Ucrania y Rusia destacaron este viernes, aunque con matices, el plan de 12 puntos anunciado por China para alcanzar una «solución pacífica», presentado al cumplirse un año del inicio de la invasión rusa, aunque Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y la OTAN lo calificaron de «insuficiente» en medio de críticas por la cercanía del gigante asiático con el Kremlin.
La iniciativa anunciada a última hora del jueves (la mañana del viernes según el horario de Beijing) exige el «respeto a la soberanía» y mantener «la integridad territorial» de todos los países, dos reclamos elevados por Ucrania, como así también «abandonar la mentalidad de Guerra Fría», «tomar en serio las preocupaciones de seguridad legítimas» y «detener las sanciones unilaterales», quejas mencionadas anteriormente por Rusia.
El texto de la Cancillería china también insta a un alto el fuego y una llamada a la «moderación» para «evitar que la situación se salga de control», y explicita la necesidad de iniciar conversaciones de paz, dado que «el diálogo y la negociación son la única salida viable para resolver la crisis».
La propuesta también hace hincapié en «resolver la crisis humanitaria» generada por la guerra, así como «proteger» a la población civil y a los prisioneros de guerra y «promover la reconstrucción» en las zonas de conflicto.
Por último, el plan reclama «mantener seguras las centrales nucleares», principalmente ante los riesgos por el control ruso de la planta de Zaporiyía, la más grande de Europa, y «facilitar la exportación de cereales» ante la crisis alimentaria que generó la guerra entre dos de los principales países exportadores de cereales y fertilizantes.
En ese documento, «me parece que hay respeto a nuestra integridad territorial, temas sobre seguridad. Debemos trabajar con China en ese punto», dijo el presidente Volodimir Zelenski, al encabezar una conferencia de prensa en Kiev por el primer aniversario del conflicto.
El mandatario incluso anunció que tiene previsto reunirse con su homólogo chino, Xi Jinping: «Será importante para la seguridad mundial. China respeta la integridad territorial y debe hacer todo lo posible para que Rusia abandone el territorio ucraniano».
Por su parte, el Gobierno ruso dijo «apreciar» el plan de China, en el que ven una disposición «sincera» para lograr la paz, en particular porque coinciden en aspectos como el fin de las sanciones internacionales o la reivindicación de ciertas garantías de seguridad.
La vocera del Ministerio de Exteriores, Maria Zajarova, aseguró que Moscú está dispuesta a lograr «a través de medios políticos y diplomáticos» los «objetivos» que el presidente, Vladimir Putin, se marcó hace un año cuando anunció el inicio de la «operación militar especial», nombre con el que el Kremlin designa a la invasión.
Para Rusia, esto pasa por el cese del envío de armas occidentales a las fuerzas ucranianas, el reconocimiento de las «nuevas realidades» territoriales y de la «libre autodeterminación» de los pueblos, la «desnazificación» de Ucrania o el respeto de la minoría, entre otros aspectos.
La ONU también analizó que la propuesta de Beijing constituye una «importante contribución», especialmente en el llamamiento a no usar armas nucleares.
«Pienso que el plan presentado por el gobierno chino es una contribución importante. Creo que el llamado a la necesidad de evitar el uso de armas nucleares es particularmente importante», dijo el vocero del secretario general Antonio Guterres, Stephane Dujarric, al destacar la «responsabilidad colectiva» de alcanzar «una paz justa», como pidió ayer por aplastante mayoría la Asamblea General.
Previamente, el jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, mostró su escepticismo respecto al plan, al afirmar que China «no tiene mucha credibilidad» en este conflicto.
En sintonía, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, expresó que el documento supone una serie de «principios», más que un plan de paz, que hay que estudiar viendo «el telón de fondo de que China tomó una posición firmando un acuerdo de amistad ilimitado con Rusia justo antes de la invasión».
Ese mismo argumento utilizaron autoridades de Estados Unidos para criticar la propuesta de Beijing.
El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, indicó que Washington observa «de cerca» los movimientos del gigante asiático que, según manifestó, podría estar preparándose para «entregar armas letales a Rusia».
China trató de posicionarse como parte neutral en este conflicto (ayer se abstuvo de exigir el «retiro inmediato» de tropas rusas en la votación que hubo en la Asamblea General), aunque mantiene sus lazos con su aliado estratégico en Moscú.
El jefe de su diplomacia, Wang Yi, se reunió la semana pasada en Berlín con su par estadounidense, Antony Blinken, y luego viajó a la capital rusa para dialogar con Putin y su ministro de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov.
En paralelo, los líderes del G7 (los siete países más industrializados del mundo) celebraron hoy una cumbre virtual -con Japón como anfitrión- para enfatizar su respaldo a Kiev y su intención de continuar aplicando sanciones sobre Moscú.
Del encuentro participó Zelenski, ante quien recordaron su «apoyo inquebrantable a Ucrania durante el tiempo que sea necesario».
En la ONU también se reunió el Consejo de Seguridad, ocasión que utilizó Guterres para describir que alrededor de 17,6 millones de personas -cerca del 40% de la población de Ucrania- necesitan asistencia humanitaria, mientras que hubo un éxodo de ocho millones de personas que se refugiaron en el resto de Europa, en lo que es la «mayor crisis de desplazados» en décadas.
Guterres lamentó asimismo la destrucción de «infraestructura esencial» en las «profundidades del helado invierno» boreal, como el suministro de agua, energía y calefacción y de más de 3.000 colegios, perturbando «gravemente» la educación de millones de estudiantes.
Pero Ucrania no es la única: «La Federación rusa también sufre las letales consecuencias», recalcó el portugués, citado por la agencia de noticias AFP.
Por su parte, durante su intervención, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, afirmó que el espíritu de los ucranianos «permanece inmutable» e «irrompible» a pesar de las «atrocidades» cometidas por Rusia, e hizo hincapié en la importancia de permanecer junto a Kiev.
En este sentido, Blinken rechazó la idea de «tomar otro territorio a la fuerza, borrar las fronteras de otro país y situar a los civiles como objetivo militar en el marco de un conflicto».
En esta misma reunión, el representante permanente de Rusia ante Naciones Unidas, Vasili Nebenzia, llamó la atención cuando interrumpió el minuto de silencio por las víctimas de la invasión, para señalar que no sólo hay que honrar a las vìctimas ucranianas del conflicto.
«Nos vamos a poner en pie por todas ellas. Todas las víctimas de lo que ha estado pasando en Ucrania desde 2014, todos los que han perecido. El valor de esas vidas es incalculable y es por ello que las vamos a honrar todas», aseveró
En tanto que el canciller de Ucrania, Dmytro Kuleba, hizo hincapié en que el objetivo de las fuerzas ucranianas es «expulsar a las tropas rusas y convertir el mundo en un lugar más seguro».
La reunión ministerial en el Consejo de Seguridad es simbólica, ya que el veto de Rusia, uno de los cinco miembros permanentes del foro, impide aprobar ninguna decisión sobre Ucrania contraria a los intereses de Moscú.