A dieciséis años de su última presentación en un escenario, la vigencia de Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota es innegable. A casi cuatro décadas de su primer show, el fanatismo ricotero se vuelve imposible de cuantificar. ¿En cuántos hogares se escuchará Un Ángel Para tu Soledad durante la noche del sábado, cuántos jóvenes usarán una remera con el PR en este fin de semana, cuántos paredones reflejan alguna frase que escribieron Solari y Beillinson para una canción que se volvió bandera? Entre tantos atajos que se encuentran para recuperar a Los Redondos, el Comando Luddista eligió, quizás, el fundamental: viajar al origen de la banda que se transformó en mito.
En El Alucinante Viaje de Patricio Rey, un rockumental que demoró ocho años de trabajo, se descubren algunos de las leyendas de la fundación de la banda. Mucho antes del pogo más grande del mundo, de las misas ricoteras, de las batallas contra la policía durante el menemismo y de la masividad, Los Redondos respiraron otra época: la psicodelia que reinaba en La Plata en la década del 60 fue el caldo de cultivo de una banda que se formó como un elenco multicultural, que no sólo era una banda de rock. Eso es lo que recupera el documental, lo que sus creadores llaman joyas patricias: imágenes de un Solari de barba y de pelo largo que aparece como actor en dos cortos dirigidos por Guillermo Beillinson, imágenes inéditas de los primeros shows en el Teatro Lozano de La Plata y grabaciones de los primeros ensayos en los que se conocieron la guitarra de Skay y la voz del Indio. El nombre se debe a la excursión que, en plena Dictadura, hicieron una quincena de jóvenes desde La Plata hasta Salta durante enero de 1978, en un micro lleno de hipismo, drogas y alcohol. El lugar lo habían conseguido Skay y Poli, que vivían en el Norte porque el clima de represión en La Plata ya se había vuelto intolerable. Debían darse un nombre: allí apareció por primera vez Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
El Comando Luddista es un grupo de cuatro amigos ricoteros que buscaron respetar la premisa de Patricio Rey, quien en la única entrevista que dio en 1979 aseguró que la identidad no agrega nada a la obra, sino lo que más importante es combatir el ego. Por eso no revelan sus verdaderos nombres: son Walter Blanco, Hidroman, el capitán Balurdo y Miguel Funes. Armar el documental, cuentan, les llevó ocho años de laburo: 120 horas de grabación y una larga lista de entrevistados, entre los que se destacan varios de los personajes que ya son parte de la mitología ricotera: desde el Negro Fontova (que reemplazó al Indio en un show) hasta Murfercho Martínez y las anécdotas de los buñelitos de ricota que repeartía el Doce en su canasta. Tras tres años de girar por todo el país, El Alucinante Viaje de Patricio Rey vuelve este sábado al Margarita Xirgu, ese lugar que albergó a Los Redondos en sus primeras noches porteñas. Como si no hubieran pasado casi cuatro décadas, algo de esa mística sobrevolará el ambiente.