Cuando todavía faltan ocho días para que vuelva a ocupar el Salón Oval de la Casa Blanca, ahora como 47º presidente, Donald Trump ya produjo un desparramo importante en todo el mundo y también desencajó al sistema judicial dentro de Estados Unidos. Fronteras afuera, sus ansias expansionistas preocupan en Panamá, Canadá y Groenlandia. En su propio territorio, un tribunal de Nueva York condenó este viernes a «libertad incondicional» al inminente mandatario en el caso de soborno a la exactriz porno conocida como “Stormy Daniels”. El caso se resume así: fue encontrado culpable por el jurado en mayo pasado pero no irá a prisión por decisión del juez Juan Merchan, lo que implica que asumirá el cargo desde el que se suelen condenar acciones contra la moral, las buenas costumbres y el respeto a la Justicia a los gobiernos extranjeros un hombre imputado por varios delitos, desde el uso indebido de aportes de campaña para comprar silencio, como este, o por las acciones de sus seguidores el 6 de enero de 2021.
Dentro de todo, ese incidente podrá ser considerado menor, si se repara en que presentará las apelaciones correspondientes y cuando llegue a la Corte Suprema será seguramente anulado. Es que en su primer mandato tuvo la ocasión de nombrar tres jueces afines que le dan absoluta mayoría a los conservadores filotrumpistas.
Como sea, ya tiró líneas con el Kremlin para una entrevista con Vladimir Putin en torno a la situación en Ucrania, en primer lugar. Trump declaró que el mandatario ruso lo había invitado a conversar. Desde Moscú el vocero, Dmitri Peskov, avisó que no habrá problemas, pero que cualquier diálogo deberá ser sin precondiciones. «Estamos viendo que Trump también ha expresado su disposición a resolver los problemas mediante el diálogo, y damos la bienvenida a ello», indicó el portavoz de la presidencia.
Seguramente el trasfondo de esa bilateral será empezar a hablar del rediseño del mundo que esboza el empresario inmobiliario. Lanzarse a anexar Canadá al tiempo que hace una oferta se diría que hostil por Groenlandia dejaría en el Ártico solo a dos jugadores globales. EE UU y Rusia. Estos días la primera ministra de Dinamarca, el país que ostenta la soberanía groenlandesa, Mette Frederiksen, declaró que el futuro de esa isla poblada por unas 56.000 almas, deberá ser decidido por los propios habitantes. El primer ministro groenlandés, Mute Egede, fue algo más ambiguo: coincidió en que el futuro debe ser decidido en esas heladas regiones, pero insistió en que entre las futuras cartas estaría la independencia. Y ofreció hablar de negocios con los estadounidenses. “Los daneses, los estadounidenses y otros pueden tener su opinión, pero no debemos quedar atrapados en la histeria ni culpar a otros. Nosotros somos quienes daremos forma a nuestro futuro», dijo Egede.
Estados Unidos tiene una base aérea en Thule, a unos 1200 kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico, donde hay una pista de aterrizaje de unos 3000 metros de longitud. Fue instalada durante la II Guerra Mundial y quedó como centro estratégico durante la Guerra Fría. Tanto para Trump como para el Pentágono, esa base es esencial para los intereses estratégicos de EE UU. «