Filtraciones de agua, colapso del sistema eléctrico, falta de insumos y problemas en la ventilación y calefacción central. A la grave situación edilicia por la que atraviesan la mayoría de los hospitales públicos porteños, el déficit de personal encabeza el ranking. Si bien es una situación que atraviesan desde hace años, aseguran que esta problemática se profundizó en los últimos meses y muchos de los nosocomios trabajan con falta de profesionales de la salud tanto en el sector médico como de enfermería.
“Es una problemática de larga data pero estos últimos meses se profundizó aún más y es la falta de personal de enfermería. Actualmente tenemos un déficit de un 45% de enfermeras y enfermeros, casi estamos trabajando a la mitad, con la mitad de la dotación de enfermería y con la totalidad de las camas de internación ocupadas”, explica a Tiempo Pablo Lima, enfermero y delegado por ATE, del Instituto de Rehabilitación Psicofísica (IREP) del barrio de Belgrano.
La falta de persona implica que las enfermeras y enfermeros que trabajan en el lugar tienen una sobrecarga de laboral. “Tenemos situaciones donde han quedado una enfermera o un solo enfermero en la sala atendiendo a todos los internados con las características que tienen nuestros pacientes: cuadriplégicos, paraplégicos, semiplégicos, neurológicos, etc. Agrega Lima.
Cabe destacar que desde hace años vienen reclamando que se reabra uno de los sectores de terapia intensiva pediátrica. En el 2016, se inauguraron dos salas en este sector con disponibilidad para 16 pacientes (ocho camas en cada sala), con equipamiento de última generación. Durante el primer mandato de Rodríguez Larreta, fueron desvinculando a todo el personal que se encontraba trabajando en ese sector. En varias ocasiones elevaron el reclamo por la vía jerárquica, manifestaron la necesidad de abrir esas salas con las autoridades del hospital, e intentaron dialogar con el ministro Fernán Quirós pero se niega a recibirlos.
“Se torna imposible el trabajo con un solo enfermero para atender a todos los pacientes. Por eso estamos reclamando la incorporación inmediata de personal de enfermería. Por ejemplo, en la época de la pandemia se abrió la sala del tercero B pero al terminar la emergencia sanitaria la volvieron a cerrar porque las enfermeras y enfermeros que fueron contratados fueron despedidos”, suma el trabajador de la salud e insiste: “nosotros como Asociación de Trabajadores del Estado estamos reclamando al gobierno la ciudad que incorpore de manera urgente al personal de enfermería que nuestro instituto necesita, y solicitamos tener una reunión con el ministro de salud para explicarle y mostrarle de primera mano cómo es el funcionamiento de nuestro hospital, porque cuando vino de visita pasó por los lugares más lindos del instituto pero nunca por la sala y no vio las condiciones en las que están los pacientes”.
Salas cerradas usadas como depósito
En el IREP, además, tienen varias salas de internación clausuradas que están siendo utilizadas como depósito y oficinas del personal médico. Una de ellas en la sala del 3ro B, tiene una capacidad para internar a ocho pacientes pero actualmente se utiliza para guardar diferentes insumos como gasa, alcohol, vendas, etc. y otras salas que fueron cerradas hoy funcionan como oficinas.
La misma situación se repite en varios hospitales
Desde hace algunos meses, trabajadores y trabajadoras del Hospital Durand se vienen manifestando por la falta de personal médico, especialistas, enfermeros y enfermeras para que la terapia Pediátrica funcione al 100% de sus posibilidades.
El GCBA no solo se negó a contratar más personal sino que, a cambio, decidió cerrar parcialmente el uso de ese sector.
De acuerdo a datos relevados por las y los trabajadores del Durand, para poner en funcionamiento la Terapia Pediátrica se necesitan 14 traumatólogos, catorce neurocirujanos infantiles y catorce cirujanos generales especializados en el área infantil. Además requieren siete anestesistas infantiles y 36 enfermeras y enfermeros especializados en el sector.
Cabe señalar que en los últimos años, la Ciudad ajustó el presupuesto de la cartera sanitaria en casi $ 42.500 millones y hubo una caída de la inversión social en hospitales superior a los $ 36.000 millones.