En 2021, Boca les había quitado la condición de «presidente honorífico» al dictador Alejandro Lanusse y de «socio honorario» a Eduardo Massera. El almirante Massera, cabecilla de la ESMA en la última dictadura (1976-1983), la genocida, la de la desaparición de personas. Habían sido nombrados como tal en 1972, por el lobby para la construcción de un estadio en la vieja Ciudad Deportiva de Costanera Sur que, al final, nunca llegó a ser. En 2022, Boca les había restituido los carnets de socios a siete hinchas desaparecidos que asistían a los partidos en la Bombonera o que tenían vida social en el club. Y ahora, en 2023, Boca distinguió a Estela de Carlotto y Buscarita Roa, de Abuelas de Plaza de Mayo, como «socias honorarias». Los 24 años de macrismo en uno de los clubes más populares de Argentina que se cortaron en las elecciones de 2019 -ganadas por Jorge Amor Ameal y Juan Román Riquelme- abrieron una nueva etapa. La recuperación de la identidad bostera no sólo pasa por la cancha, con los juveniles de las divisiones inferiores: también por el pedido de Memoria, Verdad y Justicia.
En el Salón Juan de Dios Filiberto de la Bombonera, este martes por la tarde-noche, ante casi 500 hinchas de Boca, Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas, dijo: «Hoy es un día excepcional en mi vida. Esta excepción es porque voy a tener el carnet de socia de un club único y famoso. Son 45 años de lucha y todavía nos faltan recuperar 300 nietos, porque ya recuperamos 133. Seguiremos en esta lucha y, como estamos al final del camino, estarán nuestros nietos para seguir la lucha. Sé que tendremos la Argentina que los 30 mil desaparecidos soñaron. Tenemos ya la democracia más larga de nuestra historia, se cumplen 40 años, y a pesar de lo que se dice, este país es maravilloso». Guido Carlotto, marido de Estela, llegó a jugar hasta la Tercera de Estudiantes de La Plata. Antes de su muerte, en 2011, Estudiantes lo había nombrado socio honorario. Y a Estela, en 2017. «Tengo una relación extraña con el fútbol, pero nos ayudó en la lucha», le dijo a Tiempo aquel año, siempre con el Mundial Argentina 78 de fondo. Ignacio Guido Montoya Carlotto, el nieto recuperado de Estela, fue reconocido por River en 2014: entró al Monumental con su abuela antes de un partido. Su padre biológico también era hincha de River.
«Cuando llegamos al club hace tres años era necesario recuperar la identidad xeneize. Y este acto tiene que ver con eso. Este es el club de las familias, de las Abuelas. Este homenaje es para ella y Buscarita -sostuvo Ameal, el presidente de Boca, y bromeó-. A Estela le conté que a partir de ahora no diga más que es de Estudiantes, que diga que es de Boca». Alejandro Veiga, prosecretario y presidente de la Comisión de Derechos Humanos de Boca, también presente, puntualizó: «Boca nunca tuvo un reconocimiento como institución por lo que pasó durante la dictadura y el silencio de todos esos años termina siendo cómplice. Por eso esta Comisión Directiva tiene memoria con el pasado. Boca es esto. Hoy no juega a la pelota, pero juega este partido. Había gente que decía que somos un equipo de fútbol, nada más, y que los dirigentes teníamos que dedicarnos a comprar y vender jugadores como si fueran caramelos».
Boca, se sabe, fue el laboratorio de Mauricio Macri, el trampolín hacia la política partidaria, que lo llevó primero a ser alcalde porteño y luego presidente argentino. Y Macri había calificado a los derechos humanos como «un curro». Entre los hinchas que acudieron al homenaje a las Abuelas en la Bombonera se encontraba el escritor Martín Kohan. «Todo lo que suponga el reconocimiento en la sociedad argentina a las Abuelas y a la lucha es siempre de enorme importancia. Y aunque muchas veces se asocia memoria y pasado, lo que forjan las Abuelas son memoria y lucha de presente que además abre futuro. No estamos revolviendo historias de lo que pasó, porque lo que pasó marca lo que pasa y lo que va a pasar», dijo Kohan. «Y este reconocimiento en Boca significa mucho, porque los hinchas de Boca estamos muy acostumbrados a sentirnos orgullosos de lo que pasa en el campo de juego. Poder estar tan orgullosos por lo que Boca es como institución, y por lo que la actual gestión está haciendo, me enorgullece, por esta vez, fuera del campo de juego».
«¿Cuál es la identidad de Boca?», le había preguntado Tiempo a Ameal antes de las elecciones de 2019, en los últimos días de Daniel Angelici como presidente. «Hoy -había respondido Ameal- la identidad está perdida: en lo deportivo, en lo cultural, en el fútbol. Queremos un club distinto. Cuando decimos recuperar la identidad xeneize es un todo, no algo». Ese «todo» incluía a los derechos humanos.