Noviembre de 2024 y enero de 2025 son meses que marcan el nacimiento de un orden internacional con hegemonía tripolar.
En noviembre Rusia probó con aterrador éxito su cohete hipersónico Oreznik indetectable, indestructible, y de efectos devastadores, con explosivos no nucleares y nucleares.
En la primera semana de enero Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos y comenzó, con órdenes ejecutivas, el cumplimiento de su promesa de “hacer a Estados Unidos grande otra vez”.
En la última semana de enero la empresa china Deep Seek, dedicada a la inteligencia artificial, desbancó en la bolsa de Nueva York a las empresas norteamericanas del mismo rubro haciéndoles perder 600.000 millones de dólares en un día con su dispositivo más barato y eficaz.
Estos tres acontecimientos marcan el nacimiento de un nuevo orden internacional con hegemonía tripolar.
Estados Unidos continúa siendo el país líder del Occidente colectivo con su poderío económico, financiero, militar, mediático, cultural. China es la superpotencia emergente con una economía de dinamismo avasallador y una tecnología superior a nivel mundial. Rusia en el siglo XXI continúa siendo una superpotencia militar, científico técnica y cultural.
Producir armas de la insuperable eficacia de Oreznik y dispositivos de inteligencia artificial como el que ha lanzado al mercado internacional Deep Seek requiere naciones y sociedades de alta cohesión, sistemas educativos primarios, secundarios, universitarios y post universitarios de muy alto nivel.
Desde los años sesenta del siglo XX, la autonomización del cambio tecnológico adquirió mayor velocidad que el cambio social y lo sobredeterminó. Lo hizo con la producción del conocimiento en un proceso de desarrollo de las fuerzas productivas por medio de Universidades e Institutos apoyados por el Estado y las empresas.
Junto con esto la historia humana que transcurre cada día se acelera con un dinamismo que hace que todos vivamos una vida que equivale a varias vidas en el tiempo que vivían nuestros antepasados inmediatos.
Sólo filósofos y literatos pueden aprender con hondura y belleza este segundo cuarto del siglo XXI del ser humano en el planeta tierra.