Hacía tres años que la derecha venezolana sabía que el 10 de enero Nicolás Madura habría de cumplir la mitad de su mandato constitucional, momento en el que se podría accionar la convocatoria a un referéndum que, de ser aprobado, permitiría la remoción del presidente y el llamado a una nueva elección. Para la oposición habría llegado el momento de cumplir con su gran sueño. Pero nada pasó según las ilusiones de la atomizada dirigencia derechista. Las ambiciones golpistas de muchos, la certeza de otros y el olfato de los que advierten que la geopolítica mundial toma otros colores, abortaron todos los sueños.
Llegado el momento, tres grupúsculos se presentaron ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) para activar los mecanismos previstos. El CNE acogió la demanda y fijó el día en el que los casi 22 millones de habilitados debían acercarse a 1200 mesas en las que habrían de manifestar su voluntad sobre la posibilidad de decirle chau (democráticamente, eso sí) al presidente. Aunque a diferencia de lo legislado en otros países –Uruguay, por caso, donde el llamado a un referéndum está sujeta a la recolección de las firmas del 25% del padrón– en Venezuela se instalan mesas para facilitar el voto. La oposición no se animó a someterse a tal prueba democrática y, sin decirlo expresamente, renunció en los hechos a esta instancia.
La derecha venezolana funciona con divisas y a control remoto. Para confirmarlo, bastaría observar los gestos y dichos de banqueros y funcionarios norteamericanos asignados a las relaciones con Venezuela, y cómo la oposición salta rápido, como un muñeco a resorte, como si siguiera aquella gastada máxima que decía que cuando en Washington estornudan en Caracas se engripan. La Casa Blanca y el Pentágono –a través de las recurrentes amenazas militares emanadas del Comando Sur– siguen emitiendo las peores señales y acentuando las sanciones contra organismos y funcionarios del gobierno bolivariano, pero desde mediados de junio de 2021 tienen ciertos gestos que la derecha interna ha tomado en cuenta. Por ejemplo: ya no llaman presidente a Juan Guaidó, su muñequito número uno.
Elliot Abrams, el experto del Departamento de Estado en temas latinoamericanos designado por el presidente Joe Biden para encargarse de lidiar con Venezuela, nunca dijo nada en voz alta sobre el referéndum revocatorio que murió nonato. Lo dejó morir y la ultraderecha más recalcitrante –los golpistas Guaidó y Leopoldo López (Voluntad Popular); Enrique Capriles y Julio Borges (Primero Justicia); y Henry Ramos Allup (Acción Democrática) tampoco hizo nada para evitarlo. En la Unión Europea, rápida para replicar las decisiones de la Casa Blanca, no hubo voces en defensa del revocatorio. “No nos dieron tiempo para hacer campaña por el Sí”, dijo Nelson Chitty La Roche, uno de los frustrados impulsores.
Sin quererlo, la ONU también conspiró contra el referéndum. El mismo día que el CNE le ponía fecha a la recolección de firmas, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) dio a conocer sus previsiones para 2022, siempre diferentes a las del FMI. Allí, Venezuela –bloqueada y mil veces sancionada por EE UU y la UE– apareció como uno de los países que tendrán mejor desempeño en Sudamérica, a la par de Uruguay y Perú (los tres con el 3,1% de crecimiento) y por encima de Ecuador (2,6%), Argentina (2,2%), Chile (1,9%) y Brasil (0,5%). “Venezuela vivirá un año de recuperación tras haber experimentado una caída sin precedentes de entre 75 y 80 puntos de su PBI desde 2013”, dijo la secretaria ejecutiva, Alicia Bárcena.
China es el gigante que sigue merodeando la región en busca de los mejores dividendos, pero son las acciones de Rusia las que pesan en la situación venezolana. Aunque el asesor de Seguridad Nacional de Biden, Jake Sullivan calificó los gestos de respaldo de Moscú a Caracas como “una fanfarronada”, fueron los rusos los que dijeron que los dichos del asesor “no son más que una bravuconada” y le cantaron un vale cuatro que aún sin respuesta. En esos días del referéndum hablaron el vice ruso Serguei Ryabkov y el canciller Serguei Lavrov. Ambos destacaron unos diálogos telefónicos de Vladimir Putin con Maduro y el cubano Miguel Díaz-Canel, a los que dio el apoyo para “garantizar la paz (y) ampliar la cooperación estratégica en todas las áreas”. “¿Inclusive la militar?”, le preguntó un periodista. Lavrov fue terminante: “He sido muy claro”. «
El cuento chino de los rusos
Todo vale contra Venezuela, desde pasar de la euforia guerrera hasta sosegarse por un rato, tras confirmar que de nada vale guapear o ladrarle a la luna, aunque lastime, si la grandilocuencia no viene acompañada de una mínima cuota de realidad y, sobre todo, de un ápice de verdad. Eso, al menos, es lo que les pasa a diario a los diplomáticos de EE UU y a sus aliados locales, un ensamblado equipo de aventureros que todavía creen que tienen reservado un lugarcito en el cielo, sin recordar que desde tiempos muy lejanos ese espacio les pertenece, simbólicamente, a Zeus y sus secuaces. Claro que con estos actores ese todo vale suele provocar estrepitosos tropezones.
En medio de una de las ofensivas orientadas a derrocar a Maduro, los humoristas rusos Vovan y Lexus (Vladimir Kuznetzov y Alexei Stoliarov) enredaron a Elliot Abrams, el diplomático norteamericano experto en América Latina, y este arrastró a reputados medios liberales (Bloomberg, Nuevo Herald). Vovan y Lexus hablaron por teléfono con Abrams y se hicieron pasar por el presidente suizo Ueli Maurer. Le dijeron que Suiza había detectado fabulosas cuentas de Maduro y que para congelarlas se necesitaba un expreso pedido del pseudo gobierno de Guaidó. Carlos Vecchio, su delegado EE UU, se comprometió a apurar el pedido.
En el cuento chino de los rusos, Maduro tenía su fortuna en el inexistente Banco Limpopo y operaba en el ficticio Fondo Nurlan Baidilda. Abrams “compró”. El diplomático compartió el secreto con Vecchio, que entregó la “noticia” a la prensa. Bloomberg publicó una extensa nota de José E. Arriola, una de sus estrellas, bajo un aparatoso titular: “Maduro tendría millones en el Fondo Baidilda”. Dólar Today, un diario de Miami cuyo lema es “Noticias y dólar paralelo”, tituló escandalosamente y con mayúsculas: “¡EL MAYOR SAQUEO DE LA HISTORIA! Hallan fondos públicos en una cuenta perteneciente a Maduro”.
La noticia es del 25/2/2019, hace casi tres años Hasta ahora, los medios no se desdijeron ni se excusaron ante sus lectores. En el todo vale contra Venezuela, todo se arregla borrando el título de las páginas web. Y así lo hicieron.