Para ellos no hubo sorpresa. El propio Miguel Ángel Pichetto confirmó que, antes de aceptar ser el candidato a vicepresidente de Macri, habló telefónicamente con Juan Manuel Urtubey y con Juan Schiaretti. Quizá por eso, el salteño y el cordobés reaccionaron de inmediato a que se diera a conocer públicamente la noticia que sacudió al mundo político y ratificaron su pertenencia a Alternativa Federal, el espacio que crearon el año pasado junto a Sergio Massa y el propio Pichetto, con la esperanza de convertirse en la “tercera vía”, capaz de sortear la polarización en las próximas elecciones.
“Hacemos por Córdoba inscribirá la alianza para participar de las elecciones con candidatos a diputados nacionales propios, que defiendan los intereses de nuestra provincia. Además, ratificamos nuestra pertenencia a Alternativa Federal, coalición que se inscribirá nacionalmente”, expresó Juan Schiaretti, con más estrategia que desconcierto.
Al mismo tiempo, desde el entorno de Roberto Lavagna acusaban impacto y se esperanzaban con un escenario bien distinto al que proyectaban hasta ahora. Casi golpeándose el pecho, los operadores políticos del exministro de economía afirmaban que tenían razón cuando decían que en Alternativa Federal no había ninguna intención seria de terminar con la “grieta”. Ahora, sin Massa y sin Pichetto, abren la puerta al diálogo a pocas horas del cierre de las alianzas. Y, por qué no, apuran los trámites para un posible acuerdo con Urtubey y Schiaretti, al que se sumarían contentos los socialistas santafesinos, los progresistas del GEN y los radicales abandonados a la suerte por su partido. «Después de lo que estamos viendo en los últimos días, nada es imposible», coinciden todos.