Haciendo caso al viejo dicho «quien pega primero pega dos veces» el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, aprovechó el adelantamiento de las elecciones presidenciales decidido por la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) y el desconcierto que reina en una oposición dividida para lanzar su campaña de reelección al grito de «¡Vamos a barrer!».
Desde que el martes la ANC anunció que las elecciones presidenciales que normalmente se desarrollan en diciembre se adelantaban para algún momento antes del 30 de abril (el Consejo Nacional Electoral debe poner la fecha), se dispararon numerosas reacciones. Los EE UU, por ejemplo, rechazó el llamado a elecciones y declaró su apoyo al Grupo de Lima, que ya había condenado el adelanto de los comicios. Este conglomerado, que realiza un seguimiento de la política venezolana, lo integran Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Santa Lucía, Brasil, Costa Rica y Guayana.
Pero antes de la decisión de la ANC, la Unión Europea (UE) había aplicado sanciones a siete altos funcionarios venezolanos, que incluyen una congelación de activos y la prohibición de viajar al bloque, acusados de «graves violaciones de los derechos humanos». El miércoles el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, calificó de «muy merecidas» las sanciones, lo que provocó que Maduro lo calificara de «racista» y «colonialista» y de dirigir «el gobierno más corrupto que jamás se haya conocido en la historia de España». Y fue más allá: «Mariano Rajoy, ponte en cuatro paticas compadre, que este pueblo lo que te va a dar es pela (azotes)», añadió el mandatario venezolano.
La escalada continuó cuando Venezuela declaró «persona no grata» al embajador de España en Caracas, Jesús Silva, por considerar que su país comete «continuas agresiones» contra el gobierno de Maduro.
No hay que ser muy perspicaz para advertir que el chavismo procura aprovechar las divisiones de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD). «Nos agarraron en pañales», dijo el dirigente Andrés Velásquez.
Los principales líderes de la MUD, Henrique Capriles y Leopoldo López -en arresto domiciliario-, están inhabilitados y las divisiones son evidentes.
El exgobernador de Lara, Henri Falcón, anunció que participará, y opinó que la candidatura debía escogerse por consenso, pues a su juicio no hay tiempo para organizar unas primarias. Sin embargo, el veterano diputado Henry Ramos Allup aseguró que la oposición está «en capacidad de elegir en primarias un candidato» en cuatro semanas. «La oposición va a participar fracturada entre quienes presentarán candidato (unitario o no) y quienes llamarán a la abstención», subrayó el analista Luis Vicente León a la agencia AFP.
Las condiciones electorales y la fecha de los comicios eran los principales puntos de las negociaciones iniciadas por el gobierno y la oposición el 1 de diciembre en República Dominicana. Maduro dijo que la siguiente ronda sería el 28 y 29 de enero, pero la oposición no confirmó si acudirá. Sin embargo, el jueves el presidente de República Dominicana, Danilo Medina, aseguró que el diálogo se retomará en esas fechas. «Ambas partes de la mesa han confirmado su participación en la siguiente sesión de diálogo», informó Medina, uno de los garantes de las conversaciones, ante el Foro Económico Mundial en Davos, según un comunicado de la Presidencia. «