Dice la pianista Haydée Schvartz: “(…) la música de Beethoven se nos revela como una Verdad que nos interpela constantemente y se resignifica en un presente continuo. Sin embargo, la absurda y vulgar manipulación mercantil del mundo privado y personal del genial compositor alemán se potencia hasta tal punto que, hasta un descolorido y triste mechón marrón y gris de su cabello, atado con un hilo de seda y conservado en un marco ovalado acristalado es protagonista de una subasta en Sotheby’s de Londres por la friolera de unos 39.000 euros en junio de 2019.”
Con estas palabras Schvartz se aparta de la sacralización y consecuente mercantilización de la obra del gran músico. La distancia que establece de ambas actitudes es el disparador para encarar El secreto del cabello de Beethoven, un concierto escénico sobre la figura de compositor a partir del film Ludwig van (1970) de Mauricio Kagel, que el Ensamble Tropi estrenará el 28 y 29 de octubre en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Kirchner con idea de Sebastián Tellado y Schvartz, y dramaturgia, realización y dirección musical de la pianista.
El film de Mauricio Kagel convive musical y escénicamente con la propuesta del Ensamble Tropi, tendiendo un puente invisible entre la acción que se desarrolla en la pantalla y la acción y la música que se representa en el escenario.
Lejos de ser solo la musicalización de una película, el mérito de El secreto del cabello de Beethoven es el logro de una interacción entre su obra y su vida en la visión que a 200 años de su nacimiento proporcionó el film que dirigió y musicalizó Kagel (1970) y la mirada con la que el Ensamble Tropi la actualiza a 50 años del estreno de la película.
En diálogo con Tiempo Argentino, Schvartz y Tellado brindan algunas precisiones sobre esta obra que es a la vez una experiencia escénica y musical.
-En 2018 el Ensamble Tropi presentó Escena Kagel dentro de la segunda edición del Festival Nueva Ópera de Buenos Aires. ¿En aquella oportunidad interpretaron algunos fragmentos de la música de la película de Kagel?
Haydée Schvartz: -Habíamos tenido acceso a las partituras de Ludwig van, que en realidad eran más bien diseños y gráficos. Lo que hicimos en aquella oportunidad fue una reinterpretación de algunos fragmentos. Pero en ocasión del Año Beethoven que, lamentablemente, tuvo lugar el año pasado en plena pandemia, pensamos que sería interesante hacer un homenaje tomando como plataforma el que hizo hace 50 años Kagel con su film. Esto lo habíamos pensado a fines de 2019 y presentamos la idea al Goethe-Institut. Pero, sobrevino la pandemia y el proyecto quedó cancelado, hasta que hace poco nos propusieron retomarlo para ponerlo en escena en el CCK, junto con el Goethe-Institut de Buenos Aires y el Centro Hipermediático Experimental de Latinoamérica (CheLA).
Sebastián Tellado: -Dentro de los múltiples homenajes virtuales e informaciones que aparecieron vinculados a Beethoven, vimos una noticia que nos llamó la atención. Se trataba de la subasta que se llevó a cabo en Sotheby’s de Londres de un mechón de pelo que supuestamente había pertenecido a Beethoven en junio de 2019. Nos pareció absurdo que se subastara y alguien comprara por una elevada ese elemento de alguien cuyo mayor legado a la humanidad fue la música que compuso. Es como si el hecho de tener una imagen de yeso sobre un piano a uno lo hiciera tocar mejor la música de Beethoven. Pensando en todo lo que se hacía en el mundo por la conmemoración de los 250 años de su nacimiento, esa noticia nos pareció un guiño para abordar a Beethoven pero desde otro tipo de visión, como fue la que proporcionó Kagel hace 50 años con su película. Es encarar a Beethoven pero, a su vez, hacerlo desde la mirada personal de Kagel y aportando nuestra propia perspectiva, ya que nosotros tomamos una cierta distancia de su propuesta.
HS: -Más allá de lo llamativo que pueda resultar el título, creemos que está en concordancia con el concepto de la obra de Kagel. Esa noticia que en cierto modo es banal, delirante y de dudosa veracidad, ya que luego se comentó que ese mechón de pelo pertenecía a una cabra, se imbrica con la manipulación con la que Kagel encara la imagen del personaje de Beethoven en su película. Esto se ve de manera más evidente al promediar el film, en la escena en la que en una mesa redonda un grupo de especialistas, entre los que se encuentra Kagel, dispara definiciones que por momentos se transforman en verdaderos delirios.
ST: -A esto se suman varias escenas como la entrevista a un supuesto sobrino nieto heredero de Beethoven, que para justificar su ascendencia muestra una foto de Mozart.
HS: -Lo que consigue Kagel desde lo visual y lo musical es generar una nueva orgánica acerca de la imagen de alguien tan venerado como Beethoven. Y en definitiva lo hace de forma irreverentemente respetuosa.
– En oportunidad de la puesta de 2018, ustedes comentaban que, si bien Kagel es ubicado dentro de lo que se denomina música contemporánea, su obra ya pertenece en cierto modo al pasado. ¿Por qué?
ST: -Uno habla de música contemporánea y se refiere a obras que tal vez ya tienen ochenta años. Ludwig van se estrenó en 1970, o sea que se inscribiría dentro de lo que se denomina música contemporánea. Pero ya pasaron 50 años de su estreno, lo cual genera ciertas preguntas acerca de la legitimidad de ciertas definiciones.
HS: -Además, en ese año, se generó una explosión de homenajes a Beethoven por los 200 años de su nacimiento. También se estrenaron infinidad de obras compuestas por diversos músicos como Karlheinz Stockhausen, entre otros.
– ¿Cómo lograron trabajar sobre una película tan poco convencional, por momentos exasperante, con situaciones y desarrollos impredecibles?
HS: -Lo que tratamos de hacer es que la película, que se proyectará completa en el concierto, tuviera un nuevo sentido por intermedio de nuestras intervenciones, pero siempre respetando la visión que le impuso Kagel a la imagen de Beethoven como héroe de la cultura universal. De esta manera conviven la manipulación del personaje, sus desavenencias amorosas, sus enojos y su carácter para que, finalmente, el espectáculo sea un gran homenaje desde el profundo amor y admiración por su figura.
ST: -Hay un marco temporal de 92 minutos en el que nos propusimos la misión de que no se sintiera que estábamos musicalizando una película. Con esa idea Haydée empezó a elaborar una dramaturgia que convive con lo que se ve en la pantalla para cuestionar, interpelar, anular e interactuar con ella. Y para conseguir esto el ensamble debe cumplir con distintos roles, incluso conviviendo con la propia música del film. Es decir que está la narrativa original a la que se suma la narrativa que propone el ensamble.
HS: -La música que se escucha en la banda original es por momentos irritante, ya que es interpretada por músicos que no son profesionales. Es decir son interpretaciones de no muy buena calidad. Y llega un punto en el que uno necesita escuchar alguna parte de sus obras bien ejecutada.
ST: -Kagel afirmaba que su idea era mostrar cómo escuchaba Beethoven sus obras. Y era evidente que las escuchaba mal, por el tema de su sordera. Él no escuchaba a la Filarmónica de Berlín dirigida por Herbert von Karajan. Eso no era ni remotamente lo que él escuchaba.
HS: -Llamativamente el momento más musical de la película ocurre durante una escena en la que la cámara ingresa a una supuesta habitación de Beethoven en la que las paredes, el piso, el mobiliario, las puertas y todo lo que hay en ella está tapizado con partituras. Esa escena transcurre en un silencio total. Es un momento solo para mirar.
– En el programa que puede leerse en la página web del CCK hay una extensa y variada lista de obras que interpreta en vivo el ensamble y muestra un recorrido por diversos estilos. ¿De una forma u otra, esos estilos tienen relación tanto con la obra de Beethoven como con la de Kagel?
HS: – Es así, ya que hay un hilo invisible hacia el universo beethoveniano que tiene que ver con lo estético, lo filosófico e incluso, con lo político. Además se intercalan fragmentos de la música de Beethoven y las obras de compositores actuales como Carola Bauckholt, Louis Andriessen, el argentino Erik Oña, el filipino Jonas Baes o incluso John Lennon y Paul McCartney. Aparece el tango De corazón a corazón de Enrique Alessio y Reinaldo Yiso, porque Beethoven escribió la frase “Desde el corazón, déjalo ir nuevamente al corazón” antes del comienzo del Kyrie de su Missa Solemnis. Y dentro del universo kageliano aparece John Cage con una selección de las 32 preguntas de su libro Silencio, intercaladas en medio de las barbaridades que se dicen en esa mesa redonda que mencionamos antes. Una de las preguntas de Cage es “¿la música son solo sonidos o es Beethoven?”. Y también hay una referencia a Erik Satie, porque su composición para el film de René Clair, Entr’acte, es el primer antecedente de una película musicalizada.
ST: -Hay muchos simbolismos y mensajes tanto en el film como en la música y la escenificación que hacemos los integrantes del ensamble. Pero tal vez uno de los mensajes más potentes del espectáculo está en la última de las preguntas de Cage: “Si abandonamos la belleza ¿qué nos queda?”.
El Ensamble Tropi está integrado por Florencia Ciaffone, violín; Alejandro Becerra, cello; Constancia Moroni, clarinete; Sebastián Tellado, flauta; Manuel Moreno, guitarra; Malena Levin, piano; Juan Denari, percusión; Haydée Schvartz, dirección musical; Sebastián Gangi, asistente de dirección y Sebastián Tellado, dirección ejecutiva.