La presentación de olores durante el sueño colabora en la consolidación de la memoria. Así lo afirma una investigación liderada por especialistas y docentes del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA).
El trabajo, encabezado por Cecilia Forcato (investigadora del Conicet, directora del Laboratorio de Sueño y Memoria y docente de la carrera de Bioingeniería del ITBA) y la becaria del Conicet Vanessa Vidal, se basó en la premisa de que mientras dormimos la información se reactiva espontáneamente, se transfiere y procesa, lo que favorece la consolidación e integración de la memoria.
El estudio tomó en cuenta que estas reactivaciones espontáneas también pueden ser inducidas a partir de claves externas como sonidos o aromas, con las que buscaron mejorar la consolidación de esa información compleja. ¿En quiénes? Específicamente en estudiantes de colegios secundarios, de entre 17 y 18 años.
El experimento se llevó a cabo con 45 de ellos, en el transcurso de una semana. En el primer día, dos aulas fueron perfumadas a través de spray antes de que las y los participantes ingresaran al lugar. Ambos cursos recibieron una clase de historia de 20 minutos brindada por su profesora, con el ambiente perfumado con aroma a coco. Al finalizar la clase, los alumnos fueron evaluados inmediatamente con una prueba a corto plazo.
Esa misma noche, la mitad del grupo recibió el mismo aroma mientras dormían en sus hogares. Al mismo tiempo a la otra mitad se le presentó un aroma diferente. Ocho días después, en una clase libre de perfumes, ambos grupos fueron evaluados sobre el contenido de la clase de historia.
A pesar de que todos partieron del mismo nivel de aprendizaje el primero día, el grupo que fue reactivado con la fragancia que estuvo presente durante la clase de historia mostró una puntuación significativamente más alta en la evaluación a largo plazo que el grupo sin reactivación. De acuerdo al equipo de investigación, estos resultados indican que reactivar las memorias durante el sueño nocturno utilizando un recordatorio externo (en este caso un aroma) mejora la consolidación de una clase compleja en entornos escolares.
«Elegimos esos aromas para que sean bien diferentes uno del otro, y no correr peligro de que en el grupo control se reactive la memoria como si fuesen aromas similares, pero se podría usar cualquier otro aroma para aplicar esta estrategia en la escuela. En los primeros trabajos que se realizaron en laboratorio reactivando memorias con claves olfativas se utilizó aroma a rosas por ejemplo, y hay un trabajo realizado con alumnos de secundaria en Alemania durante el 2020, en el que también utilizaron rosas durante siete días en sesiones de estudio en el hogar para aprender pares de palabras en inglés. Nosotros quisimos evaluar si la reactivación con aromas tiene el potencial de usarse en escuelas para mejorar la consolidación de una clase compleja, sin sesiones adicionales de estudio en el hogar», comentó Vanessa Vidal a Tiempo. Del equipo también formaron parte Fabricio Ballarini (director del Departamento de Ciencias de la Vida del ITBA), y la becaria Leonela Tassone, entre otros,
“Cabe destacar que no necesariamente toda la información adquirida en la escuela se toma como relevante para el cerebro y, por lo tanto, se puede olvidar fácilmente. Por este motivo es de gran importancia demostrar que la presentación durante el sueño de claves ligadas al aprendizaje en el aula puede guiar qué contenido será consolidado en el cerebro durmiente, independientemente de su relevancia –mencionan desde ITBA–. También es interesante destacar el hecho de que los temas a evaluar fueron contenidos que se encuentran en la currícula de los estudiantes, y que la clase fue brindada por su propia docente. Esto logra que el experimento sea muy ecológico y aporta sólidas evidencias para su futura implementación en las escuelas”.
A partir de los resultados obtenidos, concluyeron que la reactivación de la memoria con claves olfativas durante el sueño como una herramienta ventajosa para mejorar el rendimiento escolar en entornos de la vida real. Desde el ITBA plantearon: “En este estudio nuestro objetivo fue mejorar la consolidación de información compleja, como una lección de historia, utilizando una sesión de estudio en presencia de un olor. Esto que parece ser un experimento específico es en realidad una gran demostración de un proceso cognitivo clave, con el que se podrán obtener más hallazgos”.
«Nuestros resultados aportan evidencia que son útiles para apoyar la implementación de esta estrategia en las escuelas. Para el estudio utilizamos dispensers de aerosol automáticos, para tener control de la cantidad de aroma que recibían los estudiantes, y durante cuánto tiempo. Son aromatizadores comunes que pueden conseguirse en cualquier lugar a un precio económico –completó Vidal a este diario–. Consideramos que puede implementarse en las escuelas masivamente; asimismo también tenemos que realizar más estudios, por ejemplo, para determinar si un mismo aroma puede asociarse a varios contenidos en la escuela para mejorar en simultáneo información diferente o si, por el contrario, se necesitan diversos aromas».