Después de la victoria del «No» al acuerdo de Paz entre el Gobierno Colombiano y las FARC, no tardaron saltar a la luz las primeras repercusiones. «Ganó el odio, ganó el odio a las FARC», dijo Jorge Restrepo, director del centro de análisis Cerac. «Quedamos sumidos en una profunda crisis política y con unas consecuencias económicas muy negativas», agregó.
Ahora son las FARC las que «decidirán si siguen con el desarme, la reintegración y el cese el fuego bilateral», dijo, en alusión al proceso iniciado con supervisión de las Naciones Unidas en cumplimiento de lo estipulado en el marco del acuerdo ya sellado.
El pacto con las FARC, de 297 páginas, buscaba terminar el principal y más antiguo conflicto armado de América, un complejo entramado de violencia entre guerrillas, paramilitares y agentes estatales, con saldo de 260.000 muertos y 6,9 millones de desplazados.
«Hay quienes arriesgan todo por continuar la guerra. Y esto hiere el alma», dijo el papa Francisco al saludar el acuerdo con las FARC, apoyado por famosos desde Shakira, Juanes y Carlos Vives, hasta Carlos «El Pibe» Valderrama y el actor colombo-estadounidense John Leguízamo.
En la sede de la campaña por «Sí», en el emblemático hotel Tequendama en el centro de Bogotá, se vivía un clima de luto.
«Nadie estaba preparado para esto, no había plan B. Ahora no sabemos qué puede pasar, pero está claro que las condiciones que se les dio a las FARC para el acuerdo han pesado mucho y la falta de movilización del electorado colombiano también», dijo el ingeniero Jorge Cifuentes, de 55 años.
El acuerdo preveía que las FARC ingresarán a la política legal. Sus 5.765 combatientes, según cifras de la guerrilla, deberán concentrarse en 27 sitios para su desarme y posterior reinserción a la vida civil, un proceso de seis meses que será supervisado por las Naciones Unidas.
«Sabemos que hemos cometido errores, ofrecemos perdón a toda Colombia», indicó este domingo el grupo rebelde en su cuenta en Twitter.
«La guerrilla comenzó la destrucción de armamento artesanal ayer, ha ofrecido un inventario de bienes para reparar, ha pedido perdón. Sería lastimoso que eso se frustrara», señaló al votar Humberto de la Calle, jefe negociador del gobierno con las FARC, enumerando los gestos de los rebeldes como muestra de su compromiso con lo acordado.