El acuerdo con los bonistas. Ese obstáculo que estaba ahí desde antes de la pandemia y que era el primer objetivo a cumplir del gobierno de Alberto Fernández se resolvió. Y terminó de posicionar al jefe de Estado en su rol de conductor de la coalición gobernante. Ahora el gobierno se propone refrendar eso con en la reactivación económica a la que destinará los recursos económicos y políticos del Estado. Sin embargo, los números del Covid-19 siguen siendo la variable clave que condiciona la presentación de la tan mentada batería de 60 medidas.
El logro de Martín Guzmán es un logro de Alberto. Antes de ser ministro, el economista era referencia en el mundo académico pero no en la política. Su designación fue una decisión exclusiva del presidente y su figura no responde a ningún sector político de la coalición. Al quedar fortalecido por su reciente triunfo, fortalece a su jefe directo, que lo cuidó en medio de presiones internas y externas.
La estrategia delineada por el ministro no sufrió ninguna alteración durante su desarrollo. Guzmán mantuvo el teléfono abierto sólo para Alberto Fernández y su vice Cristina Fernández. Esa dupla se movió en tándem y respaldó en cada momento los pasos que dio el ministro. Dos fuentes de carteras distintas confirmaron a Tiempo que Cristina y Alberto decidieron juntos hasta cuándo tensar la negociación.
Si bien Guzmán tuvo plena potestad a la hora de maniobrar, su perfil no va a expandirse como para opacar al resto del gabinete económico. “No tiene aspiraciones políticas personales”, destacan en el gobierno. Y lo contrastan con modelos de superministros de Economía.
Ahora el objetivo es mostrar que ese ahorro de 42.500 millones de dólares producto de la negociación se plasma en acciones de gobierno concretas. Es para que la ciudadanía traduzca esa negociación con el establishment financiero internacional en mejoras palpables en su situación personal. Es por eso que el lanzamiento del Pro.Cre.Ar se hizo el mismo día del anuncio del acuerdo. Y dos días después el lanzamiento de cinco mega obras en distintas provincias. También se planifica establecer una agenda común entre todos los ministerios para hilvanar un discurso unificado y evitar que en la gestión de gobierno aparezcan cuestiones inconexas.
Deuda, pandemia, y después.
Según la última encuesta de Ricardo Rouvier, el presidente cuenta con una imagen positiva del 62,4%, dato a favor, que de igual modo no despeja los interrogantes a futuro. La misma consultora revela que 7 de cada 10 manifiesta que le da seguridad la forma en que el mandatario maneja la crisis sanitaria. Sin embargo, al mismo tiempo, el 70% cree que deberían flexibilizarse las medidas de aislamiento social. “No se puede volver a meter a la gente en la casa”, reconoció un alto funcionario.
Un ministro a cargo de una de las carteras clave agregó que la preocupación está puesta en que el Covid no avance en el segundo cordón del conurbano. El primero ya está saturado, en especial los municipios linderos a la ciudad de Buenos Aires. Otro objetivo es controlar los rebrotes en las provincias, ya que la mayor parte de los 435 mil millones de inversión destinados a financiar las 60 medidas planificadas hasta 2021 se materializarán en obra pública a lo largo del país.
Como ya se contó en este medio, esa batería de medidas, que se traducirán en leyes, decretos y decisiones administrativas, estarán diferenciadas en regiones en función de las necesidades de las provincias y sus principales actividades económicas. La mira está puesta en abastecer el mercado interno, pero también en potenciar su exportación sin depender del puerto de Buenos Aires. Para lograr su financiamiento, la presentación del proyecto del impuesto a las grandes fortunas se mantiene en pie, según confirman fuentes oficiales tanto parlamentarias como ejecutivas.
El IFE y el ATP pasarán de ser medidas anticíclicas a sostenerse durante y luego de la finalización del aislamiento más duro, con claros fines de reactivación del mercado interno, que representa el 80% del PBI. También se lanzarán líneas de créditos especiales para pequeñas y medianas empresas que conserven los puestos de trabajo. Hasta el momento, las medidas antidespidos pudieron amortiguar la crisis económica provocada por la paralización de la circulación. El ministro de Trabajo, Claudio Moroni, destacó este viernes que comenzó a crecer la contratación de trabajadores al indicar que en la última Encuesta de Indicadores Laborales se redujeron «mucho» las bajas, que fueron de 0,8%, y «aparecieron las altas», que subieron 0,7%.
Otra de las preocupaciones que aparece en las encuestas es la inseguridad. Era una variable que había tenido una marcada caída producto del aislamiento y de la presencia masiva en las calles de las fuerzas de seguridad. La decisión implícita de relajar el control de la circulación de vehículos y personas en función del humor social se tradujo en la vuelta a los valores delictivos habituales. La decisión de Sabina Frederic de denunciar el accionar de Pablo Noceti-exviceministro de Patricia Bullrich-durante la desaparición de Santiago Maldonado, le valió a la ministra un ataque mediático que intentó ser neutralizado con apariciones junto al jefe de la cámara de Diputados, Sergio Massa, afecto a esa agenda de seguridad.
La reforma judicial y la tan postergada sanción del derecho al aborto corren por caminos paralelos, diferenciados de la agenda post pandemia. Tal como indicó el presidente, ambos proyectos de ley fueron plebiscitados electoralmente, ya que fueron prometidos en campaña. La reforma de la justicia es un objetivo político personal del presidente, quien no tuvo otro incentivo más que su propia decisión en función de su conocimiento del derecho y del funcionamiento de los servicios de inteligencia imbricados con el poder judicial. El derecho al aborto, cuya no sanción por parte del Senado cumplió este sábado dos años, es impulsado por el masivo movimiento feminista que todavía no logró la ley, pero sí una amplia aceptación social.
El cierre de este primer tramo de las negociaciones es “oxígeno para Alberto. Es un problema menos”, sintetizan en el gobierno. “Metió un gol, ganó un partido, no el campeonato. Pero de igual modo, se gana en autoestima”, se entusiasman en la Casa Rosada.