Como anunciaba alguna de las consignas convocantes de los organizadores de las manifestaciones contra los dirigentes de las naciones más poderosas y las emergentes, Hamburgo fue finalmente un infierno durante los tres días que insumió la cumbre del G20. Un caos que enfrentó a grupos venidos de todas partes de Europa para expresar su repudio por el estado del mundo a los mandatarios a los que acusan por su responsabilidad en una crisis que sume en el hambre y la desesperación a millones de personas en todo el planeta. Este infierno también puede repercutir en el gobierno de la anfitriona de la cumbre, Angela Merkel, a escasos dos meses de una elección crucial para su continuidad en el cargo. Por lo pronto, los medios, la oposición y hasta líderes sindicales de la policía descargaron sus críticas contra la canciller germana.
Oficialmente, el saldo de estos tres días es de al menos 213 policías heridos y 144 personas detenidas, pero nadie había recopilado información sobre los manifestantes heridos, que no sería menos si se toman en cuenta los decenas de videos tomados con celular donde se ve a uniformados atacando impiadosamente, no solo a los que habían identificado como grupúsculos violentos. En algunas callejuelas se ve a policías apaleando a todo humano que se moviera, estuviera o no participando de las protestas. Incluso hubo balaceras efectuadas por policías infiltrados entre la población, como lo atestiguan grabaciones de individuos de mochila y ropa de calle que, descubiertos por alguno de los manifestantes, no dudaron en mostrar su arma y disparar.
Ya desde el jueves el clima era de enfrentamiento. Había cerca de 20 mil policías pertrechados con todos los elementos de protección más desarrollados, armados con lanzagranadas de gas lacrimógeno y seguidos de cerca por camiones hidrantes
Los medios alemanes, con información policial, acusaron de desmanes a los Black Blocks, y los filmaron cercanos a la retahíla de coches quemados, comercios destruidos y barricadas en llamas. Otros grupos relacionados con la masiva protesta, que sumó a más de 80 mil personas este sábado, fueron sectores de la izquierda y colectivos llamados «altermundistas». También había de los llamados «ecopacifistas», el movimiento ATTAC, agrupaciones de inmigrantes y de la comunidad LGTB.
»Welcome to hell!» («¡Bienvenidos al infierno!») fue el lema que difundió el Rote Flora, un grupo alemán que ocupa un teatro abandonado en Hamburgo. Uno de sus activistas más conocidos, Andreas Blechschmidt, había explicado un par de días antes del inicio del G20 a la agencia AFP que «es un mensaje combativo, pero también demuestra que las políticas del G20 en el mundo son responsables de situaciones terribles como el hambre, la guerra o el desastre climático».
Otras de las pancartas que se vieron en las protestas decían: «Piedras no», «Nuestra arma es la sabiduría», «Solidaridad sin fronteras en vez de G20», «El capitalismo morirá, tú decides cuándo».
Bild, el periódico más influyente de Alemania, acusó a Merkel de haber fracasado en mantener el orden. En la revista Der Spiegel, Jan Reinecke, delegado hamburgués del sindicato de la policía, BDK, fue más genérico: «Los políticos tienen la total responsabilidad de los policías heridos y las destrucciones en la ciudad.» «