Días atrás se conoció que la compañía productora de la vacuna AstraZeneca contra el Covid-19 reconoció ante un tribunal del Reino Unido –en el marco de un litigio colectivo- que sus dosis pueden desencadenar el síndrome de trombosis con con trombocitopenia (TTS) “en casos extremadamente raros”.
El dato fue viralizado especialmente por promotores de discursos antivacunas, pero distintos especialistas se pronunciaron para aclarar que se trata de una vacuna segura. “Está comprobado científicamente que el riesgo de sufrir una trombosis es mucho más alto por el Covid mismo que por las vacunas”, afirmó la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR).
La entidad emitió un comunicado para “llevar tranquilidad y acercar información validada científicamente” tras la declaración de AstraZeneca. “Desde la AAMR seguimos afirmando la importancia de la vacunación contra el Covid”, insistieron, y explicaron que “estos efectos secundarios que menciona AstraZeneca, y que también pueden evidenciarse en otras vacunas, ya fueron puestos en evidencia, en años anteriores, en plena vacunación durante la pandemia. Cuando tenemos una vacunación tan masiva en tan poco tiempo los efectos adversos se maximizan, pero la realidad es que ese efecto adverso es solamente en un porcentaje muy bajo y mucho menor que la trombosis que ocasiona el Covid”.
Profesionales de la salud especialistas en medicina respiratoria concluyeron que “el balance riesgo-beneficio siempre es a favor de la vacunación”.
“En casos muy raros”
En el Reino Unido, donde se realizó la demanda colectiva contra el laboratorio, hubo 81 decesos atribuidos al síndrome de trombosis con trombocitopenia. Sobre un total de unas 50 millones de dosis aplicadas en ese país. En la Argentina, de acuerdo al 20° Informe de seguridad en vacunas emitido en mayo de 2023, se atribuyeron tres decesos a ese síndrome tras el uso de dosis de AstraZeneca/Covishield (0,011 por cada 100.000 dosis).
“Se admite que la vacuna AZ puede, en casos muy raros, causar TTS. Se desconoce el mecanismo causal”, declaró el laboratorio, según difundió el periódico The Telegraph. Y añadió: “Además, el TTS también puede ocurrir en ausencia de la vacuna AZ (o cualquier vacuna). La causalidad en cualquier caso individual será materia de prueba pericial”.
Consultada por el diario La Nación, la patóloga Marta Cohen –residente en Sheffield, Reino Unido- señaló que en abril de 2021 ya había reporte de casos del síndrome de trombosis con trombocitopenia en la revista BMJ (British Medical Journal) asociados con la vacunación. Luego, fueron apareciendo casos aislados con otras plataformas.
“Al poco tiempo de comenzar la pandemia se observó que la infección por el virus SARS-CoV-2 podía producir microtrombosis en los capilares pulmonares en pacientes susceptibles. Era por una combinación de los antígenos del virus de Covid en la proteína Spike con el huésped con predisposición inmunogenética a desarrollarlas. También, se producían miocarditis, nefritis, diabetes, tiroiditis, entre otras complicaciones”, detalló.
Para desarrollar esas vacunas “se utilizó el antígeno viral que, una vez en el organismo, imita la enfermedad para despertar la respuesta inmunológica, por lo que no es que la vacuna sea defectuosa, sino que es una reacción del huésped susceptible a los antígenos del virus”.
Cohen remarcó que la Universidad de Oxford estimó que la vacuna AstraZeneca –producida por esa institución en conjunto con la farmacéutica- habría salvado a seis millones de personas durante la pandemia.
“Lo importante es que la población que recibió la vacuna sepa que es una complicación rara y que aparece inmediatamente, a los pocos días, de la aplicación. No se han descripto casos de ocurrencia a los tres años”, concluyó, para disipar fantasmas fomentados por sectores antivacunas.
Evidencia previa sobre las vacunas contra el Covid
Como consignó el sitio Chequeado, la aparición de casos inusuales de trombosis en 2021 llevó a algunos países a frenar el proceso de vacunación con AstraZeneca. Se realizó entonces un estudio de la evidencia disponible y tanto el Grupo Asesor Global para la Seguridad de las Vacunas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) llegaron a la conclusión de que los beneficios superaban por mucho a los riesgos. Por eso, recomendaron continuar la vacunación con AstraZeneca.
Según la EMA, el riesgo trombosis por esta inoculación es muy bajo: menos de 1 cada 10 mil personas vacunadas. Al mismo tiempo, la posibilidad de trombosis por tener COVID-19 es de aproximadamente 15% de las y los pacientes. En personas hospitalizadas, se eleva al 23% y hasta 45% en pacientes en terapia intensiva, según un informe del Grupo Cooperativo Argentino de Hemostasia y Trombosis (Grupo CAHT).
La especialista en vacunas Daniela Hozbor, profesora titular de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP e investigadora principal de Conicet, dijo a la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes que la farmacéutica admitió una reacción adversa en una baja frecuencia, pero que la presencia de este efecto no es una noticia. «Lo nuevo, por el contrario, es que la compañía admite la relación, pero que ocurre en una proporción muy baja. Además, esta reacción adversa ya se había observado durante la pandemia en el proceso de inmunización”.
En línea con el comunicado de la AAMR, Hozbor apuntó que el virus de por sí puede producir este efecto y con mayor frecuencia que la vacuna. «Siempre se mira la relación entre el beneficio y el riesgo (de cualquier medicamento) y en el caso de la vacuna de AstraZeneca, el perfil de seguridad no se modificó. Sigue siendo mayor el beneficio”, aseguró.