Donald Trump ya está en la palestra para otro enfrentamiento con Joe Biden. Y la disputa se juega en todos los terrenos. Por el lado político, acaba de arrasar en las primarias republicanas y se sacó a una rival que pintaba para hacerle sombra, la exembajadora en la ONU Nikky Haley, que tras el resultado del “supermartes” decidió bajarse de la competencia. El lunes, la Suprema Corte de Justicia había determinado que el máximo tribunal de Colorado no podía impedir que el expresidente pudiera presentarse a la elección. Los jueces de ese estado lo acusaban de haber instigado una insurrección el 6 de enero de 2021.
En el ámbito estrictamente judicial, Trump no las tiene todas a favor y este viernes tuvo que poner 83,3 millones de dólares de fianza para poder apelar un veredicto en su contra por difamación en un juicio que le ganó la periodista Elizabeth Jean Carroll. Se trata de un depósito en garantía ejecutable como indemnización si esta nueva instancia vuelve a ser contraria.
Lo concreto es que, más allá de esos avatares o probablemente a raíz de eso mismo, la carrera del empresario inmobiliario para regresar a la Casa Blanca está despejada entre los republicanos. Y su imagen ante el resto de la ciudadanía, también crece. Ayuda el desempeño bastante flojo de Joe Biden, y también que Trump supo imponer una agenda incómoda para los demócratas. Con Estados Unidos implicado en Ucrania y Gaza, y una tensión en la frontera con México que eleva el rechazo visceral de las poblaciones locales ante la inmigración, cualquier respuesta acorde a esas demandas puede ser irritante para el público más progresista.
Este viernes, Trump recibió en su finca de Mar-a-Lago al primer ministro de Hungría, Víktor Orban, quien en diciembre pasado fue uno de los invitados en la asunción de Javier Milei en Buenos Aires. “Hay que admitir que el mundo sería mejor con Trump”, lo lisonjeó el mandatario ultraderechista, uno de los más amigos de Rusia en Europa. «Durante su presidencia había paz en Medio Oriente y paz en Ucrania. Si todavía fuera presidente de Estados Unidos no habría guerra hoy», concluyó Orban. Un dato: el líder húngaro no pidió entrevista con el presidente Biden.
Otro “amigo” de Milei, el megamillonario Elon Musk, dueño de Tesla y de SpaceX, visitó la residencia de Trump el domingo pasado junto con un grupo de magnates (si fueran rusos serían oligarcas) y según el The New York Times, allí acordaron estrategias y fondos para que Biden no gane en noviembre. El dueño de casa necesita dinero para la campaña, pero también para los múltiples juicios, entre ellos uno por fraude fiscal sobre esa misma residencia de Palm Beach.
Elecciones, frente ucraniano y renuncias en EE UU
Mientras las tropas rusas van logrando avances en el frente ucraniano y el presidente Vladimir Putin se dispone a poner en juego su cargo por un nuevo mandato, desde este viernes, la diplomacia estadounidense anunció que la secretaria de Estado para Asuntos Políticos, Victoria Nuland, dejará su puesto en los próximos días.
Belicosa responsable de la política hacia Ucrania que siguió Washington con el gobierno de Barack Obama y de Joe Biden, y estratega de las revueltas del Euromaidan que voltearon al presidente Viktor Yanukovich en febrero de 2014 y de las medidas posteriores a la incursión rusa de 2022, los analistas entienden que su dimisión se relaciona con los pobres resultados en el campo de batalla de esa apuesta.
El secretario de Estado, Antony Blinken, su jefe más próximo, destacó en un comunicado que Nuland trabajó al servicio de «seis presidentes y diez secretarios de Estado» y alabó su “conocimiento enciclopédico y su compromiso”.