Milagros Ortíz, de 22 años, y Alejandro Barreto, de 30, hacía poco más de un año que estaban juntos. Sin embargo, la relación estaba lejos de ser sana. Habitualmente discutían fuerte y ella lo había amenazado de muerte en varias oportunidades. El viernes, finalmente, la joven integrante de la Bonaerense sacó su pistola reglamentaria y mató a su novio de dos balazos, mientras estaban de vacaciones en un camping de Zárate, junto a otros allegados.
Según se pudo reconstruir, el episodio que terminó con el crimen de Barreto -quien era albañil y mecánico, oriundo de Berazategui-, ocurrió en horas de la noche cuando la pareja comenzó primero a discutir de forma verbal y luego dio lugar a la violencia. De acuerdo a los testimonios recogidos de personas que también estaban en ese momento en el camping situado en las islas del delta del Río Paraná, ambos se golpearon.
Si bien el padre de la víctima intentó parar la pelea, ella tomó su pistola reglamentaria del auto Peugeot en el que había llegado y le disparó dos veces a su novio, siendo que uno de los balazos impactó a la altura del corazón. El muchacho fue trasladado de inmediato por la agresora, el padre y su amigo a un puesto de Gendarmería Nacional, en la Ruta Nacional 12.
La ambulancia llegó poco después y si bien los médicos le practicaron RCP, nada pudieron hacer para revertir la situación. Barreto llegó muerto al hospital.
Confesión y detención
Las fuentes indicaron que la mujer, integrante de la UTOI de Lanús, les relató a los gendarmes lo ocurrido y les entregó su arma. Instantes más tarde, el fiscal Alberto Gutiérrez de la UFI 7 de Zárate ordenó su detención por homicidio agravado por el vínculo.
“El viernes a la noche estaban discutiendo verbalmente. Mi papá y Nahuel estaban en la orilla pescando y ellos estaban a unos metros de la orilla”, precisó la hermana de la víctima en diálogo con el canal de noticias TN, y agregó: “Sacó el arma y le disparó sin dudarlo. Uno de los disparos le dio en el pecho, al lado del corazón, y ahí mi papá le tiró el brazo, pero ya era tarde”.
La hermana del joven recordó que su cuñada solía amenazarlo y que las peleas eran frecuentes. “Cuando empezaba una discusión había que separarlos”, continuó, al tiempo que aseguró: “Yo vivo a la vuelta de su casa y una vez tuve que ir porque ella le pegó muy mal. Fue una de las últimas, a fines de junio. Me metí porque le pegó muy fuerte y él no hacía nada”.
“Siempre lo defendimos a Ale cuando esta chica lo maltrataba en casa o cuando se iba de las manos la discusión enseguida nos metíamos. Ella desenfundaba el arma siempre”, concluyó.