Victoria Núñez Fernández logró la libertad condicional después de 55 días de detención, pero la acusación que pesa sobre ella sigue. En una audiencia en los tribunales de Esquel a la que no se permitió el ingreso del público ni de la prensa, el lunes 7 de abril el juez Jorge Criado determinó que no hay riesgo de fuga, pero Victoria no puede salir de la ciudad sin un permiso especial. Sigue imputada por coautoría de un atentado incendiario y asociación ilícita, con posibles penas mayores a 15 años de prisión. La Justicia de Chubut la procesó por el incendio de maquinaria en una estancia, mientras el gobierno provincial y hasta la ministra de Seguridad Patricia Bullrich la han acusado públicamente de ser una terrorista y responsable de los incendios en la Patagonia.
Victoria fue la única persona detenida durante los doce allanamientos simultáneos del 11 de febrero en el noroeste de Chubut. Los operativos fueron en comunidades mapuche, una radio comunitaria mapuche y domicilios particulares. La arrestaron en el Lof Pillán Mawiza, la comunidad mapuche donde se instaló a vivir hace cinco años, a orillas del río Carrenleufú (Corcovado, a 90 km de Esquel).
El calvario de Victoria
Un día después de que detuvieran a Victoria, el gobernador Ignacio Torres realizó una conferencia de prensa rodeado de fuerzas de seguridad en la cual responsabilizó a las comunidades por los incendios forestales que consumieron miles de hectáreas de bosque nativo y centenares de casas en la zona. Sin embargo, hasta el momento no hubo otras imputaciones. Y la de Victoria no se relaciona con los incendios forestales sino con maquinaria incendiada en la Estancia Amancay, en Trevelin (Chubut).
Una campaña reclama la Absolución para Victoria. Cuenta con el apoyo de feminismos, organismos de derechos humanos y activismos socioambientales que el 1 de abril participaron de una conferencia de prensa en el local de Ni Una Menos en la Ciudad de Buenos Aires.
Las evidencias que sitúan a Victoria lejos de la acusación
La imputación se originó en una cámara de seguridad que muestra una camioneta utilitaria blanca en cercanías del lugar del hecho. Y en testigues que comentan una imagen difusa donde no figura una patente, ni siquiera un modelo de vehículo. Victoria maneja una Kangoo blanca, que también fue secuestrada. Al peritarla se encontró un rastreador GPS que indica que durante el atentado se encontraba a unos 90 km de Trevelin, en el territorio de Pillán Mawiza. A pesar de esta evidencia, el juez Criado ordenó detención domiciliaria por dos meses.
Ante los medios, tanto el gobernador como la fiscalía la señalan a ella como terrorista incendiaria. María Bottini, fiscal del caso, declaró en una entrevista televisiva “Quienes reivindican el atentado se relacionan con una comunidad y reivindican este tipo de acciones”. Y más tarde señaló: “Fue llamativo la cantidad de veces que (Victoria) pasó a Chile y muchas veces hasta Temuco que es una zona muy conflictiva en Chile en relación a este tipo de atentados”.

Foto: Roxana Sposaro.
En un contexto en que manejar una camioneta blanca o haber viajado a Temuco son evidencias para encausar a una persona y privarla de su libertad, nos parece crucial transmitir la palabra de Victoria. Presentes dialogó con ella hace unos días, en el lugar donde cursaba su detención domiciliaria.
P: El día que sucedió el atentado en la estancia Amancay, ¿vos qué hacías? ¿Dónde estabas? ¿Qué venías haciendo en esos días? ¿Con quién estabas?
V: El 17 de enero a la noche estábamos finalizando un encuentro en la comunidad, en el Lof Pillan Mawiza. Fue un encuentro de transmisión de saberes tradicionales. Se hizo del 14 al 17 y vino bastante gente. Estuvimos muchos meses preparando el espacio para recibir. También se hizo una ceremonia, que requería elementos que fuimos juntando. Y el 17 fue el día donde relajamos un poquito, después de estar muchos meses con la ocupación y la atención en eso. Literal, nos habíamos reunido en una de las casitas a compartir una comida. Dos de las lamngen (hermanas) son músicas, estuvieron compartiendo sus canciones, estuvimos cantando y guitarreando. Al día siguiente amanecimos y fue seguir ahí ordenando, porque después de un despliegue así de tanta gente, había que ir ordenando. Eso hice, estuve en la comunidad, básicamente.
“La prueba es contundente”
-En cuanto a las irregularidades de tu caso, las evidencias que se han presentado, contanos un poco cómo viene y cómo se trabajó con los peritos.
–En la primera audiencia se planteó esta medida [la prisión preventiva] para dar un período de investigación. El vehículo que yo manejo cuenta con un dispositivo GPS, pero yo no estaba al tanto porque se había colocado antes de que yo lo tomara.

Las defensoras de Victoria presentaron un informe de la empresa que instaló y monitoreaba el dispositivo. El rastreador demostró que el día del atentado en la estancia, el vehículo se encontraba a unos 90 km, justamente en el territorio de Pillán Mawiza.
-A través de eso logramos conseguir la domiciliaria. La prueba era lo suficientemente contundente, objetiva y categórica para que la morigeración fuera más aún, lo suficiente para permitirme transitar el proceso en libertad. Pero se negaron tanto el juez Criado como los jueces de Comodoro durante la revisión.
Durante este tiempo se dispusieron a hacer los peritajes correspondientes. Victoria cuenta que se avanzó con toda la inspección física del vehículo. Se tomaron huellas, se hisopó todo, hasta la bombilla de mate.
-En el allanamiento se llevaron hasta mis anotadores, son como mis diarios, con anotaciones de hace años. Ahí escribo mis sensaciones, sueños, mi ser íntimo. Se los llevaron como posible evidencia. Ellos no tienen ningún indicio serio que indique que yo haya estado en el lugar del hecho.
Los testigos hablan de una camioneta vacía que vieron la noche del hecho, que encima detallan como una Fiat Fiorino. Nunca hubo indicio de presencia mía. Intentan reforzar el indicio de presencia de mi camioneta por medio de un informe policial hecho sobre una cámara, que registra un vehículo viniendo de la zona de Aldea Escolar. Para la última audiencia se presentó un informe scopométrico comparando la morfología de mi camioneta y la del video, detallando cada una de las diferencias. El informe da negativo, reconfirmando nuevamente: no fue mi camioneta la que fue vista en zonas aledañas ni en horario cercano al hecho. Y hay otra particularidad. Todo lo que se sacó de los doce allanamientos simultáneos está en un sólo legajo.
-Y en las audiencias lo vinculan con vos…
-Sí, aunque seamos todas personas individuales, cada una responsable de sus actos y de sus dispositivos. Nadie tiene acceso a saber qué están haciendo con sus cosas. Han hablado de que hallaron panfletería y la vinculan a mí, por más que no tenga ninguna conexión con el lugar. Y aún así, si es que existe esa panfletería, tampoco es ilegal ni indicio de nada, pero alegan que es propio de una posible asociación ilícita. En ese procedimiento tomaron muestras de ADN de 46 personas que se encontraban en esos lugares. Y ahora resulta que la muestra genética que ellos habían tomado del lugar donde había sido el incendio, no puede ser cotejada. Está defectuosa. Tienen las muestras de ADN de más de 46 personas tomadas a la fuerza. Y ni siquiera realmente pueden justificar el por qué lo hicieron.

–En la inspección del vehículo ¿qué pasó con el rastreador GPS?
–Según la fiscalía el GPS habría podido ser manipulado físicamente. Pero se determinó que no había sido manipulado. El siguiente paso era realizar la descarga de información almacenada en el dispositivo. Para esto, mis defensoras del Ministerio Público habían llevado también a un técnico de la empresa con el equipo y el software. En condiciones técnicas idóneas para llevar a cabo la pericia que esclarecería esta acusación, la fiscalía se negó a hacer la descarga de información del dispositivo in situ. No dio argumento y lo dejó pendiente aún hasta el día de hoy.
“Me preocupa qué ve e interpreta la sociedad”
-De las supuestas evidencias que han presentado para acusarte ¿Qué opinión te surge?
–Por mucho tiempo me salió decir que son unos ridículos. Porque al fin y al cabo si me salgo de la bronca y la indignación ¿qué puede uno opinar sobre un montaje así? Me preocupa qué ve y qué interpreta la sociedad civil, los pueblos que habitamos estos territorios. Eso me preocupa a mí. Porque que ellos planteen este juego, a nadie se sorprende.
No soy la primera persona con una causa armada. Históricamente ha sido el método. Y hoy en día tenés al brigadista Nicolás que lo habían detenido acusándolo de haber prendido incendios, mientras lo que estaba haciendo era arriesgar su vida para apagarlos. Tenés a Mauricio y Federico en Mendoza, que son parte de la asamblea ambientalista de Uspallata, acusados también de terrorismo, por defender el agua. Dos casos en el mismo momento con la misma problemática de fondo, los territorios. En el resto del país debe haber cantidad si seguís indagando.
-Respecto a tu situación judicial, ¿sentís que estás en igualdad de condiciones que cualquier otra persona?
–Para empezar, no. La justicia se mueve con dinero. Si no tenés un respaldo económico detrás para fortalecer tu defensa, así sea desde pagar un abogado, pagar a los peritos, alquilar una casa para una domiciliaria, porque no me aceptaban estar en la comunidad… No hay una estructura preparada para ejercer el derecho a la defensa de manera plena. Y si fuera Mapuche las condiciones serían mucho más complicadas. Si va alguien del campo, sin recursos, indígena, a presentar una denuncia, no se la toman. Así de arbitraria es la mirada y el trato racista, y la desigualdad económica. ¿Cuántas veces lleva adelante la fiscalía denuncias contra personas que representan el poderío económico?
“La persecución es por acompañar al pueblo mapuche”

Foto: Denali DeGraf
-¿Y si no estuvieras relacionada con una comunidad Mapuche?
–Esta persecución surge por acompañar al pueblo Mapuche. Toda la causa está enmarcada en un contexto histórico de persecución, por sus intereses sobre los territorios. Y con esto quieren intentar hacerlo extensivo a quienes acompañamos. Lo que se persigue de fondo es el resguardo de la vida en su diversidad, no tan solo humana, sino de todo lo que habita. Y esa conciencia que el pueblo Mapuche trae, les molesta.
-¿Cómo llegaste a la comunidad Pillán Mawiza?
-Me crié en Ituzaingó. Y en Buenos Aires, como pasa en muchos lugares, hay mucha negación de la preexistencia de los pueblos originarios, en especial del pueblo Mapuche. Hace 5 años me encontré con el Movimiento de Mujeres y Diversidades Indígenas por el Buen Vivir. En febrero de 2020 se hizo un Campamento Climático en el Lof Pillán Mahuiza, se convocó a colaborar en la preparación del espacio y así llegué, con esa motivación de acompañar el encuentro.La propuesta era juntarnos a hablar y reflexionar sobre lo que estaba ocurriendo globalmente, en los territorios principalmente. El avance extractivista, el descuido, desde lo más cotidiano hasta lo más amplio. Mi idea era ir, quedarme unas semanas ayudando a construir y seguir de viaje. Se hizo marzo, anunciaron la pandemia. Entonces ya no pude.
La comunidad me dio la opción de pasar ahí el otoño y el invierno. Empecé a estar en territorio, a aprender de esos trabajos. Construcción, recolección de leña, cosechas de temporada. De a poco fui llegando al trabajo con la madera. Se hizo primavera y surgió la propuesta de preparar la tierra y cultivar. Al salir de la ciudad, todo eso lo tenía negado o adormecido. Y al llegar al territorio se fue despertando esta interacción con todo.

Comenzamos a acercarnos a otras comunidades que están atravesando hostigamiento, resistiendo hace años, resguardando y cuidando esos lugares. Con mucha convicción y dignidad, y muy soles también. Mismo acá, hay poca conciencia sobre la labor que están ellos haciendo. Hay una locura en el mundo de no entender que necesitamos también los territorios sanos.
-Antes de llegar a esta comunidad y esta zona: ¿qué percepción tenías del pueblo mapuche? ¿Y cómo cambió?
–Lamentablemente vivía en la ignorancia respecto al pueblo mapuche. Con Santiago Maldonado empecé a escuchar un poco más, pero alejado, no se entendía nada. Nunca tuve un preconcepto negativo, sí un desconocimiento profundo.
“No hay una persona identificada detrás de sus teorías”
-Tras integrarte a la comunidad y viendo cómo lleva adelante un proceso de recuperación, territorial y cultural ¿Alguna vez te imaginaste que podía pasar esto?
–No, así no. Sí siempre hubo exposición. Eso se sintió desde el primer momento que llegamos a la Lof. Siempre había retenes misteriosos en una ruta vecinal, pidiendo documentos o información sobre qué hacíamos acá. Siempre se sintió esa mirada sospechosa por la que nos observaban ellos. Pero nuestro andar es legítimo, nos hemos movido siempre desde el acompañamiento y dentro del cuidado. Y eso yo creo que también ha hecho que nunca pensara que podía llegar a darse así. Porque pueden llegar a querer inventar algo, pero que lo hayan forzado tanto…
Salen de la nada, con una sospecha hacia mi persona que no tiene fundamentación. Porque escuchás los testimonios y no hay correlación entre el testimonio de los testigos y mi persona. No me lo esperaba porque yo confío en mi andar y en mi hacer. Y ellos de pronto vienen con estas mentiras y chismes, porque leés la narrativa que usan y literalmente son chismes. No hay una persona, no hay un nombre ni un DNI, o sea, no hay una persona identificada detrás de todas estas teorías.
Es parte de lo que están queriendo proponer como modelo, como método de persecución a quienes no podemos ser indolentes ante el sufrimiento, de los territorios, de une otre. De persecución a lo que le dicen la solidaridad, que es en esencia un gesto de ternura.
Siguen con la fórmula de persecución a todas las formas de existir que se fugan de sus modelos de sometimiento y destrucción. Quieren habilitar y continuar la persecución al pueblo mapuche que principalmente reclama el derecho a existir. Así de profundo y así de tonto que aún hoy alguien tenga que pedir a gritos que se le respete su derecho a existir. ¿Cómo no van a ser legítimos sus reclamos? Y ellos, en vez de sentarse a tener el diálogo que haya que tener, avasallan a los pueblos con estos montajes.
-Decías que te sentías segura en lo que hacés, decís andabas de forma abierta, sin esconder nada ni de manera clandestina. Y cuando hablabas de que había una cierta sospecha, ¿te referís a las fuerzas de seguridad? ¿Cómo venía la relación de la comunidad con el pueblo?
–Sí, nunca me escondí. Esa también es una decisión. Une no se vincula y esconde su vínculo, habrá gente que si lo hace. Pero en estos casos, ¿quién legitima a un pueblo? ¿A una comunidad? ¿Qué la hace legítima ante los ojos del resto de la sociedad civil? Cuando empezamos a conocernos, a escucharnos, a darnos una idea de quiénes somos entre todes quienes convivimos, los prejuicios empiezan a descascararse. Lo entiendo como una tarea colectiva que toca por venir a estos territorios a habitar.
La sospecha es de las fuerzas armadas de inseguridad. Y con el pueblo, con los años y como pasa en cualquier convivencia en cualquier lugar donde llegás, se va caminando el vínculo. Se va fortaleciendo y profundizando. Con el pueblo en general hay un buen diálogo. Es un abanico, están todos los colores. Y está bien también. Nunca hemos tenido inconvenientes con nadie. Y no sólo estos cinco años. La comunidad, desde el primer momento, nunca ha tenido problemas con el pueblo.
“Quieren erradicar el cuidado colectivo”
-Cuando pase todo esto y recuperes tu libertad ¿qué pensás hacer? ¿cómo te gustaría que repercuta haber pasado esta experiencia?
–No sé si puedo responder, la verdad es que estoy más atenta al ahora. Para mí es una llamada de atención, incluso para quienes estamos cerca, es para todes. Porque están demostrando ahí cómo quieren manejarse, cómo quieren bajar la vara. En la investigación ellos dicen: “A Victoria se la ha visto relacionada con comunidades que se dedican a la defensa de los derechos y el resguardo del ambiente, que entonces podemos deducir que se encuentran en una misma línea ideológica con un posible accionar radical”. Así intentan crear estas ideas de asociaciones ilícitas fantasmas. Entonces ellos en esto están diciendo, si querés resguardar un derecho, querés resguardar la vida en todas sus formas, sea humana o no humana, entonces estás en la misma línea de ser un potencial criminal. Es gravísimo.

Foto: Denali DeGraf
-Que usen como supuesta evidencia en tu contra participar de organizaciones y comunidades que tienen un planteo social o de defender ciertos lineamientos, ya es algo en tu contra. O por ejemplo cuando decían “viaja seguido a Chile”, “estuvo llevando pacientes a lo de la machi,” como si fueran delitos. ¿Qué te genera todo eso de que eso sea como parte de la acusación?
–¿Qué les pasa a ellos? Eso me genera. ¿Qué les pasa por dentro? Proponen un mundo donde disfrazando la mentira de verdad, buscan perseguir el cuidado colectivo. Lo quieren erradicar. La idea y la profunda convicción del cuidado de los territorios que ellos persiguen es eso.
Creo que como muchos de los conflictos humanos, los planteamientos de base son estructuralmente muy tontos. Surgen de la incapacidad o la decisión de no reconocer la existencia de une otre. Acá es una cuestión de si vos sí tenés derecho o si vos no, el hecho concreto es que estamos todes acá y ¿cómo vamos a hacer? Esa es la pregunta. Con todas estas formas distintas que somos, ¿qué acuerdos vamos a establecer sobre cómo vamos a habitar? Sentémonos.
“Las luchas contra la opresión son la misma lucha”
-¿Por qué sería importante que gente en otro lado, que no esté acá directamente relacionada con esto, se entere de esta situación?
–Ya hace varios años que las distancias se achicaron. No podemos seguir pensando que lo que pasa en el norte no afecta en el sur, y lo que pasa en el sur no afecta en el norte. Y así con cada territorio. Tenemos que entender que todas las luchas contra la opresión son una misma causa, son una misma lucha.

Todos los esfuerzos por el resguardo de los territorios son una misma causa. No importa si no estás o no vivís en territorio, con más razón todavía necesitas que estén sanos. Las ciudades viven a través de los territorios, no hay manera de que vivan de otra forma.
Creo que se está llegando a ese punto donde ya no es sostenible fingir demencia. Ya no es una postura que podamos aceptar. Cada vez es más concreta la evidencia de que no da abasto el mundo para este modelo, y cada vez el golpe de realidad es más fuerte. ¿A qué forma de vida se está apuntando? Entonces, esto es parte del llamado a la atención. Por eso no es sólo a quienes estamos alrededor, a las comunidades que fuimos allanadas, a quienes nos han sacado muestras de ADN. Es a todes. Cuando recrudece, prestemos atención porque eso habilita otras violencias. Se envalentona a la gente para que le dé curso a esa violencia inoculada. No es sólo por este territorio que importa que la gente se entere. Es importante por los territorios que esa gente está habitando para que pueda salir a resguardarlos y a defenderlos también.
La nota fue publicada en el medio aliado Agencia Presentes.
