El ministro de Medio Ambiente, el rabino Sergio Bergman, tuvo que aceptar, a regañadientes, una reunión con delegados de ATE que venía escabullendo desde hace semanas para hablar de la catarata de despidos en la cartera a su cargo, que desde diciembre suma 72 personas. Y según Laura Bravo, una de las representantes gremiales, no hubo acuerdo pero al menos se sentaron a la mesa para discutir la reincorporación de todos los cesanteados en el área y continuarán durante este viernes tratando de encontrar una solución a esta situación planteada a fin de 2017 y que continuó en lo que va marzo. «Son despidos por goteo, 28 antes de navidad y ahora otros 44», resume Bravo.
Lo curioso fue el ámbito en que se logró que el ministro respondiera al reclamo de diálogo: en el lobby del hotel Tribeca, en Bartolomé Mitre al 1200, donde se desarrollaba una reunión del Consejo Federal del Medio Ambiente, (COFEMA). El funcionario tal vez no imaginó que los dirigentes sindicales irían hasta allí para encararlo frente a todo el mundo para pedirle una reunión que, según señalaron los trabajadores, les era negada.
El conflicto se inició con la primera tanda de despidos. Fue entonces que la sede de Medio Ambiente, en la calle San Martín 451, entre Corrientes y Lavalle, apareció vallado y ocupado por efectivos policiales fuertemente pertrechados. Quizás la decisión de contratar los servicios de ese hotel se deba a que no iba a haber «clima» propicio para los debates de funcionarios del área de todo el país.
«Dejaron la entrada principal cerrada y solo se puede acceder por una pequeña puertita, lo que es un grave riesgo para la seguridad si llegara a ocurrir algún desgracia», agregó Bravo. Y efectivamente, si se registrara algún siniestro adentro las escenas podrían recordar la tragedia de la Puerta 12, producida hace 50 años en la cancha de River, temen los trabajadores. «Es una trampa mortal», aseguran.
Tras ese primer encuentro cara a cara, se pactó una segunda reunión, que se realizará en el Ministerio de Modernización. Los delegados esperan poder reincorporar a todos los despedidos, todos ellos precarizados, lo que fue un tradicional reclamo de ATE desde anteriores gestiones.
En Medio Ambiente se mostraban dispuestos a rever la situación de un puñado, pero la militarización del edificio continuaba y también el reclamo de «todos adentro».