A fuerza de los dólares que no abundan en el fútbol argentino, la legalización de las casas de apuestas deportivas on line llegaron a fines de 2021 para quedarse: la AFA firmó convenios oficiales -ayer lunes fue el más reciente-, River y otros clubes tienen sponsors en sus camisetas, las transmisiones de los partidos bombardean de avisos -en especial en las repeticiones de los goles- y muchos protagonistas del ambiente se suman a publicidades del rubro.
El tema es que, más allá de todo lo que se ve, se dice y se paga, por debajo hay un submundo oscuro, donde pocos ponen la luz: no sólo cómo dispara la ludopatía y la legitimización social sino también por las alarmas, sospechas y suspicacias de resultados arreglados y jugadores involucrados, en especial en el Ascenso. Los especialistas reconocieron en el último tiempo muchos movimientos extraños de dinero alrededor de algunos partidos, a veces en los operadores legalizados y muchos otros en las casas clandestinas -más difíciles de rastrear y prevenir-.
Grupos conformados por representantes, ex árbitros, ex jugadores y ex técnicos apuntan a convencer a los jugadores de las categorías menores, que cobran poco y mal: los tientan con ganar un dinero que multiplicaría sus ingresos. A cambio, tendrán que dejarse perder, hacerse goles en contra o fabricar penales en perjuicio de su equipo.
Si ya hubo clubes que denunciaron a algunos de sus jugadores, como El Porvenir (de la Primera C) a inicios de 2022, y expertos internacionales en el tema como el periodista canadiense Declan Hill definieron como «mierda total» lo que ocurre en el ascenso de nuestro país, en estas horas se llegó a un nuevo límite: un jugador acusó a un técnico en actividad de haberle ofrecido «dólares para que me tire para atrás».
Los permanentes cambios organizativos en el fútbol argentino tampoco ayudan. En la Primera C, por ejemplo, esta temporada habrá muchos equipos que jugarán sin objetivos centrales: no hay descensos. El pelotón de clubes que ocupan los últimos puestos participarán por su honor, su camiseta, su carrera, su familia y algunos premios económicos pero sin el incentivo de la tabla de posiciones. Y las mafias de apostadores lo saben y se acercan a los jugadores (y no sólo en la C, también en las principales categorías del Ascenso, aunque ya habría quienes miran de reojo qué ocurre más arriba).
Puerto Nuevo, el humilde club de Campana que en cuatro partidos de la C había sumado un empate y tres derrotas, consiguió también ayer lunes -mientras la AFA anunciaba otro acuerdo con casas de apuestas- su primer triunfo en la temporada: 1 a 0 de visitante contra Leandro N Alem, que había perdido tres de sus cinco partidos y también estaba entre los últimos puestos. Con su camiseta inspirada en los colores de Atlanta (y no de Boca, como suele creerse), los jugadores de Puerto Nuevo celebraron. Pero su arquero, Javier Balbuena, fue por más: apuntó a un DT en actividad que «está metido en las apuestas» y le ofreció dinero para que perjudique a su club.
Con 31 años y una larga trayectoria en el ascenso, en especial en la D -también atajó y dejó un gran recuerdo en Yupanqui, Muñiz, el propio Alem y Centro Español-, Balbuena escribió anoche en una historia de su cuenta de Instagram, @javi_balbu92: «No soy de hablar, el que me conoce sabe como soy. Pero este triunfo se lo dedico a esa persona que ayer (por el domingo) me llamó y está metido en las apuestas. Lo peor es que fue técnico de un equipo grande de zona sur, me ofreció dólares para que me tire para atrás, encima sigue dirigiendo en el exterior… Increíble que un actual DT esté metido en las apuestas y ofrezca esto a los jugadores».
Balbuena siguió, en lo que ya fue una respuesta dirigida a ese técnico que le ofreció dinero: «Ayer me reservé la respuesta cuando me ofreciste eso, pero te respondo por acá. Seremos un equipo humilde, con carencias como todos los del ascenso, pero jamás aceptaría algo que perjudique al club que tanto quiero, en el que me siento un hincha más. Vamos a dejar el nombre de Puerto Nuevo bien alto. Te recomiendo no llamar más a ninguno de los míos porque ahí si tiro tu nombre y apellido».
El arquero de Puerto Nuevo dio a entender en público lo que ya trasciende en el ambiente: que los llamados a los jugadores, no sólo a él, son continuos. Pero los futbolistas del ascenso, claro, son apenas el último eslabón de la larga cadena de apuestas, la punta del iceberg de un negocio mucho más hondo, no sólo en Argentina.
Tal como publicó Tiempo en abril pasado, «Lejos de circunscribirse a El Porvenir, hay quienes creen que se podrían contar jugadores de hasta 15 clubes del Ascenso, entre la D, la C, la B Metropolitana e incluso la Primera Nacional, involucrados en dejarse hacer goles, conceder córners en contra, fabricarlos a favor, provocar laterales o penales y hacerse amonestar y expulsar». Según dijo uno de los pocos expertos en el país, «Estamos atrasados diez años. Pero ahora viene lo peor, esto recién empieza”.
Tenía razón.