Sin aliados dentro del gobierno, Victoria Villarruel construye a plena luz del día su agenda propia. Cada vez más alejada de la línea mileista, la presidenta del Senado trabaja sin rodeos para boicotear la candidatura de Ariel Lijo a la Corte, reinstalar la discusión por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar y aceitar su vínculo con cada uno de los bloques de la Cámara Alta. Todo, mientras acumula millas.
Al mismo tiempo que Javier Milei despotricaba con peripecias panaderas contra Cristina Fernández de Kirchner, la vicepresidenta aterrizaba en Misiones. La excusa del viaje fue la celebración del Día del Inmigrante en la provincia, una inmensa fiesta popular que congrega a miles de personas de la región. Al llegar, fue recibida por el gobernador Hugo Passalacqua, quien, por primera vez en nueve meses de gestión tuvo un encuentro a solas con al menos una parte del Ejecutivo.
La rutina de la vice se repite en cada gira. Caminatas entre el público con el traje tradicional de turno, reunión a solas con gobernadores y respetuosas declaraciones a la prensa local. Todo rigurosamente capturado en una extensa sesión de fotos que luego publicará en sus redes agradeciendo la hospitalidad y exaltando su ya conocido nacionalismo. Lo mismo hizo en sus recorridas por Jujuy, Salta, Catamarca y Santa Fe.
“Quiero estar en todas las provincias de nuestro país y que al fin de estos cuatro años todo el mundo pueda decir que recibió la visita de la vicepresidente de la nación”, dijo sonriente en un video de Tik Tok grabado en su despacho. Dispuesta a cumplir con su prometido, Villarruel volverá a volar en las próximas semanas. La vice hará escala en San Juan, Chubut, Santa Cruz y Neuquén, donde será recibida por los diferentes gobernadores.
Los viajes de la abogada no caen en gracia en Balcarce 50. Para un ladero del presidente, la vice “tira mucho de la soga” y se toma “más atribuciones de las que le corresponden”. “Ella viaja por todos lados mientras nosotros no movemos el avión, nos quema”, reconoció otra fuente con acceso directo al despacho presidencial, quien además reconoció la astucia de la presidenta del Senado para esquivar “los darditos” (sic) que arrojan desde casa de gobierno.
Aunque con cuestionable esmero intenta disimularlo, lo único que siempre queda fuera de las travesías provinciales de Villarruel es el presidente. La relación de la cúpula del primer gobierno liberal-libertario de la historia terminó de quebrarse en marzo, cuando la vicepresidenta habilitó la sesión en la que el Senado rechazó el decreto 70/2023. Sin embargo, las diferencias se arrastran desde antes de asumir en el Ejecutivo.
Según pudo saber Tiempo, durante las semanas previas al balotaje, la todavía candidata a vicepresidente visitó sola la embajada estadounidense. Allí, rodeada de diplomáticos y figuras de incalculable poder político, la entonces diputada presentó a un grupo de hombres quienes, ella misma afirmó, formarían parte del gabinete. Aquel movimiento separatista enfureció a Karina Milei. La hermana presidencial no sólo no entregó el despacho que Villarruel pidió con énfasis en Casa Rosada, tampoco se le concedieron las carteras de Defensa y Seguridad que la castrense ya tenía prometidas. Desde aquel momento, todo se vino a pique.
La vice no sólo no es tomada en cuenta para participar de los actos oficiales, sino que en Casa Rosada ya no disimulan la falta de interés para tener el mínimo trato con ella. Desde el Senado acusan recibo y achacan a los laderos del presidente querer dañar la institucionalidad. “Javier y Victoria son amigos, el problema es la gente que rodea al presidente”, dicen desde el Congreso, casi replicando la queja que Mauricio Macri le hizo en público y privado a Milei. Un entorno malo y un líder aparentemente sordo, ciego y mudo. Deja vú.
Como contó este diario en su edición del domingo pasado, después de las derrotas legislativas y la salida de Lourdes Arrieta y Francisco Paoltroni de los bloques del oficialismo, el libertario abandonó el rol pasivo que se había autoimpuesto para su gestión y tomó las riendas del gobierno.
Para ello, el presidente institucionalizó una reunión de gabinete blue en la que se tratan temas estrictamente políticos. De esta participan su hermana, Santiago Caputo, Guillermo Francos, Martín Menem y Patricia Bullrich. El encuentro con la mesa chica tiene lugar los martes, dos días antes de la cumbre oficial con el resto del gabinete. La vice no formó parte de ninguna en el último mes.
Las justificaciones de las faltas varían, pero todas rondan en cuestiones de agenda. Incluso, así se lo hizo saber la propia Villarruel a Francos en uno de los últimos mensajes que intercambiaron. Según pudo reconstruir este medio, le reprochó al ministro coordinador el cambio de día para gabinete, por ser los jueves días predilectos para sesionar en el Senado. Francos escuchó pero no aportó soluciones. “Lo decidió el presidente”, resumió ante la insistencia del otro lado del teléfono.
Con los lazos con su vice rotos, el presidente no sólo volvió a poner en manos de Francos las negociaciones con el Congreso, sino que ahora también se involucrará él mismo en la rosca parlamentaria. Este lunes, Milei recibirá por segunda vez al bloque PRO, comandado por Cristian Ritondo, y el MID de Oscar Zago para avanzar en la agenda conjunta que acordaron hace dos viernes atrás. Lo mismo hará martes y miércoles con diputados y senadores de la otra porción de la oposición dialoguista. De ninguno de estos encuentros participará Villarruel, tampoco, dicen, está interesada en hacerlo. «