Occidente, es decir EE UU, aunque en el mismo paquete se apunte a los muy orientales Japón y el pendenciero Taiwán,está poniendo en juego su unidad con una seguidilla de cumbres, cumbrecitas y encuentros de segundo nivel, en este junio de 2024 que no le viene a pedir de boca. Al menos eso es lo que creen los expertos. Sensatamente, a nadie se le ocurrió aún, hablar de un quiebre, o imaginarse cómo sería el día después si, por ejemplo, se terminara de deshilachar la OTAN. Sin embargo, así como los grandes europeos de la alianza atlántica siguen al pie de la letra los mandatos que les llegan desde Casa Blanca y/o el Pentágono, y los complacen, hay otros de menor cuantía que les llenan la canasta de disgustos.


En esas reuniones no estará Ucrania en las marquesinas, pero sí ocupará la OTAN el sitio que se merece con lo que, indirectamente, el presidente Volodímir Zelenski ocupará el podio. Ya antes, desde finales de mayo, en los aprontes de calentamiento precompetitivo de las cumbres, Ucrania ocupó los desvelos occidentales. El presidente Joe Biden, que ya no sabe qué hacer con el tema a medida que se acercan las elecciones del 5 de noviembre, dio carta blanca a sus pichones para que se comprometieran al máximo en esta guerra de final cantado. Rápidos, Francia y Alemania fueron explícitos para decirle a Kiev que ataque a Rusia con las armas que ellos le entregan. “Ucrania tiene derecho a atacar, eso no es escalar el conflicto”, dijeron a coro con una extraña lógica guerrera.


Así todo vale y Olaf Scholz y Emmanuel Macron anunciaron sus planes, que son la primera derivación de la luz verde accionada por Biden el 1 de junio. Ucrania podrá hacer lo que quiera con los obuses autopropulsados Panzerhaubitze 2000 y los lanzacohetes múltiples MARS-II entregados por Alemania y con los aviones caza Mirage 2000-5 que enviará Francia al escenario de la guerra de Europa oriental. Macron, que ya habría despachado 2000 efectivos a Ucrania, anunció que entrenará a los pilotos que se estrenarán en el uso de los temibles bombarderos, así como a 4500 efectivos de tierra. Un dato nada curioso pero resaltable: los dos aliados europeos abrieron la boca un día después que Biden.
Entre las noticias no positivas para la Casa Blanca se cuentan al menos dos especialmente negativas. Una: Turquía, un país estratégico de la OTAN y socio de la Unión Europea, anunció que tiene interés en acoplarse a los BRICS, un cuco para los intereses occidentales, un fantasma animado nada menos que por Rusia y China. Dos; Eslovenia, otro país OTAN, miembro no permanente además del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, se sumó a España, Noruega e Irlanda en el reconocimiento de los derechos soberanos del pueblo palestino a darse su propio Estado.