Alrededor de 200 activistas por los derechos de la diversidad sexual cortaron el tránsito y se dieron besos este mediodía frente a los Tribunales porteños para protestar contra el procesamiento por «resistencia a la autoridad» de una joven que viene denunciando ese mismo episodio como una detención arbitraria motivada por la «lesbofobia».
La manifestación autoconvocada por las redes sociales pero apoyada por organizaciones como la Federación LGBTI, Las Rojas y 100% Diversidad; tuvo por objetivo también acompañar la apelación que Mariana Gómez -la joven de 24 años en cuestión- y su abogado presentaron ante la Cámara de Apelaciones.
La protesta fue creciendo en concurrentes que, en reiteradas ocasiones, llamaron a besarse para las cámaras y terminaron cortando el tránsito durante algo más de una hora sobre Lavalle, entre Cerrito y Libertad.
El pasado 2 de octubre Gómez fue detenida en el acceso al Centro de Transbordo de Plaza Constitución tras darse un beso de despedida con su novia, Rocío Girat, la joven que se hizo conocida por denunciar que su padre, un ex suboficial de la marina, la violó sistemáticamente desde sus 13 hasta sus 16 años.
Y mientras las jóvenes y las organizaciones de la diversidad aseguran que la aprehensión sobrevino al intentar censurar ese beso, la policía justificó su accionar afirmando que Gómez estaba fumando en un lugar prohibido.
«Estábamos fumando en un lugar sin paredes donde no había carteles y había más gente fumando», contó a Télam Mariana.
Fue entonces cuando el agente de policía Jonathan Rojo, según su relato, se dirigió a ella en masculino diciéndole: «Pibe, ¡apagalo!».
«Yo le aclaré que soy mujer, apagué el cigarrillo y me quise ir, pero él se me pone adelante y ahí tuvimos un encontronazo pero sin ni siquiera levantar la voz, tras lo cual me detiene», agregó.
Pero como Mariana inicialmente se negó a ser esposada, terminó en el piso como muestran las filmaciones de teléfonos celulares de transeúntes que registraron ese momento y luego subieron las imágenes a las redes sociales.
«Yo no quería que me ponga las esposas porque no había ningún delito. Si yo estaba fumando en un lugar inadecuado, tiene que hacerme la multa, que es lo que corresponde para las faltas administrativas», agregó.
Además del trato en masculino, la «lesbofobia» del agente de Policía se hizo evidente -para Gómez- cuando le pidió el certificado de matrimonio para acreditar que estaban casadas.
En una interpretación muy diferente de los hechos, la jueza María Fontbona de Pombo a cargo del juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 45, resolvió procesar a Mariana por «resistencia a la autoridad» y «lesiones graves».
Su abogado defensor Lisandro Teszkiewicz aseguró que «el procesamiento es incorrecto por múltiples razones».
«En primer lugar, está mal elegida la figura porque la doctrina y jurisprudencia argentina dicen que que la ‘resistencia a la autoridad’ exige que la orden de la autoridad sea legítima y no un acto de discriminación, como este caso», dijo.
«Además, de la declaración del propio policía y de los testigos surge que siempre hay gente fumando en ese lugar y que nunca antes o después labró un acta y menos aún realizó una detención», agregó.
El abogado detalló además que el policía empleó en su declaración argumentos «ridículos», como que Mariana «lo violentó con golpes de pecho», e hizo hincapié en que el caso conlleva una humillación y agresión extra» porque ambas mujeres son sobrevivientes de abuso sexual que han dado testimonio público de ello.