Como si se tratara de los dos conejillos de indias de la nueva estructura del fútbol argentino, San Lorenzo y Huracán se convirtieron en los primeros equipos de la Superliga en ser castigados por faltas al reglamento de licencias, una novedad para un campeonato que le pide orden a los clubes pero que no logra ordenarse a sí mismo. Este domingo, desde las 17.45, se jugará el partido de ida del clásico de barrio más masivo del país por la Copa de la Liga, un certamen que se pensó como un parche para completar el calendario de la primera parte del año.
Primero fue con San Lorenzo, al que se le quitaron seis puntos aduciendo que no había cumplido con el fair play financiero, una decisión del Tribunal de Disciplina del organiza que se leyó inmediatamente como un castigo político. Se sabe que Matías Lammens, el presidente del club, tiene intenciones de dar pelea para gobernar la Ciudad de Buenos Aires como parte de un armado opositor al macrismo. Y que el vicepresidente, el empresario y conductor de televisión Marcelo Tinelli, también quiere jugar en ese terreno a nivel nacional. Ni siquiera oculta las reuniones que mantiene con Roberto Lavagna y otros referentes del peronismo no kirchnerista.
A Mario Laporta, el presidente del Tribunal de Disciplina, lo dejaron expuesto sus propios tuits contra San Lorenzo y River. Laporta es de Boca y fue propuesto por Daniel Angelici. Pero tampoco el Tribunal de Apelaciones quedaba excento de nexos con el presidente de Boca. Su titular es Juan Pablo Más Velez, vicerrector de la UBA y representante de los abogados en el Consejo de la Magistratura. Cuando se impuso en esa elección, no hubo quien no dijera que Angelici ampliaba sus influencias en la Justicia, algo que hasta suele denunciar una aliada de Mauricio Macri como Elisa Carrió.
Lammens explicó que la diferencia entre lo que pagó el club y lo que declaró tuvo que ver con renegociaciones con los futbolistas debido a la megadevaluación de la moneda argentina, y dado que algunos contratos están en dólares. A San Lorenzo, que terminó último en el torneo, tampoco le dejarán incorporar jugadores en el próximo mercado de pases. Ya apeló la sanción, que es similar a la que recibió Huracán, su rival histórico y su rival de esta tarde. A Huracán lo castigaron por los cheques diferidos con los que se pagó el salario de los jugadores y, además, por irregularidades en las declaraciones jugadores.
Ambos clubes fueron los primeros en recibir estas sanciones inéditas para el fútbol argentino. Se trata de reglas que rigen en otros países, cuyas ligas supuestamente tienen clubes mejor administrados que los de acá aunque con modelos diferentes. Acá todavía no hay sociedades anónimas. La Superliga mira a España. Importa las reglas pero no las condiciones. La economía argentina, hoy inmersa en una gran crisis, es volátil. Los presupuestos de los clubes, como los bolsillos de los trabajadores, son golpeados por la inflación y la devaluación. Se reclama un orden en el desorden.
Como las decisiones en el fútbol siempre tienen un lado B menos inocente que lo que se muestra en la superficie, hay quienes recuerdan que los castigos en España por estos asuntos abrieron el camino a las sociedades anónimas. La misma Superliga, que intenta traer previsibilidad al fútbol argentino, todavía no puede hacer pie. Este fin de semana inició una copa, por la que hoy se van a enfrentar San Lorenzo y Huracán, que no se sabe si se volverá a jugar. Y eso dice mucho.