Los medios y las agencias de noticias de Europa ya lo llaman «el primer gobierno populista de la historia de Italia». El adjetivo se basa en que el antisistema Movimiento 5 Estrellas (M5E) y la derechista Liga pretenden acabar con la austeridad en la que está inmersa la península en los últimos años y renegociar algunos puntos de los tratados de la Unión Europea.
El gobierno será liderado por el jurista Giuseppe Conte, alguien sin experiencia política e integrante del M5E. «Se han reunido todas las condiciones para formar un gobierno», anunciaron en un comunicado conjunto los líderes de la Liga, Matteo Salvini, y del M5E, Luigi Di Maio, desbloqueando la grave crisis política generada por el veto del domingo al ministro de Economía por parte del presidente de la República, Sergio Mattarella.
Esta vez, el primer magistrado aprobó sin objetar la lista de ministros, fruto de negociaciones entre los dos aliados para implementar un complejo programa de gobierno marcado por políticas contra la austeridad y fuertes medidas contra la inmigración.
El domingo, un prudente Mattarella vetó el domingo pasado la inclusión del euroescéptico Paolo Savona al frente del Ministerio de Economía. La decisión provocó una bravuconada de la Liga y el M5S, que se negaron a sustituirlo y anunciaron que no había más remedio que convocar a elecciones. Durante cuatro días Italia vivió una situación de caos institucional que, hasta para Italia, fue sin precdentes. Se encargó la formación de Gobierno al tecnócrata Carlo Cottarelli, que tenía preparada ya su lista de ministros. Al mismo tiempo, se convocaron manifestaciones contra Mattarella acusándolo de estar al servicio de un golpe de Estado del establishment, y el M5S intentó someterlo a un impeachment.
Los mercados comenzaron a prender las luces rojas y se corría el riesgo de ataques contra la economía por parte de los especuladores. Además, ambos líderes temieron obtener peores resultados si hubiera elecciones, por lo que finalmente en una reunión de varias horas, Di Maio propuso un compromiso a Salvini: mantener a Savona en el Ejecutivo, pero en otro ministerio y en su lugar propuso a otra personalidad «de su nivel». Ena negociación, el cuestionado político terminó como ministro de Asuntos Europeos, una cartera que seguramente no estará exenta de problemas si es manejada por un euroescéptico, y el estratégico Ministerio de Economía quedó a cargo del profesor Giovanni Tria, un jurista de formación y profesor de economía política. El docente de economía política en la universidad romana Tor Vergata es apreciado por la Liga por su defensa de una mayor simplificación de la burocracia, pero está a favor de que Italia se mantenga en el euro.
El resto del Gabinete también tiene sus características especiales. El líder de la Liga Salvini, conocido por sus posiciones contra la inmigración y que prometió la expulsión de 500.000 inmigrantes ilegales, tendrá a cargo el ministerio del Interior. Mientras que Di Maio manejará la nueva cartera de Trabajo y Desarrollo Económico, reflejo de sus promesas de carácter social, como el salario de ciudadanía.
La mano derecha de Salvini, Giancarlo Giorgetti, un veterano parlamentario con buenas relaciones con todos los partidos, será el número dos de Conte. Varios técnicos, funcionarios respetados por ambos sectores, forman parte del gobierno. Entre ellos el jurista Enzo Moavero Milanesi, quien fue juez de la Corte de Justicia de la Unión Europea y ministro para asuntos europeos de los gobiernos de Enrico Letta y Mario Monti, quien será ministro de Relaciones Exteriores.
Italia llevaba 89 días sin gobierno desde los comicios del 4 de marzo. Los italianos estaban irritados con la crisis. Según una encuesta realizada el martes y el miércoles por el Instituto Demopolis, el 54% de los encuestados dijo estar «preocupado» por la situación política, el 30% «enojado», el 11% «decepcionado» y sólo el 5% «confiado».
La crisis política reavivó el debate sobre la permanencia de Italia en el euro, la divisa común que los simpatizantes de Salvini, del próspero norte de la península, acusan de haber debilitado la economía italiana. Sin embargo, según dos encuestas publicadas por los medios italianos, entre el 60 y el 72% de los italianos quieren que Italia permanezca en el euro.
Di Maio repite que su agrupación no quiere una salida del euro, mientras que la posición de la Liga es menos clara. Salvini no prevé una salida unilateral, pero considera que el euro es un fracaso y que la salida debe ser organizada con los otros países de manera gradual, el llamado plan B. «