Volodímir Oleksándrovich Zelenski, el actual presidente de Ucrania, el sexto jefe de Estado del país desde su independencia en 1991. Asumió el 20 de mayo de 2019. Lleva un lustro en un puesto que dejaría en las próximas horas. En fuentes políticas de los Estados Unidos se descuenta que el gobierno norteamericano, que lo sostuvo durante toda la guerra en la que el país del este europeo enfrenta nada menos que a Rusia, habría decidido que se cumplió su ciclo y todos los indicios apuntan a que sería remplazado por quien fuera suministro del Interior hasta 2021, Arsén Avákov.
Fuentes de la Casa Blanca aseguran que la sustitución de Zelenski «permitirá a Occidente prepararse mejor para el posible inicio de negociaciones con Rusia para resolver el conflicto». Más aún, ante la proximidad de las elecciones estadounidenses, el 5 de noviembre, las decisiones parecen precipitarse en Washington. Al tiempo que es determinante la consideración del electorado, respecto de que las inmensas fortunas en aporte armamentístico que Estados Unidos le brindó a la Ucrania presidida por el ex actor de comedias sólo consiguió prolongar la guerra por un lapso mucho mayor de lo que se consideraba en un principio. Y que el final está cerca. Tanto en el gobernante Partido Demócrata, como en el Republicano, que podría hacerlo si Donald Trump ganara las elecciones, hay cada vez más certezas de que los miles de millones de dólares que se aportaron a Kiev deben tener un límite inmediato.
Por otra parte, los países europeos más fuertes que integran la OTAN tienen la misma postura. Justamente las aristas más destacadas de Arsén Avákov incluyen «sus lazos estrechos con las formaciones nacionalistas ucranianas» y contactos que mantiene con los líderes de países europeos. «En la situación actual, Washington está estudiando opciones para reemplazar a Zelenski por una figura “que convenga a la mayoría de los aliados occidentales”, aseguran. También que al “exministro del Interior se considera como candidato adecuado».
Arsén Borísovich Avákov es un funcionario y político ucraniano de origen armenio. Nació el 2 de enero de 1964 en Bakú. Su familia tiene tradición militar. Con fuerte base economista, asumió en 2014 como un poderoso ministro del Interior, cuando asumió el entonces presidente Petró Poroshenko. Y continuó en su cargo a pesar de las diversas crisis y cambio de manos del gobierno de su país, incluso cuando Zelenski llegó a la presidencia en 2019. Fue miembro de cinco gabinetes de ministros del país. Avakok, además, es uno de los dirigentes ucranianos más crítico de muchas consecuencias de la guerra. Por caso, puso el grito en el cielo cuando Zelenski suspendió las elecciones de marzo pasado, con el argumento de la ley marcial que, justamente, impera en Ucrania, desde el inicio de la contienda militar de Rusia en febrero de 2022.
En las últimas horas se produjeron varios episodios que confirmarían la severa crisis del gobierno ucraniano. Uno es que el titular del Parlamento ucraniano, Ruslán Stefanchuk, muy cercano en otras épocas a Zelenski, se negó a brindar nuevas facultades solicitadas por el actual presidente. Otro dato importante: el viceministro de Energía, Olexander Kheilo, fue destituido en el cargo, salpicado por sospechas de corrupción: habría recibido medio millón de dólares de empresas mineras del oeste del país para que se les facilitara el traslado de sus materiales.
Clareo que como si nada sucediera, Zelenski continúa como su avanzada bélica. Y hace pocas horas se ufanó de la incursión lanzada la semana pasada por las fuerzas de su país en Kursk, región fronteriza con Rusia. “Es el desastre de esta guerra para Moscú”, dijo, haciendo un paralelo entre ese episodio y el naufragio del submarino K-141 Kursk que sucedió en el mar de Barents el 12 de agosto de 2000, cuando murieron los 118 tripulantes. «Podemos ver qué ocurre con Rusia bajo (el presidente Vladímir) Putin: hace 24 años se produjo el desastre del Kursk, el inicio simbólico de su Gobierno». Y añadió: «Ahora está claro cuál es para él el final. Kursk también. El desastre de esta guerra».