Es preciso, ahora que se discute el código urbanístico de la ciudad, pensar seriamente en nuestras riberas, que suman más de veinte kilómetros. Siempre a pesar de ser el frente de la ciudad y tener a sus ríos, es lo menos pensado y planificado, al menos en el ámbito público.

Imagino que el código urbanístico de una ciudad con semejante litoral fluvial debería proponer cómo nos lleva en armonía desde el centro de la ciudad al río y sus riberas y no cómo se lo oculta a su población. Tiene que hacernos saber que hay un litoral y eso lo debe decir la edificación de sus casas aledañas, sus alturas y el convite para llegar fácilmente a él.

Se que son muchos años de trabajar en contra del río, pero ¿cuáles son las propuestas para desandar ese camino y hacer de Buenos Aires algo que se acerque a la sustentabilidad y el disfrute?.

Después, ocurre que de esos lugares olvidados surgen las grandes rehabilitaciones para pocos, resultando importantes negocios inmobiliarios, que aparecen de un día para el otro. Nos los venden en la publi/nota de algún diario, que dos páginas más adelante defiende el ambiente a ultranza, castigando gobiernos y soliviantando ONGs que financian sus amigos.

El código debe expresar de una vez por todas y claramente cómo la urbanización de la ciudad va a colaborar para recuperar la ribera del Río de La Plata y el Riachuelo, sin eufemismos. Decirlo en normativa concreta e interpretable para la ciudadanía y no solo por los descifradores de jeroglíficos que trabajan para el desarrollo del mercado inmobiliario.

Este debe definir una zonificación que nos ponga de cara a nuestras riberas definitivamente. Allí se encuentra el mayor patrimonio y servicio ambiental de la ciudad, además del paisaje más monumental que tenemos y que prácticamente no vemos ni conocemos. Me refiero al Río de La Plata.

No se puede permitir que las riberas y sus aledaños sean lugares exclusivos, donde el metro cuadrado cada vez es más caro. Las riberas deben ser el espacio público de excelencia para toda la ciudad. Un espacio que anticipe un destino de recuperación absoluto, dando una orientación urbana igualitaria, saludable, armoniosa y bella para toda la población. Un rumbo claro en tiempos de cambio climático y un horizonte de certeza para el descreimiento general.

Por eso debe pensarse a escala metropolitana y conformar un ámbito que articule su recuperación integral. Allí los municipios vecinos y ribereños del Río de La Plata tienen que aportar y juntos ir por su recuperación.

Esto es más calidad en la planificación y estrategia urbanística, sobre la edificación, alturas, apertura de calles con llegada a las riberas, remoción de todas las barreras que impiden ese acercamiento, pensar nuevas conexiones con ellas, recuperación del espacio público ribereño. Evitar que el mercado piense solo y nos encarcele en una ciudad donde solo vemos torres espejadas que nos viven devolviendo calor. Pero detrás de los vidrios algunos pueden ver el río, una diferencia importante.

El Riachuelo, es decir la parte de la Cuenca Matanza Riachuelo que corre por el sur de la ciudad, debe tener un tratamiento consultado con la provincia y municipios vecinos. Debe ser una obligación la creación de un área metropolitana. El Riachuelo es una “unidad ambiental especifica” y se debe que acompañar los esfuerzos que viene haciendo ACUMAR en su recuperación, así debe ser tratado en el código. Recordemos que hay un fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que obliga a recomponer el ambiente de esa cuenca. Además, el Riachuelo, debe pensar sus riberas en acuerdo con la provincia. No sirve tener dos riberas con variedades de códigos, iríamos hacia un mamarracho y a desandar lo andado. Allí debemos ver un río, como el paisaje emergente, que hoy asoma y ya se disfruta, ese es el desafío.

Hoy solo vemos transformación en función del automotor. Es preciso pensar en nuestro principal bien ambiental, el que nos da de beber, nos refrigera y nos da posibilidades económicas. Hasta no hace tanto, era un espacio balneario para disfrute de la población. Este debe ser un objetivo, apuntar a la recuperación total del estuario con todos sus usos. ¿Por qué no ir a fondo con esto de una vez por todas? Es increíble que este no sea un tema prioritario de urbanismo, salud y ambiente en la agenda. Un plan gradual con metas a concretar, habilitadas por un código progresivo y reparador. Seguimos eligiendo vivir rodeados de ríos que no utilizamos y contaminamos, en momentos de cambio climático amenazante.

Las riberas del Riachuelo tienen grandes infraestructuras, galpones inmensos que bien podrían ser vivienda para los habitantes del barrio. Necesitamos vivir en las riberas, de manera armoniosa y en toda su extensión ir por ellas. No se quiere ni se cuida lo que no se conoce. Las mejoras ambientales en el Riachuelo deben ser un premio para la ciudad, pero principalmente, para quienes habitan la zona históricamente. Navegar progresivamente el Riachuelo, tener un servicio de transporte público, sumarlo al Rio de la Plata, es estratégico. Generar transporte público polimodal, que enlace la navegación con los subtes, el automotor y el transporte aéreo (Ezeiza y Aeroparque). Hay que tener audacia e ir por un mayor bienestar, única forma de redefinir esta ciudad. Desde esas aguas viene nuestra salvación, es preciso entenderlo de una vez por todas y para siempre, si queremos volver a ser La Reina del Plata, con todos sus atributos al mando.

*presidente de Nuevo Encuentro CABA.