En el siglo XXVIII, Valerian y Laureline conforman un equipo de agentes especiales encargados de mantener el orden en todos los territorios humanos. Bajo el mando del ministro de Defensa, los dos se embarcan en una misión a la asombrosa ciudad de Alpha, una metrópolis en constante expansión, donde especies provenientes de todo el universo han convergido durante siglos para compartir conocimientos, inteligencias y culturas.

 

Hasta ahí la sinopsis distribuida oficialmente. Lo enmarañado de la trama responde a la pobreza de su escritura (las ideas nunca son a priori malas): es un clásico aportar confusión a través de muchos vericuetos en la historia como para tapar la impericia a la hora de contar el cuentito. Luc Besson nunca fue un gran talento a la hora de la narración, pero siempre mostró conocer lo suficientemente bien el oficio como para suplir esas limitaciones, incluso para superarlas y sacar productos para el recuerdo.

No es el caso de Valerian…, una película que tiene en una especie de copy paste de varias producciones famosas y gloriosas de la Ciencia Ficción en su puesta en escena, y una historia de amor de fondo como para sostener un interés que el relato no puede. La pareja protagonista (Cara Delevingne, Dane DeHaan; si bien él ya consagrado, ella promete más y mejores cosas para el cine) aporta una química aceptable para un film que no la tiene.

Por si eso fuera poco, las víctimas de esta historia son los habitantes de un planeta que vivía en paz y armonía, sin maldad y felices, todo eso que el humano siempre tuvo como fantasía. Y bueh.

Valerian y la ciudad de los mil planetas (Valerian and the City of a Thousand Planets. Francia-China, 2017). Dirección y guión: Luc Besson. Con: Cara Delevingne, Dane DeHaan, Ethan Hawke, John Goodman, Rihanna, Elizabeth Debicki, Clive Owen. Ciencia Ficción, acción. 137 Minutos. Apta mayores de 13 años.