Al igual que las anteriores, la vigesimonovena edición de la Marcha del Silencio fue tan popular que por momentos fue concentración y no marcha. “Ya el año pasado y los otros años teníamos poco espacio para caminar, o sea, la marcha avanzaba muy poquito, [una] señal de que la gente se ha ido incorporando masivamente”, comentó a la diaria Nilo Patiño, referente de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, minutos antes de empezar a caminar junto a miles y miles de personas en reclamo de memoria, verdad y justicia por los detenidos desaparecidos de la dictadura.
Un año más, el punto de encuentro de la convocatoria de Madres y Familiares, en el aniversario de los asesinatos en Buenos Aires de Rosario Barredo, Héctor Gutiérrez Ruiz, Zelmar Michelini y William Whitelaw, fue el espacio de la Plaza a los Desaparecidos en América, en la intersección de las calles Rivera y Jackson.
Allí, temprano, casi dos horas antes de la hora prevista para el inicio de la marcha, Ignacio Errandondea, referente de Madres y Familiares, se subió a una escalera para atar un alambre de varios metros que luego sostendría las fotos de todos los detenidos desaparecidos durante la dictadura cívico-militar (1973-1985). Poco a poco, la gente empezó a arrimarse.
A menos de media cuadra, un comité de base del Frente Amplio reproducía desde un parlante la canción “Desapariciones”, de Rubén Blades. Dentro, el militante Luis Pacheco dijo a la diaria que “no saber qué les pasó” a los detenidos desaparecidos ni “dónde están”, simplemente, “desgarra”. “Es impresionante el hecho de que a los familiares les hayan quitado el lugar donde estuvieron. Que hayan pasado tantos años, me parece que es terrible”, expresó, y añadió que, pese al hallazgo del año pasado, todavía “hay muchos que faltan”.
El 6 de junio de 2023 se hallaron los restos óseos de una mujer en el Batallón de Infantería Paracaidista 14, en Toledo. Sin embargo, el equipo de la Institución Nacional de Derechos Humanos que trabaja en la búsqueda de detenidos desaparecidos de la dictadura todavía no ha logrado identificar a quién pertenecen los restos del que fue el sexto hallazgo desde que empezaron los trabajos de búsqueda, en 2005.
Los primeros restos en nuestro país se encontraron el 29 de noviembre de 2005, en un lugar conocido como la chacra de Pando, y pertenecían a Ubagésner Chaves Sosa, obrero metalúrgico y militante del Partido Comunista. El segundo hallazgo fue el 2 de diciembre de 2005: en el Batallón de Infantería 13 se encontraron los restos del escribano Fernando Miranda, también militante del Partido Comunista.
Tiempo después, el 21 de octubre de 2011 se hallaron los restos del maestro Julio Castro, también en el Batallón 14 de Toledo. “Quizás sea el más emblemático”, dijo a la diaria Francisco Beltrán, otro militante del comité de base frenteamplista. Porque Castro, recordó, “aparece atado con alambre y con una bala en el cráneo en un predio militar”, lo cual evidenció que “de ninguna forma eso fue un exceso en la tortura”, sino que “fue algo más y fue algo sistemático”.
Posteriormente, el 15 de marzo de 2012 se hallaron los restos de Ricardo Blanco, militante del Partido Comunista Revolucionario, a pocos metros de donde enterraron a Castro; y luego, el 27 de agosto de 2019, se hallaron los restos del militante del Partido Comunista Eduardo Bleier, también en un predio militar.
Seguir luchando
Encabezada por una pancarta que decía “Ellos saben dónde están”, sostenida por los familiares, la multitud que protagonizó la 29ª Marcha del Silencio empezó a moverse minutos después de las 19.00, pero con extrema dificultad porque todas las calles aledañas ya estaban repletas de gente.
“Para mí es impresionante la cantidad de gente que viene a la marcha. Todos los años es como que va aumentando, pero no sólo acá en Montevideo, sino que en el interior también tenemos manifestaciones en muchísimos lugares: esto se ha ido expandiendo de alguna forma y la gente se ha ido adhiriendo. Para nosotros es un reclamo súper importante porque empieza a involucrar a sectores cada vez más amplios de la sociedad, que hacen que esta causa tenga la fuerza que tiene”, manifestó Patiño.
Al llegar a la avenida 18 de Julio, rumbo a la plaza Cagancha, donde cerca de las 21.00 se leyeron los nombres de todos los desaparecidos y se entonó el himno nacional, ya había cientos de personas esperando con margaritas y carteles. “Tenemos 197 motivos para no olvidar”, decía, por ejemplo, uno de ellos.
Un par de cuadras más adelante, en la explanada de la Universidad de la República, que con una margarita iluminada preguntaba “¿Dónde están?”, un grupo de personas acompañó la marcha desde un costado, con carteles que también preguntaban: “¿Cómo sería la vida con ellos?”.
Consultado sobre la actuación del Estado en el último tiempo, Patiño consideró que “en algunas cosas no se avanzó mucho, [pero] en otras cosas se avanzó un poco”. No obstante, afirmó que aún persiste “la misma deuda pendiente con respecto a los gobiernos”, porque “falta decisión política”. “A partir del reconocimiento de Jorge Batlle, todos los gobiernos sucesivos han dicho que iban a colaborar con la búsqueda de los detenidos desaparecidos; sin embargo, todos han tenido impedimentos para concretar eso”, expresó.
Para Patiño, “sería muy bueno” que en el marco de la presente campaña electoral “todos los partidos políticos se involucren” con el pedido de Madres y Familiares. Sería muy bueno, agregó, “que los precandidatos a la presidencia se pronuncien sobre esto y digan si realmente van a tomar medidas y qué medidas van a tomar, porque acá lo que falta es que el presidente ordene a las Fuerzas Armadas”.
Esto último, sostuvo, “ya ha pasado en Uruguay”. “Pasó en 2005, cuando Tabaré Vázquez les pidió a las Fuerzas Armadas que hicieran un informe: así apareció Chaves Sosa”, señaló. Sin embargo, desde entonces “hemos estado en un statu quo”, excepto por el trabajo de los antropólogos, “que es muy lento, porque avanzamos terreno a terreno”, señaló. “Acá lo que falta es decisión y preguntarles a los candidatos políticos qué van a hacer en concreto”, subrayó.
A mitad de camino, la movilización pasó frente al teatro El Galpón, en cuya fachada, sobre una tela negra, podía contemplarse una margarita blanca y rostros de detenidos desaparecidos, como el de Mary Luppi, el de Elsa Fernández y el de María Emilia Islas, entre otros.
Aunque aseguró que en este último período de gobierno, “lamentablemente”, hubo algunos retrocesos, Rafael Michelini, dirigente frenteamplista e hijo de Zelmar Michelini, dijo a la diaria que “lo que no se puede frenar es el esfuerzo de la gente que lo empuja”. Rodeado por miles de personas, Michelini dijo que próximamente “se va a avanzar más”, pero “hay que seguir luchando, en silencio, con fuerza, con energía”, porque “esto no lo para nadie”.