La pandemia de coronavirus ha estimulado la imaginación, tanto la individual como la de las instituciones. Para combatir el aburrimiento que impone el aislamiento social obligatorio, el Museo Getty de los Ángeles hizo una propuesta que cada día gana más adeptos: realizar cuadros vivientes a partir de las más famosas obras de arte, fotografiar el resultado y luego subirlo a las redes sociales.
De acuerdo con lo que dice en la portada del sitio oficial del Museo, la institución posee “arte griego, romano y etrusco; Arte europeo, incluidos manuscritos iluminados, pinturas, dibujos, esculturas y artes decorativas, desde la Edad Media hasta principios del siglo XX; y fotografía internacional desde su inicio hasta nuestros días”. No especifia, sin embargo, un elemento tan importante como el sentido del humor que le permitió concebir una idea recreativa que, además, pone a los usuarios de las redes sociales en contacto con el arte de otros tiempos.
La exitosa propuesta de museo Getty, sin embargo, no es original. Está inspira en la cuenta de Instagram del Tussen Kunst en Quarantaine que propone como mecánica del juego tres pasos fundamentales: 1) elegir el cuadro, 2) buscar tres elementos que haya en casa y sirvan para reproducir la pintura elegida, 3) Compartir el resultado en @tussenkunstenquaratarine
Muy pronto, además del Getty, se sumaron otros museos como el centro de arte Pinchuk en Kiev y varias galerías de arte, entre ellas el Rijkmuseum de Ámsterdam, y la Galería Nacional en Londresm pero estableciendo cada institución sus propias reglas. La galería británica, por ejemplo, pidió que los cuadros vivientes se inspiraran solo en pinturas que se encuentren en su colección permanente.
Pero, en rigor, tampoco la propuesta del Tussen Kunst es totalmente original. Suele decirse que ya todo está inventado y es cierto. Lo que se les pide desde esta casa de arte a los usuarios de redes sociales hoy es que realicen “un cuadro viviente”, una tradición que se hizo muy popular a mediados en el siglo XIX, sobre todo en Francia, donde se la llamó tableau vivant. También en ese momento se trataba de un entretenimiento casero, quizá un poco frívolo, que llenaba las horas de ocio del mismo modo que hoy lo hacen la televisión y las redes sociales. Los cuadros famosos han inspirado, además, a artistas de todo tipo y de distintas maneras. La plástica argentina María Pinto, por ejemplo, tiene su propio museo personal formado por obras clásicas recreadas en pinturas cuyos protagonistas son muñecos Playmobil y muñecas Barbie.
La propuesta parece sencilla, pero no lo es tanto. Se trata de un juego que desafía la imaginación para poder recrear con elementos caseros un cuadro famoso.
Lograr convertirse en La joven de la perla, el difundido cuadro pintado por Johannes Vermeer en 1665, reproducir la luz tan característica del pintor, no es una tarea simple aunque muchos integrantes del juego, no solo han logrado olvidarse por un largo rato del encierro, sino también hacer un trabajo fiel al original, incluso cuando las pinturas en que se inspiran no fueron realistas, como es el caso obras de Pablo Picasso que preanuncian el cubismo.
En el arte de lograr un cuadro viviente, hay quien apunta a la reproducción exacta y otros, a la recreación con elementos de hoy. Una mesa servida a la usanza del siglo XVIII, por ejemplo, admite que la porcelana y el cristal sean reemplazados por latas de gaseosas o de cerveza y vajilla descartable, con tal de que se mantenga el clima del cuadro así como la distribución de los elementos sobre la mesa.
La Gioconda encabeza la lista de los cuadros más reproducidos y algunos han logrados excelentes resultados. La dama con abanico de Gustav Klimt, también está entre los favoritos y muchos son los que se han volcado a lograr la luz y el clima de los interiores de los grandes maestros flamencos. Los más audaces también se han animado a los cuadros macabros como una de las famosas pinturas negras de Francisco de Goya: Saturno devorando a sus hijos.
Según informa el Museo Getty, el éxito de la propuesta ha sido abrumador. Reciben en promedio unas 100 fotografías diarias, pero no todas las recreaciones, por supuesto, tienen el mismo nivel de perfección.
“Este desafío online –dice uno de los promotores del juego perteneciente al museo- ha alcanzado a mucha gente que quizá no pueda permitirse venir a Los Ángeles a visitar el Getty. Esperamos que esto los decida a venir cuando tengan la oportunidad de hacerlo.” Lo cierto es que, hasta el momento, la mayor parte de los empleados del museo también está cumpliendo con el aislamiento social obligatorio en sus casas y solo asisten de manera presencial aquellos que resultan imprescindibles “para asegurarse de que las colecciones y fondos están seguros y bien mantenidos”.
Sin duda, hacer un cuadro viviente es una tarea que puede involucrar a toda la familia, contribuir a observar en detalle y a romper la solemnidad que rodea a los cuadros clásicos. Eso sí, es indudable que se tropezará con un inconveniente: las propuestas para hacer cosas en casa durante la pandemia son tantas –desde cocinar a hacer dieta y ejercicios-, que aun sin tener que cumplir con obligaciones laborales, el tiempo resulta escaso.