La política deportiva del gobierno nacional es igual a la que implementó Mauricio Macri y su espacio político en la Ciudad de Buenos Aires desde la Subsecretaría de Deportes. En 2013, denuncié que le habían entregado cinco subsidios a Sebastián Armenault, un atleta ligado al exsecretario de Deportes porteño Francisco Irarrázaval. Armenault es un exjugador de rugby que pasó a competir en ultramaratón.
Ese episodio muestra cómo la política nacional es una réplica del modelo de la Ciudad. Desde la Defensoría del Pueblo veía cómo repartían subsidios a clubes que no son de barrio y se favorecía a los amigos, como a Armenault. Y ahora hacen lo mismo: en lugar de darles subsidios a clubes de barrio, se amparan en la ley y les entregan subsidios a clubes de golf que facturan millones.
En mi caso, en la Carrera de Miguel de 2013, pedí mi subsidio por la Ley del Deporte y me lo negaron. A Armenault, en cambio, le dieron esos cinco subsidios y no era ni siquiera de la Ciudad, sino de Vicente López, y tenía deudas con el fisco porteño, lo que impide que le entreguen subsidios. También lo denuncié en la Comisión de Turismo y Deportes de la Legislatura y nunca fui escuchado. Pero ahora la discrecionalidad en la entrega de subsidios fue denunciada por Jorge Lanata. ¿Es más creíble Lanata que cualquier deportista o cualquier ciudadano?
Sobre el ENARD también hice advertencias. Desde la Defensoría del Pueblo de la Ciudad pedimos en su momento que ese 1% no lo pagaran los usuarios de telefonía celular sino las empresas, porque tienen ganancias extraordinarias. Tampoco fuimos escuchados. Gerardo Werthein, como parte de Telecom, atendía en los dos mostradores. Por eso ahora, cuando Werthein pelea por el ENARD como presidente del Comité Olímpico Argentino, suena extraño.
Está todo ligado: las becas, el ENARD, la política deportiva. Si deciden sacar las becas, habrá más contradicciones. Esas becas son pagadas con plata de la gente. Si no hay una fuerte lucha de los atletas y una denuncia generalizada, van a ir por todo.