Por primera vez en la historia argentina, un equipo de bailarines de los elencos nacionales desembarcó en la Antártida, el continente más frío y ventoso de la Tierra. Llegaron con una misión: bailar en el lugar más austral del mundo. Ayer, 1º de febrero, cuando aterrizaron, el viento pegaba fuerte en la cara. Hernán Nocioni, coreógrafo de la comitiva, acostumbrado a viajar en competencias y espectáculos a lo largo del mundo, nunca vio algo así. Es que los vientos de la Antártida son los más intensos del planeta y ahora, incluso estando lejos de alcanzar sus picos más altos, esa furia se siente como ninguna otra. “Pega fuerte y parece una incomodidad, pero es un elemento más a utilizar, transitar la adversidad de este lugar tan singular es emocionante. Bailar con frío, con equipos de nieve, en el medio de este viento desesperado, no son condiciones que un bailarín va a pedir. Pero acá esa percepción cambia, se convierte en un elemento más, forma parte de la escenografía. Estamos emocionados de pisar este suelo, no nos alcanzan los ojos para contemplar”, cuenta a Tiempo.
Después de dos días de espera en Río Gallegos para poder cruzar al continente (la Antártida siempre es esquiva y sólo se llega a ella cuando los vientos mitigan la furia), la comitiva pudo aterrizar ayer por la “mañana” (en esta época del año no existe la noche) en un avión Hércules, de transporte militar. Cuatro integrantes del Ballet Folklórico Nacional y cuatro integrantes de la compañía Nacional de Danza Contemporánea, además del personal del Ministerio de Cultura, de Defensa, militares y científicos, pisaron la explanada de la Base Marambio. También participó de la comitiva Ezequiel Grimson, director del Centro Cultural Borges, con una donación de libros para contribuir a diversificar y ampliar la biblioteca de la base Marambio y avanzar en la constitución de bibliotecas y espacios de lectura en cada una de las bases antárticas argentinas.
La comitiva forma parte del ciclo “Cultura es soberanía: arte en la Antártida”, una propuesta que se desarrolla en conjunto entre los ministerios nacionales de Cultura y Defensa, a partir de la decisión de sus titulares, Tristán Bauer y Jorge Taiana, y a través de la iniciativa del equipo de la Secretaría de Gestión Cultural, a cargo de Federico Prieto, en asociación con el Comando Conjunto Antártico (CoCoAntar), presidido por el general de brigada Edgar Calandín.
El ciclo, además de los espectáculos de danza que tuvieron lugar en el día de ayer, llevará obras de teatro, de música y proyecciones de cine. «Pensamos estas actividades como parte de una política pública de largo alcance. En la Antártida queremos trabajar con los imaginarios antárticos, con lo que se siente y con cómo se construyen las identidades, lo argentino en este continente. Porque pensamos que la cultura de forma amplia le da sentido a la construcción de la soberanía y, por ende, de la patria», explicó Federico Prieto, secretario de Gestión Cultural.
«Este viaje tiene una importancia particular porque es la primera fecha del ciclo de arte que estamos realizando en la Antártida, que tiene como objetivo poder integrar al territorio argentino en sus dos continentes, a través de propuestas con un valor simbólico representativo de las identidades argentinas», continúa el funcionario y agrega: “nos interesa que puedan estar presentes estas compañías no solo porque son las mejores del país, sino porque además manifiestan nuestra identidad a través de su arte y son orgullosamente estatales».
Con los trajes naranjas, la ropa de la Antártida, y frente al hangar de aterrizaje, los bailarines le pusieron cuerpo a la obra que vienen ensayando todos los días desde que fueron convocados para el viaje. En los quince minutos que dura la coreografía, se cruzan todos los temas del ciclo: soberanía, territorio, comunidad y ancestralidad. Cuenta Hernán Nocioni que pensó la obra trasladando las ideas a sus propios cuerpos. “El elenco es como nuestro país: diverso y plural, cada uno trae lo suyo; entre todos esos cuerpos y lazos se conforma una gran nación. En un momento jugamos con que la soberanía se va cayendo y nos socorremos entre todos. Al final alzamos la bandera argentina y hay una suerte de epílogo de todo, es un símbolo que nos une. Así vamos trasladando lo que pasa en nuestro imaginario y lo llevamos a la danza, lo mezclamos con la fusión contemporánea, con los ritmos folklóricos”, afirma. La propuesta tiene música de Santaolalla.
Esta mezcla de ritmos e ideas atraviesan los cuerpos y hablan de la forma en que habitamos nuestro suelo. En diálogo con Tiempo, Eliana Zanini, jefa de Gabinete de la Secretaría de Gestión Cultural y responsable de la comitiva que viajó en el día de ayer, explicó que este ciclo está enmarcado en el proyecto “Cultura Federal”. “Tratamos de abarcar todas las regiones del país, de norte a sur. Es una iniciativa de Federico Prieto, que pensó en este programa entendiendo a la cultura no sólo a partir de los eventos escénicos o festivales, sino también por la forma en que habitamos y la manera en que vivimos. Entonces, en este sentido, entendiendo que Argentina tiene una gran presencia en la Antártida, ya que no sólo vive allí el personal de la fuerza sino también científicos e investigadores, buscamos traer un poco de política pública cultural que entra en contacto con el entramado del continente, con su vida pública. Queremos compartir y mostrar un poco de lo que somos, así como celebrar las decisiones que toman todos esos científicos y las fuerzas armadas para preservar ese suelo, para marcarlo como propio, como argentino, y sobre todo para seguir desarrollándonos como país. Hoy estamos inaugurando este ciclo que va a seguir suscitándose con otras expresiones artísticas, es el primero de muchos viajes”, afirma Zanini.
El programa cruza, aunque sea por un rato, estas comitivas artísticas con las vidas de los habitantes de la Antártida. Además de los espectáculos de danza, la Secretaría de Gestión Cultural tiene planificada la representación de una obra de teatro seleccionada del catálogo del Instituto Nacional del Teatro en Base Esperanza para toda la familia. También se presentará “Islas de Fuego, oratorio sureño” de los hermanos Fernando y Gabriel Lerman, una obra musical que relata la rebelión del Gaucho Rivero en las Islas Malvinas, con el protagónico de Juan Palomino. Y, finalmente, se proyectará la película «Argentina. 1985», nominada a los premios Oscars como mejor película extranjera. La música, el teatro, el cine y la danza, todos están convocados por el arte y la soberanía en el sur del sur del mundo.