Este martes 18 se conocerá la decisión que tome el juez Juan Ramos Padilla respecto del destino del exgobernador de Tucumán, José Alperovich, denunciado por abuso sexual contra su sobrina y exasesora entre 2017 y 2018. Los hechos ocurrieron en Buenos Aires y en Tucumán.

Por esos hechos, desde la querella se solicitó una pena de 22 años de prisión. Mientras que el fiscal Sandro Abraldes de 16 años y seis meses. Además, una pena de inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos y la inhibición general de bienes para reparación de la víctima.

Tal como lo determinó el juez Ramos Padilla, el exgobernador Alperovich debe asistir al veredicto. Al pedir la condena, tanto la fiscalía como la querella reclamaron que vaya detenido por lo que además de resolver si es o no culpable el Tribunal tendrá que definir si va preso en caso de recaer condena.

De acuerdo a la denuncia realizada en 2019, los primeros hechos de abuso ocurrieron en la Ciudad de Buenos Aires, en 2017, poco tiempo después de que la denunciante comenzara a trabajar como su asesora, mientras él se desempeñaba como senador, en el Congreso de la Nación. Dos de los nueve hechos en los que está acusado, ocurrieron en el departamento que Alperovich tiene en Puerto Madero. Los casos más graves sucedieron a principios de 2018 en Tucumán.

En su alegato, la defensa intentó descalificar a la víctima quien trabajó como asesora entre 2017 y 2018 para Alperovich y era una sobrina suya quien vivía en Tucumán, pero también se trasladaba con aquel a la Capital Federal cuando debía presentarse en sesiones del senado. 

Incluso, invocó que la víctima utilizó “mismas frases” que lo hizo aquella otra que acusó por abuso sexual al actor Juan Darthes quien recientemente fuera condenado en Brasil.

Esas frases a la que hizo alusión el abogado es la que supuestamente Alperovich le dijo a la víctima en uno de los diez hechos de abuso sexual por los que llegó a juicio: “mirá como me pones”, graficó. 

“Es llamativo que Alperovich y Darthes utilizaran la misma frase” para con las víctimas, “cuando siquiera no se conocen”, agregó.

Garrido acusó a la denunciante que “no tuvo espontaneidad” en su relato, “falta de consistencia” y hasta “utilizó en su relato libre las mismas palabras que los hechos que había denunciado por escrito que dieron inicio a este proceso, no es normal”.