Pocos minutos después de las 14 y cuando caía una persistente garúa, el clima de tensión en la plaza de los dos Congresos fue creciendo hasta terminar sucediendo lo que se temía: un grupo de no más de diez manifestantes empezó a arrojar piedras por sobre la valla de la avenida Entre Ríos (de espaldas al Congreso): la reacción de la policía fue casi inmediata, desmesurada, y en toda dirección.
Primero fue el camión hidrante el que avanzó. Luego las fuerzas avanzaron hasta ambos lados de la plaza sobre la avenida Rivadavia y también sobre Hipólito Yrigoyen. Un grupo se apostó en el Monumento y comenzó a disparar gases y balas de goma.
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Cuando comenzaron los disturbios, las columnas que en un principio se habían ubicado en las zonas de adelante, fueron retrocediendo, al menos, hasta la calle Paraná, y por Callao hasta Perón. Además, desde que empezaron los incidentes, la multitud que había llegado a la plaza no pudo acercarse.
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Los primeros incidentes se produjeron mientras dentro del recinto hablaba el diputado oficialista Luciano Laspina, quien informaba los detalles del Presupuesto 2019- Mientras se desplegaba la represión, las bancadas opositoras reclamaron un cuarto intermedio de diez minutos, pero la sesión ya no volvió a ser la misma. Los discursos apuntaron al desmesurado operativo policial y la exigencia de que el responsable, el ministro de seguridad porteño diera explicaciones.
El titular del cuerpo, Emilio Monzó, convocó a una reunión en su despacho con el secretario de Seguridad, Marcelo D’Alessandro.
Aún horas después de que la movilización había sido disuadida, la Policía continuó con la persecución a manifestantes. Se reportaron detenciones en los alrededores del Enacom, ubicado en la intersección de las calles Lima y Carlos Calvo, y más tarde en los alrededores de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, Santiago del Estero y Humberto Primo, en el barrio de Constitución.
Llamativamente, desde la noche anterior se podían ver en las inmediaciones, una gran cantidad de bolsas blancas, grandes, llenas con piedras y escombros en la zona. Y a pesar de los muchos reportes de diversos medios, esos elementos no fueron removidos en una clara acción que sugirió que los incidentes iniciales habían sido premeditados para liberar el operativo represivo.