Durante la segunda toma de posesión del presidente Donald Trump lo más encumbrado de Silicon Valley se mudó a la rotonda del Capitolio de los Estados Unidos. En una primerísima fila Jeff Bezos (Amazon), Mark Zuckerberg (Meta) y Sundar Pichai (Google) bajaban la vista con disimulo hacia sus pantallas.
Algo más postergado, estaban las ubicaciones de Sam Altman (OpenAI) y Shou Zi Chew (TikTok). Sobre el estrado, un exultante Elon Musk (X o la red social anteriormente conocida como Twitter) inauguraba su cargo como jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental con un gesto que solo en Marte –por ahora– no tiene connotaciones fascistas y que acaparó todos los análisis políticos del acto. Una vez más nos desviaron de lo importante.
Los popes de la tecnología
“Uno mira esa foto –reflexiona la economista y docente Delfina Rossi– y ve a los popes de la tecnología. Pero esa imagen no solo te muestra a emprendedores e innovadores; lo que estamos viendo, en realidad, son a las personas más ricas del mundo, estamos hablando de las mayores fortunas, y Trump viene a ser una suerte de garante de esta nueva hegemonía mundial que pone en jaque a los organismos multilaterales (ONU, FMI, Banco Mundial, entre otros) donde son los gobiernos los que priman; estas corporaciones están por encima de los gobiernos y solo los usan para su beneficio. El fin del Estado que plantea Milei va en el mismo sentido”.
A mediados del año pasado, el presidente Javier Milei alzó pulgares frente a la cámara junto a los CEO de Meta Platform, Apple, Open AI y Google. De esta última reunión salió eufórico. “La empresa Google tiene armado un sistema para hacer la Reforma del Estado argentino por Inteligencia Artificial”, declaró a la prensa, aunque quedó debiendo precisiones.
Sí se supo que la jefa de Asuntos Gubernamentales y Políticas Públicas de Google Hispanoamérica, Eleonora Rabinovich, le había aconsejado a Milei juntarse con su par de El Salvador, Nayib Bukele, debido a su experiencia en el tema: en septiembre de 2023 su Asamblea Legislativa aprobó la Ley General para la Modernización Digital del Estado que dejó en manos de Google el manejo de áreas sensibles como la administración, la salud y la educación.
Nuevo momento histórico
Que Argentina no tenga nada que ver con El Salvador es, apenas, un detalle. Milei creó el Ministerio de Desregulación del Estado a cargo de Federico Sturzenegger porque, como también declaró públicamente, lo pone “feliz de la vida” todo lo que apunte a su debilitamiento. El mismo sueño húmedo comparten los multimillonarios tecnológicos.
“Por más que nos disguste–continúa Rossi–, Milei lee muy bien este nuevo momento histórico, por eso cuando va a un país le importa cero reunirse con el gobierno. El último informe de la ONG Oxfam indica que la riqueza de los multimillonarios creció el último año tres veces más rápido que en 2023. Hay una concentración de la riqueza extrema y esto tiene un correlato con una desigualdad brutal. Se habla de un tecnocolonialismo para expresar este nuevo orden mundial. Milei lo entiende así y por eso quiere poner a la Argentina como proveedora de los recursos naturales necesarios para el funcionamiento de este tecnocolonialismo en América Latina que necesita del litio y de las tierras para colocar, por ejemplo, los datacentes. Por eso digo que la discusión que tenemos que dar es sobre soberanía y productividad”.
Señores feudales
Rossi insiste en que las reglas del juego de la producción y acumulación de riqueza han mutado y cita conceptos como “tecnofeudalismo” del economista griego Yanis Varoufakis en donde los nuevos señores feudales en el presente de los algoritmos son las grandes plataformas dueñas de las nubes que almacenan (nuestros) datos.
“Si bien Macri aceleró en su momento con el tema de los unicornios (en referencia a Mercado Libre, Despegar, OLX y Globant) no tenía tan en claro que su gobierno debía sostenerse en esa alianza y por eso siguió apoyándose en el círculo rojo. También era más cuidadoso con las relaciones internacionales. Milei, en cambio, está dispuesto a salirse del Mercosur si Estados Unidos se lo pidiera. Pero lo fundamental es que Milei, a diferencia de Macri, entendió que la alianza es con el capitalismo de plataformas y no con los medios tradicionales”.
¿Y dónde quedan los trabajadores en este nuevo paradigma tecno-feudal? Rossi ensaya una respuesta un tanto sombría: «Los dueños del capital han multiplicado su productividad y el trabajo manual pasa a ser automatizado por lo que empiezan a sobrar trabajadores. La consecuencia es la creación de un proletariado más precarizado, se está volviendo al trabajo a destajo de principios de siglo 20, al tiempo que las herramientas sindicales han quedado desfazadas y todo esto se expresa en una crisis de representatividad. Estamos viendo cómo podemos resistir”.
El griego que planteó una vuelta a la idea feudal
En su nuevo libro, Tecnofeudalismo, el economista y exministro de Finanzas de Grecia en el gobierno de Alexis Tsipras, Yanis Varoufakis, reflexiona sobre el cambio tecnológico que supone el big-data, la Inteligencia Artificial y la vida de algoritmo. También sobre el control (si es que existe) sobre las nubes de datos (cloud capitalism) y la acumulación y distribución de la riqueza que, inevitablemente, están reconvirtiendo la clásica concepción del capital.
Varoufakis plantea una vuelta a la idea feudal, donde uno pocos dueños le cobran una renta a la inmensa mayoría por utilizar sus bienes o servicios. Así los nuevos señores feudales en el mundo de los algoritmos son las grandes plataformas, dueñas de las nubes que almacenan datos: Google, Amazon, Facebook, Apple, X, TIK TOK, entre otros gigantes.