Cambiemos llegó al poder con la promesa de que el éxito de las grandes empresas se propagaría naturalmente sobre capas bajas de la pirámide social. Era el regreso de la famosa teoría del derrame pero a la hora de los bifes lo único que se derrama es la crisis que experimenta la economía en general.
Este lunes la noticia es el mal trance de la autopartista Lear, que resolvió suspender al 40% de su personal pocos días después de que una de sus principales clientas como es la empresa automotriz PSA Peugeot Citroën paró sus operaciones en la localidad bonaerense de El Palomar dejando en stand by a nada menos que mil operarios.
La fábrica Lear abastece desde Escobar a la terminal francesa de asientos y fundas para asientos pero hoy es una más de la larga lista de autopartistas que caen como moscas al calor de la profunda recesión del sector que se expresa en la caída de la demanda interna y en la desaceleración de las exportaciones.
El delegado de la Asociación Obrera Textil (AOT) Antonio Zamprano informó al portal Infogremiales que las suspensiones alcanzan a unas 50 personas que trabajan en la línea PSA Peugeot y que el “el resto está haciendo capacitaciones y pintando el piso del sector entre otras tareas”.
Los empleados están cobrando el 75% de su salario más un 9 por ciento en concepto de prestaciones sociales como el pago de cobertura de salud, informó esa fuente.
La única línea de Lear activa es la que abastece de asientos a Fiat pero esa empresa, presidida por el dirigente ultramacrista Cristiano Rattazzi, fue noticia la semana pasada por el parate de su planta de cajas de cambio.
El combo Peugeot más Fiat tiene atemorizados a los obreros de Lear, que no descartan que haya despidos a fin de mes.