Valeria Ojeda es la doctora en Biología que durante dos años trabajó en la investigación y redacción de un Plan de Gestión del Área Natural Protegida Río Azul Lago Escondido (Anprale), el sitio desde donde partió el incendio que afectó la vida de centenares de personas en El Bolsón. El Anprale fue creado en 1994 y depende de la provincia de Río Negro.

¿Por qué el gobernador Alberto Werertilneck oculta y se niega a poner en marcha en protocolo de intervención que hubiera no impedido pero sí morigerado significativamente el enorme incendio forestal y de interface que todavía sufre El Bolsón? Esa es la pregunta principal que responde la autora del trabajo de investigación y recomendaciones técnicas para operar una reserva natural de montaña de 65 mil hectáreas.

Según cuenta Ojeda a Tiempo Argentino, fue el mismo Servicio Provincial de Lucha contra Incendios Forestales (Splif) el que recomendó que el Plan de Gestión “debería tener un plan pormenorizado de manejo del fuego. Eso nunca se hizo porque el Plan de Gestión nunca se aprobó”

“El Plan quedó cajoneado de 2018 para acá; (la ex gobernadora Arabela) Carreras (2019-2023) lo colgó en internet por dos meses en 2020 para recibir comentarios y sugerencias, y luego se volvió a guardar y nunca más. Después de eso fue silencio total”, recuerda Ojeda.

-¿Y por qué lo escondieron?

-Y evidentemente a alguien le molesta el Plan de Manejo. Yo no puedo decir a quién, porque no lo sé. Pero es más que evidente que a alguien le molesta. Es como aquello de ‘a río revuelto, ganancia del pescador’: cuando no tenemos una norma, cuando todo es un descontrol, alguien siempre gana. Al no haber un Plan de Manejo perdió la naturaleza y perdió la gente.

El Plan que mantiene oculto Weretilneck tiene antecedentes. Se basa en un primer Trabajo del INTA, de 2008, que realizó un relevamiento del espectro socioambiental del Anprale, y de otro de 2013 que fue un diagnóstico del biólogo Claudio Romero durante la intendencia de (el peronista) Ricardo Kaleuche García; luego desde 2015 todo quedó parado. En el medio, un grupo que se presentó como “pobladores del Anprale” trajo un supuesto plan de gestión sin autor, ni firma, ni datos técnicos y muy endeble. Nunca se supo quién lo hizo pero muchos miran hacia Lago Escondido.

El trabajo de Ojeda insumió dos años de recorridas de montaña, entrevistas a pobladores y operadores, indagación de antecedentes internacionales, diálogo con guardas ambientales y personal técnico. Por 10 meses fue luego sometido a discusión y rechequeos con especialistas de áreas técnicas del Estado.

“El trabajo lo hicimos sin el apoyo de los operadores turísticos ni del municipio. Fue con gran hostilidad de los refugieros (propietarios de campos que ofrecen refugios cada vez más sofisticados a los turistas, y no tienen regulación ni fiscalización) y la sola colaboración de unos pocos que brindaron alojamiento”, revela Ojeda.

“Lago Escondido, por ejemplo, solo aportó un cruce en lancha por el lago que se logró concretar luego de seis meses de solicitarlo reiteradamente”, mencionó.

Ojeda añadió que “no solamente metieron bajo la alfombra en Plan de Manejo que el mismo Gobierno contrató, sino que además hay que observarlo de conjunto con el desfinanciamiento (hay solo 6 guardias para 65 mil hectáreas), y también con el desmantelamiento y debilitamiento desde hace tiempo de las áreas de ambiente de la provincia”.