Todo quedó en suspenso hasta que la Corte Electoral uruguaya confirme el resultado del balotaje de este domingo, lo que no ocurriría antes del jueves. Es un final cabeza a cabeza y la diferencia de 28.666 votos del candidato de la coalición de centro derecha, Luis Lacalle Pou, podría ser compensada cuando el tribunal dictamine acerca de unas 35.000 boletas observadas. Muchos dicen que seria un milagro que el frenteamplista Daniel Martínez pudiera finalmente imponerse. Todos los votos deberían ser para el exalcalde de Montevideo, algo lógicamente imposible.
Sin embargo, también pintaba para imposible que el FA, que defiende 15 años de gobierno, pudiera acercarse a esa unidad de todos los sectores conservadores que encabezó el representante del Partido Nacional (Blanco) pero llevó para esta segunda vuelta al Partido Colorado y a Cabildo Abierto, la agrupación creada por el general Guido Manini Rìos luego de su destitución, a mediados de este año y que se alzó con un 11% de sufragios en el primer turno electoral.
El 27 de octubre, el FA obtuvo 39,02% contra 28,62% del PB, alrededor de 10 puntos menos que el promedio histórico de la centroizquierda. La pronta consolidación de un “frente antifrentista” y una aritmética apresurada de los analistas políticos, incluso dentro del campo de los propios, hizo temer una aplastante derrota del oficialismo, que presentó un candidato al que desde sus cercanías le veían poca “uña para guitarrero”, esto es, escaso carisma como para arrastrar a los votantes en una nueva epopeya.
A esto se sumaron los sondeos electorales, que auguraban no menos de 4 puntos porcentuales en favor de Lacalle Pou, un abogado con imagen de triunfador, hijo de un presidente, Luis Lacalle, y con mucho roce político. En favor de Martínez se mencionaba su gestión, que no sería poco en situaciones normales, pero como venía la mano en cuanto a márketing, tenía poco atractivo frente a las urnas.
¿Qué pasó para que todos quedaran pagando? Porque más allá de que probablemente Lacalle Jr termine ganando, las proyecciones que hace por ejemplo el portal la diaria dan un 0,2% de diferencia final y no fue un paseo precisamente.
Pasó que probablemente muchos uruguayos que en primera vuelta no votaron FA se dieron cuenta de lo que estaba en juego tras el golpe en Bolivia, los levantamientos populares en Chile y Colombia y la creciente amenaza del militarismo de Jair Bolsonaro, y se lo pensaron mejor. en ese contexto, no respondieron a los encuestólogos lo que tenían en mente para este domingo.
En esa misma línea, “pasaron cosas” en el paisito. Cosas que resultaron a la postre preocupantes para los ciudadanos. Ese 11% de Manini Ríos expresó un importante caudal de orientales que comparten las posiciones del ex comandante del Ejército sobre seguridad -un tema sobre el que los medios machacan con insistencia- y sobre el rol que las Fuerzas Armadas cumplieron durante la dictadura.
El mensaje del uniformado del cierre de campaña se sumó a otras manifestaciones de tinte casi golpista de otros militares (ver acá), pareciuera haber inclinado la balanza. Pero el más audaz y mediático fue Manini Ríos, sin ningún prurito, instando a través de un video a los camaradas de armas a no votar por el Frente Amplio.Quizás alarmó el tono sedicioso con que se dirige a los que hasta no hace tanto fueran sus subordinados, lo que preocupó a quienes serían sus aliados en esta nueva etapa.
Es así que hasta el expresidente Julio María Sanguinetti, colorado, cuestionó el video, aunque sostuvo que le resulta difícil que ese mensaje pudiera haber dado vuelta 150000 votos. Y destaco que el FA ganó solo dos de los departamentos que componen el país. Claro que son los mas poblados, Montevideo y Canelones.
En una jugosa entrevista con Radiomundo, quien fuera mandatario entre 1985 y 1990 y entre 1995 y 2000, dudó sobre la relación futura de los partidos tradicionales con Cabildo Abierto en el futuro gobierno y señaló, como para marcar la cancha, que “democracia es aritmética”.
Algo que falló en los pronósticos para el domingo.