Los discos compilados del verano eran la marca registrada de los ’90, y en el CD Inolvidables veranos del 95, había una versión del hit «Short Dick Man» del grupo norteamericano 20 Finger, que permitió a Gustavo Radaelli, nacido en Villa Domínico, crear un alter ego y hacer carrera fingiendo acento caribeño, con el mote de Machito Ponce. Pegó tanto esa reinterpretación, mucho más que la original, que meses después Radaelli, ya disfrazado de rapero de Miami y con variedad de temas con estilo picaresco, sacó su primer disco.
La explosión lo llevó a España, y tuvo un recorrido en todas las fiestas patronales de la península. «Era una época de auge económico y estaban de fiesta. Siempre era San algo Un descontrol», recuerda ahora, mientras trabaja en producción de radio y de shows para eventos desde hace años.
«Lo de Machito Ponce fue un chiste que llegó demasiado lejos. Lo empezamos sin pensar demasiado en hacer carrera. Siempre me gustó imitar acentos. Nos pareció gracioso y lo hicimos». La clave, asegura, fueron las frases, esos yeites que le dieron la particularidad de un toque distintivo. «Cosas que iba escuchando o se me ocurrían cuando escribía los temas, la idea era exagerar el estereotipo, pero buscando la comicidad. El estilo de música nos permitía loopearlos y así la hacíamos pegadizas», dice el creador de «Ponte a Brincar» (como se llamó su primer álbum), «Ahora te voy a poner gozar», «Esto no es chacotera», y demás combinaciones desopilantes.
En 1996 editó «Malas Costumbres», álbum que incluyó el conocido «Samantha», la que «toda la noche se la aguanta», dedicado a la Farjat, una de las protagonistas del escandaloso caso Maradona-Coppola, aprovechando la agenda para seguir la ola de la popularidad. «Antes trabajé como prensa, productor, asistente y fui músico en The Sacados en la época de Ritmo de la noche. Conocía el paño. Sabía que era una burbuja que duraba un tiempo.» Llegó el final. Pero Machito volvió en 2008 tentado por el auge de las fiestas retros. «La gente me saluda con mucho cariño, así que una vez por mes, me pongo el traje y me subo al escenario». «