“Lo único que de chica tenía grande en cantidad era mi cabellera”, ríe Sofía Galliano, y en esa referencia se define y comienza a definir la dirección y el sentido de Velar la noche, el biodrama que con la dirección de su coequiper Gabi Parigi que ya puede verse en El Galpón de Guevara.  “Era lo que más rápido me distinguía -continúa sobre su cabello-: hacía patín artístico y me hacían unos rodetes que a mí me daban vergüenza (vuelve a reír). Eran tan grandes que parecía que algo del cuerpo se desbordaba. Esa fue una imagen muy creativa para hacer la obra.” Pero claro que de pelo no vive la mujer, por más que tanto haga a lo considerado femenino en una cultura patriarcal. Detalle (para el varón en ese mundo) que ellas -y a partir de ellas los cuerpos feminizados- convirtieron en algo ancestral, casi parido en los primeros atisbos civilizatorios y que hoy vienen al imaginario en formas algo prosaicas como la peluquería y el peinado/desenredo que aún hoy en algunos sectores sociales funcionan como una práctica multipropósito: higiene, preservación del pelo (y ahorro en peluquería), momento de intimidad de transmisión de conocimiento. En palabras de la obra, herencia.

“El proceso creativo siempre empieza desde el cuerpo y desde algún universo -explica Galliano -. Desde hace años vengo haciendo una investigación sobre la materialidad de mi cabellera, la manipulación de mi pelo: me cuelgo del pelo, que es unas de las técnicas que vengo trabajando dentro del ámbito del circo. Entonces había algo dentro de la materialidad del cabello, del mundo de las pelucas que venía investigando. Y eso me despertaba un montón de universos.” Desde chiquita se crió en la peluquería de su abuela en un pueblo del sur de Córdoba de 5000 habitantes. “Había algo de ese mundo que me llamaba la atención, me obsesionaba un poco el mundo de ‘La cabellera humana’.”

“Velar la noche”, una obra íntima para develar misterios personales antes de que salga el sol

La investigación fue el inicio de algunas revelaciones que después se plasmarían en la obra. “Empecé a usar muchas referencias bibliográficas: tenía mucha cabellera y era chiquita de cuerpo, entonces había mucha imagen sobre ese mundo que lo fuimos como desentramando. Y eso desencadenó en referencias bibliográficas con mi abuela, con mi madre. El contenido siempre aparece a partir de la manifestación del cuerpo, en este caso mi cabellera.” Lo que en Galliano sobresalía tenía una universalidad que descubrió con el tiempo y la investigación. “Empecé a obsesionarme y a comprarme libros sobre la cabellera en la historia humana y cosas así. Y en la investigación de la obra llegó la idea del ADN y de esa cosa portadora de identidad muy fuerte que tiene el cabello: hay algo de la genética, de lo que se hereda y ahí empezamos a indagar en el mundo de Velar la noche, donde si bien el cabello está súper presente y tiene que ver con un universo casi poético y metafórico, la pregunta que empieza a aparecer tiene que ver con la herencia. Qué es lo que se transmite y qué es lo que le damos a esa transmisión, con historias de personas comunes con preguntas muy humanas, existenciales. Y cómo nos relacionamos con ellas en su rechazo, en su asimilación.”

En todas las civilizaciones la cabellera forma y performa, hace a la propia personalidad. A lo largo de los siglos se la usó desde un símbolo de autoridad como los magistrados en los tribunales hasta la contemporaneidad punk y los colores, pasando por los velos que lo tapan y todos los etcétera que se quieran e imaginen. “Es una parte del cuerpo que uno corta y vuelven a crecer, pero a la vez crece de adentro del cuerpo, no es algo que uno se anexa, es cuerpo; yo me cuelgo de ahí, como me cuelgo de un brazo. Y una puede modificarlo para construir otras identidades. Es prácticamente la primera ortopedia que se le puede hacer al cuerpo para cambiar de identidad. Esta búsqueda sobre la cabellera me llevó también a preguntarme qué pasa con el uso de los velos. Tenemos mujeres arquetípicas que están veladas: la novia, la virgen, la viuda. Y prácticamente la única santa que está con el pelo liberado en la región cristiana es María Magdalena. Hay un sinfín de símbolos culturales en relación a la cabellera, principalmente de los cuerpos feminizados. Y está vinculado a una carga erótica, animal, algo que desborda a lo controlado.”

“Velar la noche”, una obra íntima para develar misterios personales antes de que salga el sol

Ambas soportan una cultura patriarcal. Así que “están presentes esos productos que hacen mal al cabello pero se usan en esos intentos adolescentes por encajar, de domesticarlo, de que sea lo que no es”. Y ambas vienen del arte circense, así que cruzan “dramaturgia, el texto y la técnica de circo que da una mezcla muy potente a nivel de metáfora, de signos. La cabellera es una superficie por la que va atravesando este personaje que soy yo.” Una serie de transformaciones que tienen que ver con su historia pero más que nada con las relaciones que se suscitaron en ella: con sus abuelas, su madre, otras mujeres. “Todo lo que se transmite en esos momentos de tanta intimidad de madres peinando a sus hijas; hay algo que nosotras tenemos muy cerca todo el tiempo, de algo que se transmite en ese acto tan simple. Es del orden de lo ritual,” Que es también un momento de confesión, ahí cuando acaso la madre revela lo que quedará por siempre en su heredera, aunque quedará bajo su propia interpretación: nunca la herencia es automática y menos réplica, siempre el momento de manifestación y su forma quedan a cargo de la heredada.

“Cualquier persona viviendo en este tiempo del mundo y del país en particular se siente más cansada, más vulnerada. Hay un trabajo sobre la psiquis, el alma, sobre el ánimo de la población, y cuando algo de eso está más frágil el cuerpo anatómico también. Pero poder ir al cuerpo, moverlo, salva de lo otro, cobija. El arte -en especial el circense- permite estar acá, correrse de la locura de las pantallas y hacer alianza con el cuerpo hace más fuerte. Hacer poesía con el cuerpo me parece muy poderoso.” Y cita sin memoria sobre la fuente: “En el teatro la mentira parece verdad, y en el circo la verdad de ese cuerpo en ese punto parece mentira. Estás colgada del pelo.”

Velar la noche

De Sofia Galliano y Gabi Parigi. Dirección: Gabi Parigi. Intérprete: Sofia Galliano. Sábados a las 20 en El galpón de Guevara, Guevara 326.