El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, sugirió que podría levantar las sanciones a Rusia y que no respetará la política de «una China» -que no reconoce la independencia de Taiwán- a menos que Pekín mejore sus políticas comercial y cambiaria.
Trump declaró al diario Wall Street Journal (WSJ), en una entrevista publicada el viernes, que mantendrá intactas «al menos durante algún tiempo» las sanciones impuestas el mes pasado a Rusia por la administración de Barack Obama debido a los presuntos ciberataques de Moscú para influir en la elección presidencial estadounidense. Pero, si Rusia ayuda a Estados Unidos en objetivos clave como la lucha contra los yihadistas, Trump sugirió que podía anular dichas medidas. Y está preparado para reunirse con el presidente ruso Vladimir Putin tras su investidura el 20 de enero, agregó.
En cuanto a la práctica estadounidense de no reconocer diplomáticamente a Taiwán, Trump aseguró: «Todo es negociable, incluida la política de una China». El presidente electo ya disgustó al régimen de Pekín, aceptando una llamada telefónica de felicitación del presidente de Taiwán Tsai Ing-Wen tras ganar la elección. Una decisión que defendió en la entrevista al WSJ: «El año pasado les vendimos material militar por valor de 2.000 millones de dólares. Podemos venderles 2.000 millones de dólares del material militar más sofisticado pero no se nos permite aceptar una llamada. Antes que nada, habría sido muy grosero no aceptar esa llamada».
Pekín considera la isla de Taiwán como una provincia secesionista que debe regresar bajo su control, por la fuerza si es necesario. Trump amenazó con reaccionar duramente a lo que considera como injustas prácticas comerciales chinas y sugirió que la política de «una China» puede ser moneda de cambio para otras cuestiones.