El salón Versalles del hotel Alvear Palace estaba lleno. Los empresarios y empresarias del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp), de punta en blanco por todos los rincones. La estrella, María Eugenia Vidal, gobernadora de la provincia de Buenos Aires. El agasajo, una comida lujosa que era superficialmente una enorme demostración de simpatía e indirectamente un pedido para que se lance a competir por la presidencia de la Nación.

La mandataria ocupó un lugar central entre las autoridades del Cicyp, escuchó los elogios de la dirigencia, desde el palco repasó su gestión en la provincia de Buenos Aires, a la pasada ratificó la candidatura nacional de Mauricio Macri y convocó a los empresarios a seguir trabajando “en equipo” y “sin líderes mesiánicos como en los últimos 80 años”.

Los anfitriones no se contentaron y volvieron a la carga. Cuando Vidal intentó reanudar el almuerzo lanzaron la habitual ronda de preguntas y fueron al hueso: «¿Va a ser candidata a presidenta?» Ella suspendió la sonrisa, tomó el micrófono, se puso de pie y volvió a decir que el candidato nacional es Macri y que su objetivo personal es la reelección en la provincia.

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(Foto: Consejo Interamericano de Comercio y Producción)

Desilusión generalizada

Antes del almuerzo, cerca de las 12:30, en los pasillos del Alvear los empresarios conversaban animados sobre la presentación de la gobernadora. Algunos directamente hablaban de las chances de que la mandataria provincial dé el salto a la arena nacional. Como telón de fondo jugaba el deterioro de la imagen de Mauricio Macri, la incógnita que gira en torno al acuerdo de precios y al resto del paquete de medidas que se anunció la semana pasada para llegar con margen a las elecciones.

Algunos reconocidos partidarios de Cambiemos, como Cristiano Rattazzi, CEO de FIAT Argentina, sorprendieron con quejas sobre la situación económica. Otros, muchos industriales, machacaban sobre la “inutilidad” de las medidas. En ese contexto la aparición de Vidal generó un nivel de expectativas que la propia mandataria se encargó de sumergir en hielo.

El presidente del Cicyp, Daniel Funes de Rioja, no anduvo con vueltas. En el discurso de apertura elogió el “profesionalismo” la “calidad de gestión” y la “visión” de Vidal. Y agregó: “Estas son las cosas que la Argentina tiene que buscar mirando hacia adelante. Sus desafíos van a ser nuestros desafíos. Esta comunidad empresarial que hoy está muy ansiosa de escucharla está pensando en esa Argentina en la que usted sueña y nos comprometemos entre todos, como ciudadanos empresarios. Queremos ser parte desde nuestras responsabilidades. En nuestra historia tenemos muchos divorcios pero en el futuro esperamos tener muchas comuniones”.

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(Foto: Consejo Interamericano de Comercio y Producción)

Pero Vidal respondió: “Yo me siento parte de un equipo que tiene un enorme compromiso con la provincia. Hoy tenemos  un candidato a presidente definido, que es Mauricio Macri, una candidata a gobernadora, que es María Eugenia Vidal, y nos concentramos en gobernar. Ese es el acuerdo y consenso de equipo al que llegamos y me siento muy cómoda en ese lugar”.

Sobre el vínculo con las empresas afirmó que “siempre puede ser mejor”. Y sumó: “creo en un trabajo de conjunto” en el que a los presentes les toca la tarea de “crear puestos de trabajo”.

Después del renunciamiento, todavía confundidos, los organizadores atinaron a taclear a la invitada para una foto que se difundió rápidamente. Cuando los pedidos empezaron a multiplicarse a lo largo y ancho del salón logró desmarcarse y escapar por una de las puertas laterales. Con ella se fue buena parte de las ilusiones de un amplio sector de Círculo Rojo. Pero todo indica que todavía quedan muchas jugadas pendientes.