Se llama Damaris Abarca. Hace diez años le diagnosticaron lupus, una enfermedad inflamatoria crónica y autoinmune. Estudiaba Derecho pero tuvo que dejar la universidad para volver a Rengo, al sur de Rancagua, en Chile. A una vida más rural, a analizar todo de vuelta. Lo que no hizo en ese tiempo fue abandonar el ajedrez, el deporte que aprendió a jugar mientras su padre le enseñaba a sus hermanos. Ahora tiene 31 años, un hijo y cuatro títulos nacionales. Damaris es presidenta de la Federación de Ajedrez de Chile, socia de Colo Colo y la única deportista nacional que se sentará en la convención que buscará enterrar la constitución de Augusto Pinochet.
Que sea hincha de Colo Colo no es un dato aleatorio. Damaris fue candidata por Constitución Alba, un espacio de participación política y social integrado por hinchas del club chileno. Otras cinco socias formarán la constituyente: Valentina Miranda, Natividad Llanquileo, Alejandra Pérez y Constanza Schonhaut. Tampoco es una casualidad. La hinchada de Colo Colo tuvo una participación activa en el estallido chileno que se inició el 18 octubre de 2019, en el amanecer de Chile. La Garra Blanca, su barra organizada, estuvo en la calle desde ese día. También sus activistas independientes. Lo hicieron, incluso, mezclados con sus rivales de la Universidad de Chile. El club convocó a cabildos abiertos en el estadio para debatir la situación social y buscar salidas para el país. Colo Colo no fue ajeno a los dramas que entregó el neoliberalismo. Después de una quiebra forzada, lo privatizaron. Sebastián Piñera fue presidente de la sociedad anónima que administró al club aunque fuera hincha de la Universidad Católica.
Pero el carácter popular de Colo Colo lo indica su historia. La de David Arellano, su fundador, el deportista mártir que murió por un golpe en el estómago durante un amistoso en España. La de Carlos Caszely, el ídolo del club que tuvo a su madre presa y torturada durante la dictadura de Pinochet. La del abuelo de Damaris, Guillermo González, un obrero que la empapó de amor al club, le habló de los derechos de los trabajadores y le enseñó a luchar contra la mercantilización de la vida. “Hay una lucha histórica de Colo Colo porque lo hemos sufrido en primera persona -dice Damaris-, yo tomé esa bandera de lucha”.
Damaris tiene una historia como activista. Fue dirigente estudiantil en las movilizaciones de 2006, lo que se conoció como la revolución pingüina, y se mantuvo al frente en la pelea por los derechos de las mujeres y las políticas públicas en el deporte. En el primer punto de los principios de Constitución Alba se lee que el deporte debe ser para todos y todas. Le siguen la garantía de los derechos sociales económicos y políticos, la construcción de una sociedad democrática con participación ciudadana vinculante y la igualdad de género en todos los espacios de nuestra sociedad.
“Colo Colo -dice Damaris- es un club social y deportivo más que de fútbol. Pero hay una historia en el deporte general, en las instituciones, que es muy machista. Que yo haya sido la primera mujer presidenta de una federación deportiva a nivel sudamericano dice mucho. Necesitamos más mujeres en la dirigencia, arbitrando, ligadas al deporte, en la toma de decisiones. En Colo Colo trabajamos para quitar el lenguaje machista dentro de la propia barra, también a los deportistas abusadores, hay una sociedad que despierta en ese sentido.”
El domingo en que fue elegida convencional constituyente por el distrito 10, Damaris fue una ajedrecista. En el ajedrez no se gana hasta que se firma la planilla, cuando el rival acepta la derrota. En las elecciones, pensó, tampoco. Así que esperó hasta que se hubieran contado el 95% de las mesas para sentir que -entonces sí- estaba entre las 155 personas que escribirían la nueva constitución chilena. La emoción le explotó cuando recibió el llamado de su abuela. “La historia de mi familia -dice- es la de muchas familias abandonadas por parte del Estado”.
Y esa historia es también la de un país en el que vivir del deporte es muchas veces una utopías. “Soy la única ajedrecista en la convención -dice- y quiero reivindicar ese lugar, pero también cambiarlo. Una de mis banderas es el derecho social del deporte. Vamos a ir con todo para que el deporte sea un derecho para todo el pueblo de Chile”. Por eso ahora piensa en las próximas olimpíadas una vez que termine la convención; en seguir entrenando, en seguir estudiando, pero hace la lista de todo lo que en Chile hay que poner en jaque. Hay que poner en jaque, dice, al Estado subsidiario que llevó a la crisis social de Chile, al que le dio espacio a los privados para que lucren con los derechos más básicos, la salud, las pensiones, la educación, las viviendas, al que todo lo transformó en negocio, también el deporte. Y hay que poner en jaque, dice, a la heteronormativa patriarcal, a la falta de derechos de las mujeres, de las disidencias sexuales, de las infancias. Damaris, ajedrecista de Colo Colo, quiere poner hacerle jaque mate al sistema.