencia de la Cámara de Diputados, en el Senado la convocatoria de una sesión depende de la vicepresidenta Victoria Villarruel. Le podrán presentar varios pedidos y sumarle presiones, pero si la titular del Senado no le pone el gancho a la convocatoria, no habrá sesión. En este caso, esa decisión es materia de especulaciones, porque Villarruel es una de las autoridades del oficialismo que más se opuso a la candidatura de Lijo. Para la Casa Rosada esa resistencia significa una afrenta de difícil retorno y por eso algunos legisladores especulan con su apoyo para hacer caer las dos designaciones por decreto. “Victoria no come vidrio y lo ha demostrado en este tiempo”, razonó un funcionario cercano al asesor Santiago Caputo. El estratega, junto al viceministro de Justicia, Sebastián Amerio, son los dos principales garantes de las nominaciones de ambos aspirantes y no creen que Villarruel llegue al punto de habilitar una sesión que origine una nueva derrota legislativa. Sin embargo, hay una serie de indicios que alimentan la sospecha y que, al mismo tiempo, obligan a la Rosada a jugar todas las presiones posibles.

Si bien la convocatoria de la sesión depende de la vicepresidenta, también es necesario que los dos candidatos tengan dictámenes de rechazo de la Comisión de Acuerdos que preside la larretista Guadalupe Tagliaferri, la única senadora del PRO que forma parte del plan de rechazar ambos pliegos. Dentro de esa comisión confiaron que ya hay dos dictámenes para hacer caer a García Mansilla como miembro de la Corte.

En la Casa Rosada sostienen que, aunque caiga el pliego, el numerario del Opus Dei podrá seguir como cortesano por un año y en comisión. Sin embargo, ahora son mas cautelosos y sostienen que ya hicieron todo lo posible por el titular del juzgado federal 4. No retirarán su pliego, pero desde que la Corte rechazó la licencia extraordinaria que le había dado la Cámara Federal, ahora la suerte del magistrado depende de su renuncia como juez y quedar a la intemperie de las inclemencias numéricas del oficialismo en el Senado.

Los impulsores de la ofensiva opositora miran con detenimiento los movimientos de la Rosada. Están al tanto de la presunta prescindencia de Caputo sobre Lijo, pero al mismo tiempo saben de los esfuerzos del oficialismo para evitar que caiga su pliego.

De los dos dictámenes contra García Mansilla hay uno impulsado por Unión por la Patria y otro que lleva las firmas de Tagliaferri y del senador porteño, Martín Lousteau, titular del Comité Nacional de la UCR y uno de los aliados radicales para rechazar los pliegos de los dos aspirantes. El dictamen de rechazo impulsado por el peronismo tiene siete firmas y necesita nueve. En esa falencia radica el peso que pueden tener los demás senadores radicales. Sobre esa dificultad trabaja Vischi, catalizando los pedidos de la Casa de Gobierno y también de los mismos gobernadores radicales que le pidieron hace dos semanas que no le diera su apoyo a la comisión investigadora que fracasó en el Senado.

El otro dictamen de rechazo, con la firma de Tagliaferri y Lousteau, está mas cerca. A los dos ganchos de sus autores, se suma la firma de seis senadores de UxP. A ese texto le falta una firma radical y es precisamente la mayor incógnita a partir de los movimientos de Vischi.

A diferencia de García Mansilla, Lijo ya tiene dictamen y en condiciones de ser tratado, es decir, de ser rechazado.

“La única forma de  poder impedir lo que hizo el gobierno de nombrarlos en comisión es llevarlos al recinto y votarlos en contra, pero al que le falta dictamen para eso es a García Mansilla”, reconoció un senador que trabaja para hacerlo caer. No es la única particularidad, sino que al cierre de esta edición, el cortesano más frágil del máximo tribunal no cuenta con ninguna nota, ni un borrador de dictamen, que lo respalde.

Con ese escenario por delante, la mayor tensión estará en el bloque radical del Senado. Vischi, que responde al gobernador correntino Gustavo Valdés, ya ofrendó un gesto a su pedido e hirió de muerte, hace dos semanas, la posibilidad de investigar el cripto escándalo. Ahora se enfrentará internamente a Lousteau, pero también a otros correligionarios que consideraron el decreto por García Mansilla como una afrenta sin vuelta atrás. Es el caso del fueguino Blanco y podría sumarse el bonaerense Maximiliano Abad. La misma pregunta gira en torno a la santafesina Carolina Losada y a la mendocina Mariana Juri. Habían planteado su rechazo al decretazo, pero en el bloque cuentan que Vischi llama y llama. Con la misma intensidad con la que lo llaman a él.