En sus primeros capítulos, The Crown nos mostraba la coronación de una joven reina hacia principios de los años ’50. Las temporadas se sucedieron junto a un tiempo del relato que de manera intempestiva se acerca a la contemporaneidad. Una historia de interés para los aficionados a la realeza, pero también para quienes indagan retazos de realidad en las ficciones históricas. La serie logra sintetizar en cada capítulo el devenir de la familia Windsor con un episodio de la historia universal en el que Gran Bretaña tuvo injerencia, como otros donde vemos las repercusiones en la familia real. La aparición de la televisión, la llegada del hombre a la luna, la sucesión de gobernantes, conflictos geopolíticos y grandes personalidades de la cultura, tuvieron su capítulo protagónico.
En esta cuarta temporada asistimos a la irrupción de los personajes de Margaret Tatcher y Lady Diana Spencer, como también a su casamiento y a la Guerra de las Malvinas, entre otros acontecimientos resonantes. Claro está que toda representación ficcional constituye una mirada y por lo tanto una interpretación. Sin embargo, el índice que supone la referencia a sujetos y acontecimientos contemporáneos, inviste a The Crown como una historia de interés tan artístico como voyeurista.
El personaje principal es por supuesto la reina Isabel II (Olivia Colman), desde quien se pueden contar seis décadas de historia familiar, política y social. La producción periodística de la serie es notable al punto que sin decirlo incentiva a las audiencias a procurarse más información para reconocer similitudes en los hechos que retrata. Fotografías, videos y notas de internet son buscados como documentos que verifican la ficción.
La cuarta temporada es a la vez la más esperada porque ingresan dos personajes que, como en la vida real, le disputaron protagonismo a la reina. A Margaret Tatcher se la presenta como una madre y ama de casa ultraconservadora que llega al poder de una de las principales potencias del mundo para implementar un modelo económico liberal y hasta para comandar una guerra. La construcción del personaje por parte de Gillian Anderson es excepcional, al tiempo que las recurrentes escenas de diálogo con la reina se presentan como los momentos culmines de la temporada. Un contrapunto por el poder de la escena tanto de las actrices como de sus personajes. Por su parte, Lady Di (Emma Corrin) irrumpe como una desenfadada y sufriente joven que se encuentra con el príncipe Carlos por casualidad y comienza una relación en todo momento complicada. Ella es perfecta para el rol de consorte, pero pronto se ganará la envidia de la princesa Ana y la desconfianza de su propio marido cuando comienza a eclipsarlo en popularidad. La serie logra reflejar con los signos justos el nacimiento de “La dama de hierro” y de “La princesa de corazones”, personajes ya indelebles de la historia reciente británica. Aunque por diversos motivos la ponen en jaque, la reina es influida por ambas y las ve pasar. Como siempre impávida y fría, pero por momentos en esta temporada, también logra mostrarse reflexiva tanto sobre su rol en el ejercicio del poder como en su desempeño como madre.
— [20201110 The Crown 4 2] not exists. —
Las características narrativas de la serie se afianzan en esta cuarta temporada. El relato completa la década de los ochenta, un escenario temporal que muchas series transitan y que genera interés en las audiencias que la vivieron en su infancia o adolescencia. Los creadores, Stephen Daldry y Peter Morgan, nos acostumbraron a un artesanal uso del lenguaje audiovisual con montajes anticipados, voces en off, estética de videoclip, con la enunciación marcada por música dentro de la diégesis, la cual oficia como testimonio de cada época y que por momentos se escapa para ambientar toda la escena.
En un año donde la producción audiovisual se vio diezmada por la pandemia y el aislamiento social, algunos de los títulos más esperados fueron suspendidos. En ese contexto, la espera por The Crown la convierte en uno de los tanques de esta temporada de series. En diez capítulos de una hora, la super producción se asienta en la grandilocuencia que debe recrear los palacios reales, costumbres, viajes, vestuarios y galas, pero también en la selección histórica en tanto fechas y sucesión de acontecimientos. Una temporada que vuelve la mirada hacia las anteriores y retoma episodios y sentires de cada integrante de la familia real para leerlos como en un ajedrez o en su propio laberinto.